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Temporada de huracanes

Hanna releva a Gustav y deja al menos diez muertos tras devastar otra vez Haití

Ocho días después del paso del huracán Gustav y dos semanas más tarde del de la tormenta Fay, Haití fue de nuevo azotada ayer por el ciclón Hanna, que provocó graves inundaciones que se cobraron la vida de al menos diez personas.

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GARA | PUERTO PRÍNCIPE

Sin tiempo de recuperarse del paso de Gustav, Haití fue azotada ayer de nuevo por un huracán, en este caso de categoría uno, que causó por lo menos diez muertos. Sin embargo, la situación era extremadamente grave en el norte del país como consecuencia de las graves inundaciones causadas por las lluvias torrenciales que, en algunos puntos, elevaron el nivel de las aguas hasta los tres metros de altura.

La ciudad costera de Gonaives, de 300.000 habitantes y ubicada a 152 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, se despertó ayer bajo las aguas tras las lluvias torrenciales caídas sobre esta localidad tras el paso del huracán Hanna, lo que hizo temer a sus habitantes una repetición de la tormenta tropical Jeanne que en 2004 dejó una estela de 3.000 personas muertas y desaparecidas y 300.000 damnificados.

Como entonces, los habitantes de Gonaives optaron por ponerse a salvo en los tejados y azoteas de las casas, mientra la lluvia no cesaba. Todas las actividades quedaron totalmente paralizadas y las gasolineras fueron cerradas, lo que dificultaba las labores de rescate.

«Vi una decena de cuerpos flotando en las calles inundadas», declaró el comisario de la Policía Ernst Dorfuille, quien añadió que todos los barrios estaban inundados y que era imposible circular.

La situación fue calificada de «estado de extrema urgencia» por parte del alcalde de Gonaives, Stephen Moise.

Periodistas de medios locales indicaron que había muchas víctimas aunque era imposible realizar un balance mientras que los afectados instaban a «hacer algo rápidamente, porque no sabemos cuánto tiempo seguiremos vivos». «Si tenemos que pasar una noche más en estas condiciones, no habrá muchos supervivientes», aseguró el sacerdote Germain Michelet a France Presse. El principal hospital de la ciudad estaba inundado y su situación, según sus responsables, era «crítica».

Ocho días antes, el huracán Gustav dejó 77 muertos, y dos semanas antes, la tormenta Fay, otros 44. Hanna era un huracán de categoría uno cuando tocó Haití, un país donde el 70% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y se degradó a tormenta tropical durante el día de ayer. Los expertos anunciaron que en las próximas horas, de camino a Bahamas y Florida, es posible que vuelva a convertirse en huracán. Mientras, Haití permanecía en estado de alerta, ya que también el sur del país se había vuelto a inundar, en igual situación estaban varias provincias de República Dominicana y el este de Cuba.

En esta última isla, la televisión anunció ayer el hallazgo y rescate al sur de la Ciénaga de Zapata (Matanzas) de los cinco pescadores que permanecían desaparecidos desde el día 28. Por su parte, los habitantes de la provincia de Pinar del Río, devastada el fin de semana por el huracán Gustav y sus vientos de hasta 350 kilómetros por hora, comenzaron la reconstrucción de sus casas tras la llegada de los primeros cargamentos de ayuda.

Por lo que respecta el paso de Gustav por Louisiana, la ciudad de Nueva Orleans y el sur del Estado seguían ayer en estado de emergencia por el impacto del huracán, aunque con alivio al comprobar que los daños fueron menores que los que se temían tras la alarma creada por el recuerdo del Katrina. A los 96 muertos que había causado en el Caribe -la mayoría en Haití- hubo que sumar los ocho registrados en tierras estadounidenses, cuatro de ellos enfermos graves fallecidos al ser trasladados y el resto muertos en accidente de tráfico y golpeados por árboles.

Los diques de Nueva Orleans aguantaron el embate de los vientos huracanados y las marejadas, pero un millón y medio de personas continuaba ayer sin electricidad y ésta, junto a la falta de suministro de combustible y los problemas en el sistema de alcantarillado, era la principal preocupación de las autoridades, que insistieron en que el peligro no había pasado.

