La Convención demócrata intentará cicatrizar heridas tras las primarias
Todo está listo para que arranque hoy en Denver (Colorado) la Convención que entronizará al demócrata y senador negro por Illinois, Barack Obama, como candidato oficial a la Casa Blanca. Durante cuatro días se sucederá esta fiesta-espectáculo, en la que los demócratas intentarán sellar las fisuras que surgieron durante la larga y cerrada pugna de las primarias demócratas entre Obama y la senadora por Nueva York y ex primera dama, Hillary Clinton.
GARA |
Todo estaba listo en Denver (Colorado) para que arranque hoy la Convención en la que los demócratas designarán oficialmenbte como candidato a la Casa Blanca al senador negro por Illinois, Barack Obama.
La elección de Denver, capital de un estado tradicionalmente republicano, ilustra la voluntad de Obama de conquistar estados considerados desde hace mucho como feudos del Great Old Party de George W. Bush.
Alrededor de 50.000 personas, incluidos los más de 4.200 delegados llegados de todo el territorio de la Unión y 15.000 periodistas del mundo entero asistirán durante los próximos cuatro días a la gran fiesta demócrata en el Pepsi Center, un inmenso complejo que acoge habitualmente partidos de baloncesto o hockey sobre hielo.
El jueves, Obama cerrará la Convención con un discurso en el estadio Invesco Field at Mile Hig, la sede del equipo de fútbol americano de los Broncos de Denver, con capacidad para 75.000 espectadores.
Obama aparece empatado o ya con una ligera ventaja en los sondeos respecto a su rival republicano, John McCain. El equipo de campaña de este último calcula ya como «razonable» que al final de la Convención coja una ventaja de 15 puntos.
Coincidiendo con la llegada ayer de los últimos delegados, y sin esperar a la apertura oficial de la Convención, organizaciones como Amnistía Internacional y grupos de izquierda organizaron manifestaciones para protestar contra Guantánamo o para exigir el fin de las agresiones militares occidentales en todo el mundo.
La Policía ha puesto en marcha un impresionante despliegue con la excusa de la seguridad. Los alrededores del Pepsi Center, están particularmente vigilados.
Muchos demócratas esperaban ayer su oportunidad para expresar lo que esperan de la Convención y de la nueva fase de la campaña a las presidenciales tras la elección por parte de Obama de Joe Biden como su candidato a vicepresidente.
Falta de unidad
Uno de los hándicaps de Obama reside en el hecho de que no ha logrado unificar su campo. Un sondeo de Wall Street Journal/NBC aseguraba el jueves que sólo la mitad de los que votaron por Hillary Clinton en las primarias (alrededor de 17 millones de personas) se declaran dispuestos a hacerlo por el candidato negro en noviembre. Más aún, uno de cada cinco seguidores de Clinton asegura que votará a McCain.
La campaña de Clinton ha logrado que el nombre de la senadora por Nueva York sea votado, estado por estado, en la Convención. Este voto, puramente simbólico, tiene como objetivo destacar el carácter histórico de la candidatura de la ex primera dama estadounidense.
Según un recuento de RealClearPolitic -los alrededor de 900 superdelegados tienen libertad de voto- Obama podría contar con alrededor de 2.230 votos, frente a los 2.000 aproximados de su antes rival.
Los seguidores más ardientes de Clinton han escrito cartas a los superdelegados pidiéndoles el voto.
Grupos de izquierda han organizado manifestaciones en Denver contra Guantánamo y contra las agresiones militares que lleva a cabo Occidente en todo el mundo.
Los estados de Colorado, Nevada y Nuevo México, que totalizan 19 grandes electores sobre los 270 necesarios para alcanzar la Casa Blanca, constituyen un objetivo de primer orden para los demócratas. De ahí la elección de Denver.
El gobernador demócrata de Colorado, Bill Ritter, alberga grandes esperanzas. «El oeste ha cambiado y los electores votan por el candidato cuyo mensaje valoran como justo» y se fijan menos en su etiqueta, asegura, para añadir que el mensaje de cambio de Obama ha encontrado eco.
La historia electoral muestra que estos tres estados rara vez han escapado al control republicano. En 2004 Bush logró la mayoría en todos ellos y en la vecina Arizona, feudo del que aspira a sucederle, McCain.
En 40 años, sólo Bill Clinton logró hacer bascular estos estados durante sus victorias de 1992 y 1996.
No obstante, la victoria de Bush hace cuatro años en los tres estados fue por menos de 10 puntos, lo que significa que todo es posible en unas zonas con grandes cambios demográficos. Desde 2000 la población de Nevada ha crecido un 21%. Hay analistas que aseguran que parte del electorado del Far-West está harta del estatu quo actual. Destaca asimismo la importancia de la inmigración en esta parte de EEUU.
«La mano de obra inmigrante es vital en el desarrollo de importantes sectores económicos de la región. Y muchos comprenden que cerrar las fronteras tendría consecuencias graves sobre el precio de los alimentos y de sus aprovisionamientos», asegura la analista Patty Limerick, historiadora de la Universidad de Colorado.