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Patxi Zamora Vecino de Zizur Nagusia

«Echarse al monte»

Ante la exigencia de los ediles de ANV de poder ejercer su derecho a defender sus ideas, uno de los dirigentes de Nabai ha afirmado que la izquierda abertzale les pide que «nos echemos al monte». Por lo visto en Zizur Nagusia, último episodio de esta penosa situación, no se subirían ni al bordillo de la acera

Desde un punto de vista abertzale y progresista, ¿qué ha logrado Nafarroa Bai? ¿Ha servido para dar un mínimo empuje a las posiciones euskaltzales en territorio navarro? Su actitud hacia el proceso de paz, como si no existiera, cuando no poniendo palos en la rueda, la ambigüedad respecto a temas capitales como el Tren de Alta Velocidad, la constitución europea o su comportamiento ante la Ley del Euskara chocan frontalmente con las esperanzas de muchos de sus votantes. ¿Les hubiera gustado a esos votantes de NaBai un txupinazo sanferminero diferente al de Barcina? ¿Dónde guardaron la ikurriña sus nada menos que ocho concejales?

Consiguieron votos y escaños suficientes para demostrarse como fuerza opositora con influencia, pero no se han visto los resultados. Entre otras cosas porque su afán de poder institucional les ha llevado a vender la piel del oso antes de cazarlo y, fundamentalmente, por el desprecio y ninguneo hacia la izquierda abertzale, incluidos en su pacto con el PSN. De ahí su nulo recorrido en políticas progresistas y el alejamiento personal y político de ANV, que ha quedado patente en la aplicación de la Ley de Partidos aprobada por el gobierno del PSOE. Frente a ella Nabai declaró que se comprometía a «defender el derecho de todas las formaciones políticas a desarrollar su trabajo en igualdad de condiciones y a poner los medios a su alcance para garantizar dicha labor». Una vez emitido el auto de Garzón, y ante la exigencia de los ediles de ANV de poder ejercer su derecho a defender sus ideas, uno de los dirigentes de Nabai ha afirmado que la izquierda abertzale les pide que «nos echemos al monte». Por lo visto en Zizur Nagusia, último episodio de esta penosa situación, no se subirían ni al bordillo de la acera. En esta localidad gobernada por Nabai, cuarta en número de habitantes de Nafarroa, la coalición ha sufrido en sus propias filas dimisiones y expulsiones y ha perdido el apoyo incondicional, que no el condicionado, de PSN e IU para gobernar el municipio. En ningún momento se ha acercado ni ha querido colaborar con ANV a pesar de las continuas invitaciones de este partido. En los plenos, el comportamiento del alcalde, Pedro Huarte, ha llegado a ser patético ante las embestidas de UPN, cuya gestión ha calcado en cuanto a presupuestos y diversas actuaciones.

Hace unos meses los ediles de todos los grupos políticos de Zizur Nagusia se reunieron con los responsables jurídicos de la Federación Navarra de Municipios y Concejos, quienes les aseguraron que la ley protege los derechos de los concejales electos y que la actuación de Garzón sólo se refiere a las actividades políticas de ámbito supralocal. Sin embargo, el alcalde decidió pedir a Baltasar Garzón el procedimiento a seguir contra ANV y, recibido el fax de la Audiencia Nacional, ha ido más allá que el propio juez en sus pretensiones ejecutorias. Los colaboradores de la edil abertzale han sido expulsados de las comisiones, la propia concejala necesita ser invitada para asistir y no tiene información sobre lo que se tratará en las mismas. Según el alcalde, la representante abertzale no puede ni presentar mociones a título personal, lo que no ocurre ni en la Iruñea de Yolanda Barcina. Tampoco el juez Garzón pretende usurpar esos derechos, pues en su respuesta al consistorio zizurtarra afirma: «cualquier participación del referido concejal, en cualquier comisión, presentación de mociones, etc... tendrá que ser hecha a título personal...».

El alcalde de Nabai no se ha puesto en contacto con ANV para solidarizarse o debatir cómo solventar estas trabas antidemocráticas. A pesar de todo, si le quedara un ápice de dignidad, tendría en sus manos la potestad de que la IA pudiera trabajar como hasta ahora, en condiciones de igualdad. No es verdad que «no quita ni pone», como ha afirmado, ya que con un decreto de alcaldía situando a ANV en el grupo mixto -como recoge Garzón en la respuesta al ayuntamiento de Zizur: «de existir grupo mixto, el concejal de ANV deberá integrarse a título personal en el mismo»- o acogiéndose al dictamen de la Federación de Municipios y Concejos no necesitaría «echarse al monte», y Maite Valencia podría seguir representando a quienes votaron por esta opción política. En otros pueblos ediles de Nabai se han manifestado contra la Ley de Partidos y están actuando en consonancia con la voluntad de sus votantes. Podría ser el principio de una colaboración que una y no separe a los ciudadanos de izquierdas y abertzales.

La Ley de Partidos, la represión en las calles, el manifiesto por la lengua española o los cambios en el callejero impulsados por quienes mantienen referencias a los «caídos por la patria» deben hacernos reflexionar, a todos, para ver dónde está el verdadero enemigo de este pueblo y quién impide a su ciudadanía tomar sus propias decisiones. El ejemplo de unidad dado en Iparralde por todas las fuerzas euskaltzales, a excepción del PNV, y asumir que los pactos de gobierno de una fuerza autodenominada abertzale con el PSN no pueden pasar por el boicot a la izquierda abertzale son las claves para frenar la ofensiva de los unionistas y devolver la palabra a Euskal Herria.

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