El polvorín del cáucaso
Sarkozy convoca de urgencia a la UE para tratar la crisis georgiana
Coincidiendo con la llegada a Batumi (suroeste de Georgia) de un destructor estadounidense con «ayuda humanitaria», el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció la convocatoria de una cumbre extraordinaria de la UE para analizar la crisis caucásica. Una convocatoria nada habitual y que, a instancias de países como Polonia, podría suponer un empeoramiento de las relaciones entre Bruselas y Moscú, para satisfacción de Washington.
GARA | PARÍS
El presidente en ejercicio de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy, ha decidido, a demanda de varios países miembros, convocar el primero de setiembre en Bruselas una cumbre europea extraordinaria sobre la crisis entre Rusia y Georgia.
«Esta reunión será consagrada a la crisis, concretamente a la posición de la UE en torno a ella y a la ayuda a Georgia y al futuro de las relaciones con Rusia», anunció en un comunicado la oficina de la Presidencia.
Esta convocatoria tiene lugar mientras Occidente, alineado sin matices con Tbilissi, acusa a Moscú de no cumplir sus compromisos en el marco del alto el fuego logrado precisamente por el presidente francés.
París había amenazado al Kremlin con convocar una cumbre extraordinaria en función de la evolución de la situación sobre el terreno.
Polonia lideraba a un grupo de países miembros que insistían en la convocatoria y que son especialmente críticos con la «nueva Rusia».
Sarkozy negoció, en nombre de la UE y al inicio de la crisis armada, un alto el fuego de seis puntos pero suficientemente impreciso sobre el alcance de la retirada rusa.
La agencia France Press informaba ayer de que el Ejército ruso mantenía ayer 14 puestos de control en suelo georgiano, seis de ellos en el perímetro alrededor del estratégico puerto de Poti, en el Mar Negro.
Igualmente, ocuparían ocho posiciones en el centro del país, oficialmente para proteger a la población del enclave de Osetia del Sur, atacado por fuerzas georgianas el pasado 8 de agosto, lo que provocó la exitosa contraofensiva rusa.
La situación se agravó el pasado sábado, cuando tras na conversación telefónica entre Sarkozy y su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, el Kremlin contradijo al Elíseo y a su afirmación de que ambos presidentes habrían coincidido en la «urgencia de la puesta en marcha de un mecanismo internacional bajo la égida de la OSCE (...) para reemplazar a las tropas rusas».
Ayer, el consejero diplomático del presidente ruso, Sergei Prikhodko, reconoció implícitamente la existencia de divergencias entre París y Moscú. «El diálogo, al más alto nivel, tiene un carácter constructivo y sincero, los que no excluye la exposición por cada parte de sus posiciones de principio», señaló, intentando justificar el desmentido.
Sobre el terreno, un navío estadounidense, el destructor USSS Mc Faul, desembarcó en el puerto de Batumi (suroeste) oficialmente para descargar ayuda humanitaria.
El barco fue recibido en una ceremonia en el puerto, con las banderas de Georgia, EEUU, la OTAN y la UE ondeando al viento. Moscú no ocultó su preocupación por esta presencia militar estadounidense.
La UE no ha dicho una palabra sobre este desembarco.
Intereses UE-Rusia
Con EEUU jugando su propio papel en la crisis de Georgia, lo que está claro es que la crisisgeorgiana plantea sombras en las relaciones económicas entre una Europa sedienta de los hidrocarburos rusos y una Rusia que necesita tecnología para diversificar su economía.
De lejos el primer socio económico de Rusia, que representa más de la mitad de sus intercambios, y muy dependiente del gas ruso que asegura un cuarto de su consumo, la UE juega a su vez un papel motor en las inversiones extranjeras en Rusia.
La crisis perturba de nuevo unas difíciiles relaciones bilaterales ya tocadas por las guerras del gas con Ucrania, país de tránsito del oro azul hacia el Occidente europeo, el embargo ruso sobre la carne polaca o la polémica con el grupo petrolero británico TNK-BP.
Analistas auguran que las aguas volverán a su cauce. Rusia tiene el grifo de los hidrocarburos pero la UE podría responder congelando la prevista firma de acuerdos comerciales y de inversiones con Moscú. Lo que parece claro es que un empeoramiento de las relaciones no es del interés de ninguna de las dos partes. Hay que contar, no obstante, con la tercera: EEUU.
El tráfico ferroviario entre el oeste y el este de Georgia quedó parcialmente interrumpido al explotar un tren con productos petroleros en la aldea de Skra, cerca de una base militar ocupada hasta el viernes por Rusia.
