Catorce días, los que distan entre una muestra de confianza explícita en la justicia española y la confesión de que nada cabe esperar del tribunal ante el que ofrecieron un posado veraniego los socios del tripartito y Aralar.

Seis días, los que separan la presencia de la ausencia. Un tiempo que ni los que hacen profesión de fe en la España eterna desearían para uno de sus hijos. Simplemente porque en cuanto se rasca el discurso de conveniencia, bajo la piel aflora el sudor frío que a cualquiera provoca el saber que durante seis largos días se puede no existir como ciudadano, para ser sólo una persona detenida a la que se pueden arrancar por la fuerza los derechos más elementales.

Catorce días, tras meses de misa diaria y rezo fervoroso. Habrá consulta, porque nadie puede impedir que hable la ciudadanía. Una pirueta discursiva que se torna en auténtico sarcasmo, porque, efectivamente, es muy difícil impedir que un ciudadano hable bajo el régimen de la incomunicación. Ya nos avisa Rubalcaba, en unos días nos dará más detalles sobre la operación policial en Nafarroa. Seguro que los más sórdidos, los que aluden a detenciones ocultas, hospitalizaciones de arrestados y denuncias de torturas nos los ahorrará.

Catorce días y una revelación. La consulta que la mayoría de los ciudadanos concernidos por el proyecto del «tripartito plus» ya sabían que no tendría lugar, por supuesto, no va a celebrarse. Y otra certeza: la iniciativa que impulsa Lakua, por ser parte de una entidad estatal, tampoco tiene claro recorrido... más allá de apurar la opción individual en la nueva entrega de una larga campaña publicitaria de despiste.

Después de tanto defender que la consulta cabe en la ley española, de transitar por la senda de los obedientes, cuando el calendario electoral aprieta, entonces... aparece Estrasburgo. Y se propone a algunos vascos objetar una violación de derechos que es un triste cotidiano para todo un país.

Por aludir a los hechos más recientes, es obligado denunciar que en este rincón de Europa se pueden practicar arrestos secretos sin que ello altere el guión de la rentrée política.