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Crónica | Día del cine vasco

Estrenos, emociones, entrega de premios y cine, sobre todo, mucho cine

El cine vasco volvió a ligar con Zinemaldia y juntos pasaron una larga jornada, donde no faltaron las emociones, los estrenos, y galardones para Mariví Bilbao y para los autores de «Ama Lur».

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Ariane KAMIO

Con la llegada del otoño siempre viene Zinemaldia, y de la mano, el Dia del Cine Vasco, que poco a poco intenta hacerse un hueco en la primera plana del séptimo arte. A pesar de que el abanico de películas y cortometrajes fuese muy amplio, parece que aún le falta un pequeño empujoncito para terminar de abrirse al público del certamen.

Alegato a la humanidad

Uno de los estrenos más esperados de la jornada fue el del nuevo trabajo de Gorka Merchán, «La casa de mi padre», una historia que el mismo realizador define como «un alegato a la no violencia y a la humanidad en todo su espectro». El título está directamente enlazado con el poema de Gabriel Aresti que «tiene ciertas intenciones, y es muy dura, muy entendible». Merchán extiende su propia alfombra sobre el conflicto vasco, una situación donde exsiten «pocas ganas de ceder por todas las partes» y cuya «sociedad, sin excepciones, está pagando siempre las facturas que desde hace tiempo llevan siendo demasiado altas». En ese sentido, aseguró que «ya es hora de abrir las puertas de esa casa» y seguir el camino de «la convivencia absoluta entre todos».

En manos de veteranos

Este año, tres veteranos del cine vasco han sido galardonados con los premios Amalur e Ibaia. La explosiva Mariví Bilbao recibió el primero de ellos «con una gran alegría» sobre todo porque, según declaró a este diario, «me lo han dado ahora, porque si llegan a esperar un poco más me lo darían post mortum y eso no me mola nada». La galardonada, sguiendo su línea humorísticamente descarada, aseguró que le encantaría encarnar el papel «de una de esas adivinas de la tele que tienen más cara que espalda» bajo un personaje «con un escape de humor fuerte». Aunque de pequeña quería ser «misionera» y, posteriormente, «peluquera», terminó en el mundo de la interpretación, un oficio que requiere «mucha dedicación y paciencia.

Nestor Basterretxea y Fernando Larruquert recibieron el premio Ibaia por su película «Ama Lur». El último de ellos pidió durante la gala a los realizadores vascos que «soñéis en incrementar la sensibilidad y la cultura el pueblo al que pertenecéis» e hizo una mención especial a GARA y EKHE por, «sin apoyos institucionales, revitalizar una película que agonizaba en su negativo original». Concluyó pidiendo un aplauso para «quienes han recuperado un pequeño patrimonio de nuestra cultura».

 

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