La canciller alemana Angela Merkel viajará hoy y mañana a Suecia, Estonia y Lituania, tres países que se caracterizan por su posición antirusa. Además propone ahora una cumbre con Georgia y sus vecinos, pero sin Moscú Los pasos de Merkel sintonizan con la política neoconservadora de Washington y Berlín vuelve al redil proestadounidense. Sólo el ex canciller Gerhard Schröder ha sacado la cara a Moscú.
No es ningún secreto que la canciller alemana y presidenta de la Unión crisitano-demócrata (CDU) Angela Merkel, y el presidente de EEUU, George W. Bush, se entienden. Lo que sorprende ahora es la celeridad con la que la líder alemana se está alineando con la política exterior neoconservadora USA.
La conservadora CDU de Merkel ha sido una formación que siempre ha colaborado con EEUU pero sus líderes también han sabido anteponer sus intereses nacionales y europeos a los de Washington. Helmut Kohl, mentor de Merkel, era un experto en mantener buenas relaciones con EEUU y a la vez con la República francesa. La alianza con París le permitía equilibrar la dependencia militar de Washington e influir hasta cierto punto en la política de la Casa Blanca en el Viejo Continente.
La política de Kohl y hasta cierto punto la de su sucesor en el cargo de canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), abrían la posibilidad de convertir a la UE en un actor clave en un mundo multipolar. Este proyecto fracasó con la debacle de la Constitución Europea en el referendo francés y la caída de Schröder en 2005. Con la victoria de Merkel en Alemania y la de Nicolas Sarkozy en el Estado francés han tomado las riendas en los dos estados más poderosos de la UE dos políticos muy afines a la Casa Blanca. Desde el estallido de la crisis del Caucaso ambos pugnan por mostrar su adhesión a EEUU.
Merkel, que ya está preparando la campaña electoral en casa, ha propuesto a Sarkozy una cumbre con Georgia y sus vecinos. El semanario «Der Spiegel» ha subrayado que Rusia no será invitada. El portavoz del Gobierno, Thomas Steg, ha pasado la patata caliente a Sarkozy: «La decisión sobre el cuándo, cómo y quién compete exclusivamente a la presidencia de la UE».
Respecto a su gira por Suecia, Estonia y Lituania, Berlín mantiene históricamente buenas relaciones con estos países, intensificadas bajo el nazismo.
Hasta ahora el único que ha levantado la voz responsabilizando de la crisis a Georgia y criticando la demonización de Rusia ha sido Schröder. Todos se le han echado encima, recordando que trabaja a sueldo para Gazprom.
Su correligionario y ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, ha optado por integrarse en la falange antirusa, lo que da una idea de la crisis que atraviesa el SPD.
El antiguo estratega de las Fuerzas Armadas alemanas, Ulrich Weisser, ha criticado la política de la OTAN y especialmente de EEUU con Rusia, al haber logrado la congelación de las reuniones del Consejo bilateral, una instancia creada justamente como un foro entre Bruselas y Moscú en tiempos de crisis.
El artífice de la Ostpolitik del canciller Willy Brandt, Egon Bahr, augura un periódo de «graves tensiones en Europa». nacional como internacional.
Mientras tanto el ex estratega jefe de las Fuerzas Armadas alemanas, Ulrich Weisser, ha criticado duramente la política de la OTAN cara a Rusia: «Han sido los agitadores, ante todo los EEUU, los que han logrado el cese de las reuniones del Consejo de la OTAN con Rusia". Recuerda que ese gremio fue creado justamente para que en tiempos de crisis Bruselas y Moscú tuviesen un foro dónde hablar.
El artificie de la Ostpolitik del canciller Willy Brandt, Egon Bahr, alertó el pasado sábado que »Alemania y Europa van a afrontar un periodo de tensiones desagradables».
Ingo NIEBEL
El presidente ucranio, Viktor Yushenko, aprovechó el aniversario de la independencia de Ucrania para pedir la entrada urgente en la OTAN y para mostrar el potencial militar de este país vecino de Rusia.
«Sólo la entrada en el sistema de seguridad euroatlántico puede proteger la vida y el bienestar de nuestras familias, de nuestros hijos y nietos», aseguró en el transcurso de un desfile militar conmemorativo.
Recientes encuestas aseguran que la mitad de los ucranios se sentirían amenazados por Moscú. Prácticamente la misma proporción que vota pro-occidental en las elecciones. No obstante, este desfile militar ha sido criticado desde este mismo campo. La primera ministra, Julia Timoshenko, lo tildó de despilfarro tras las recientes inundiaciones y de provocación innecesaria a Rusia cuando aún siguen los ecos de la crisis.
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