Los dos millones de evacuados, cuyo regreso se hará de forma escalonada, seguían ayer en hoteles, albergues, iglesias y casas de conocidos resguardados de la lluvia y los vendavales.

Según las compañías de seguros, los daños causados por Gustav, que se redujo de tormenta a depresión tropical al dirigirse hacia Texas, pueden elevarse a 7.000 millones de euros.

Mientras, la tormenta tropical Ike viaja por el Atlántico y podría convertirse en huracán antes de llegar en los próximos días al Caribe.

La esperada intervención de Bush

El paso del huracán Gustav por territorio estadounidense aguó la fiesta al Partido Republicano, que no pudo arrancar el lunes su convención como le hubiera gustado, aunque ayer retomó su agenda. El presidente, George W. Bush, suspendió su visita a St Paul (Minessota) para viajar a Texas y coordinar las operaciones de ayuda, pero ayer tenía previsto intervenir por videoconferencia desde la Casa Blanca.

Los republicanos confiaban en que Bush lograra desviar la atención sobre la gobernadora de Alaska y candidata a la Vicepresidencia, Sarah Palin, quien la víspera centró, junto a Gustav, toda la atención después de que trascendiera que su hija de 17 años está embarazada, que su marido fue detenido hace años por conducir ebrio y que ella fue miembro del partido independentista de Alaska. Además, Palin está siendo investigada por un supuesto delito de tráfico de influencias. Una serie de revelaciones que pueden tener consecuencias electorales potencialmente devastadoras, según los analistas.

283 personas sido arrestadas en las protestas contra la convención. GARA

Riesgo de epidemias para los supervivientes de India y Nepal

Los cientos de miles de supervivientes hacinados en campamentos en India y Nepal se encuentran amenazados por graves epidemias, sobre todo de cólera, después de haber sobrevivido a las inundaciones más graves de los últimos cincuenta años en la zona, que ya han causado al menos un centenar de muertos.

La situación en el este de India «es la mayor catástrofe nacional de la reciente historia», según el general H.S. Panang. En el Estado de Bihar diariamente son evacuadas en torno a 25.000 personas y han sido rescatadas más de un millón. 200.000 personas han sido trasladadas a campamentos, pero 400.000 permanecen atrapadas por las inundaciones, sin agua potable ni alimentos, según el Gobierno federal. La OMS calcula que tres millones de indios se han visto afectados.

Las lluvias torrenciales monzónicas que cayeron sobre el Bihar, en la frontera con Nepal, desbordaron el 18 de agosto el río Kosi, conocido como «río de la tristeza» por las frecuentes inundaciones que causa y cuyas aguas invadieron un antiguo cauce seco desde hace siglos. En este nuevo delta, de 1,6 kilómetros de ancho, quedaron sumergidos cientos de poblados y millones de personas quedaron aisladas cerca de Madhepura, que quedó bajo un metro de agua pero aún es accesible para quienes huyen de sus pueblos arrasadas, y Saharsa, a 150 kilómetros de la capital, Patna.

En las dos últimas semanas han muerto al menos cien personas, las quince últimas el lunes por la noche al ser arrastrados por la corriente tras naufragar la embarcación de salvamento en la que viajaban.

Ahora el principal reto en los superpoblados campamentos de India como del sur de Nepal, donde el Kosi se desbordó el 18 de agosto afectando a 60.000 personas, es evitar las infecciones como consecuencia del estancamiento y la contaminación del agua por las lluvias y por los cadáveres y los residuos. En los campamentos de Nepal han muerto ya seis personas a causa de distintas enfermedades. Un portavoz de Cruz Roja señaló que los refugiados tienen fiebre, pulmonía y diarrea.

Las autoridades indias aseguran que el nivel de las aguas no bajará antes de un mes y que nadie sabe cuando el Kosi reanudará su curso normal.

Desde junio, el monzón ha matado a 800 personas en India. GARA

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