Eran las tres de la madrugada y todo transcurría con aparente normalidad. Decenas de jóvenes disfrutaban con los conciertos organizados por el Ayuntamiento de Berriozar dentro del programa de la semana prefiestas. Pero, de pronto, irrumpieron tres furgonetas de la Policía Foral en el lugar, y pidieron a los asistentes que retirasen una pancarta que pedía el acercamiento de los prisioneros políticos vascos a Euskal Herria.

Los jóvenes obedecieron y la retiraron, pero, al parecer, eso no fue suficiente para los policías, que permanecieron dando vueltas por las inmediaciones hasta que decidieron que era la hora de «actuar». Así, irrumpieron de nuevo en el recinto festivo provistos de todo tipo de material antidisturbio. Según ha podido saber GARA, los policías advirtieron a los allí reunidos que debían «disolver la concentración inmediatamente», a lo que los jóvenes respondieron que aquello no era una concentración, sino la celebración de unos conciertos organizados por el propio Ayuntamiento.

Pero los policías no atendieron a razones y procedieron a cargar contra los asistentes empleando a fondo sus porras y peloteros. «Aquello fue algo desproporcionado. Los forales estaban como locos y comenzaron a pegar a todo el mundo de manera totalmente indiscriminada. Es incompresible a todas luces», comentaba ayer un vecino de Berriozar que fue testigo de lo allí ocurrido, con el miedo todavía metido en el cuerpo.

Al enterarse de lo que estaba ocurriendo, el propio alcalde de Berriozar, Xabier Lasa, de NaBai, acudió al lugar para tratar de dialogar con los policías y hacerles ver que aquello no era una concentración política, sino una actividad festiva programada desde el Consistorio, pero éstos hicieron caso omiso.

«No le hicieron ningún caso al alcalde, e incluso llegaron a zarandearle en varias ocasiones. Ayer, no había quien parase a los forales, estaban fuera de sí», apuntó el testigo.

El balance de heridos da buena cuenta de la violencia con la que se emplearon los agentes de Miguel Sanz; decenas de contusionados y tres personas tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios de la capital navarra.

Detenido «por protestar»

El herido mas grave presenta un coágulo en el cerebro, y, según le han informado los médicos, deberá permanecer al menos una semana ingresado en observación. Se trata de Iker Isiegas, un joven del pueblo que recibió un fuerte golpe en la cabeza durante la carga policial. Los otros dos heridos, uno con una rotura en el codo y otro con diversas contusiones, no precisaron del ingreso hospitalario.

Aún así, los policías no estaban del todo satisfechos y no querían terminar la noche sin haber detenido a alguien. Tuvieron la excusa perfecta cuando un joven que había observado el dantesco espectáculo se asomó por una de las calles adyacentes para protestar por lo ocurrido.

«Los policías, al ver que el joven mostraba su disconformidad con la actitud de los agentes, fueron como locos a por él, y, tras pegarle varios porrazos, se lo llevaron detenido», apuntó a GARA el testigo ocular.

Tras el arresto, los policías abandonaron el lugar dejando un reguero de moratones, golpes y fracturas de hueso.

Previamente, la tarde del sábado, la Guardia Civil había impedido la celebración de una manifestación convocada por vecinos de Berriozar, después de que la Audiencia Nacional española prohibiera la marcha convocada por el portavoz abertzale Fermín Irigoien.