El presidente ruso, Dmitri Medvedev, acusó ayer a la OTAN de haber provocado el conflicto en el Cáucaso. «¿Qué ha resuelto la OTAN? ¿Qué ha garantizado? No hizo otra cosa sino provocar el conflicto», afirmó en una reunión en el Kremlin con representantes de organizaciones no gubernamentales de Rusia.

Consideró también que el sistema de seguridad internacional «está obsoleto». «A día de hoy es completamente evidente, incluso para aquellos que no lo dicen en voz alta, que el actual sistema está roto y que, lamentablemente, ha demostrado su total inoperancia», insistió.

En su opinión, el conflicto entre Georgia y los enclaves de Abjasia y Osetia del Sur da mayor relevancia a la firma de «un gran tratado europeo» en materia de seguridad.

«Eso lo entienden incluso aquellos que en los pasillos, en conversaciones personales conmigo, decían que no hay que hacerlo, que la OTAN se ocuparía de todo», incidió.

Para Medvedev, la humanidad tiene dos opciones, una de ellas, «actuar sin reglas y partir de la base de que existe cierto número de estados que tienen el mayor potencial militar. ¿Y ellos van a dictar las reglas de la vida? Es un mal guión».

La segunda opción, agregó, es «intentar crear una base nueva y moderna para la cooperación internacional».

En cuanto al reciente conflicto bélico, expresó su confianza en «la cordura del pueblo georgiano, que no es culpable de la agresión y genocidio contra Osetia del Sur, sino el régimen criminal e irresponsable que desató esa guerra». «Estas diferencias debemos marcarlas no sólo en las relaciones interestatales, sino también a nivel humano», remarcó e insistió en que, pese al enfrentamiento bélico, hará «lo posible por restablecer las relaciones» con Georgia.

Recordó que durante siglos entre ambos pueblos han existido lazos de hermandad. «Más de un millón de georgianos viven en Rusia y la consideran su patria. Y valoramos que ellos tuvieron una actitud comprensiva hacia las acciones que se vio obligada a emprender la Federación de Rusia», destacó.

Sin abandonar ese tono conciliador, subrayó que «no tiene sentido volver al pasado» y que las tensiones con Occidente no significan que Rusia quiera aislarse detrás de un nuevo «Telón de Acero». «Nos intentan empujar a una senda de desarrollo que no se basa en la cooperación con otros países, sino en el desarrollo autónomo tras gruesos muros y un `Telón de Acero'. Ese no es nuestro camino», dijo.

En respuesta a las declaraciones de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, que acusó a Moscú de mantener «un comportamiento cada vez más autoritario en casa y en el exterior», Medvedev dejó claro que «las presiones externas no cambiarán la estrategia de construir un estado libre, progresista y democrático». Rechazó de plano las «lecciones» procedentes de Washington.