Crisis financiera
La economía se apodera de la campaña
Análisis | Txente REKONDO Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)
En plena cuenta atrás para las presidenciales y los debates televisivos entre Obama y McCain, los acontecimientos de los últimos días han alterado el guión. La crisis financiera ha puesto patas arriba toda la campaña electoral, y de momento parece ser el candidato demócrata el más beneficiado de todo ello.
Tras la finalización de las convenciones, el candidato republicano había logrado recortar la ventaja de Obama e incluso parecía haber asegurado en cierta medida su posición en algunos estados claves como Ohio y Florida. En ese momento, ha aparecido en escena la crisis, lo que ha llevado a algunos comentaristas conservadores a manifestar con cierta ironía que «tal vez han sido los demócratas los que la han creado para derrotar a su adversario y cortar de raíz su recuperación».
Cuando todavía quedan algo más de cinco semanas para la cita electoral, mucho tiempo para que las tendencias de voto se maticen todavía más, puede ser el momento para abordar algunos temas que han planeado durante todos estos meses.
Es evidente que una de las claves de la campaña de Obama ha sido la de movilizar el voto de la gente más joven, que con su participación ha posibilitado su proclamación. No obstante, como señalan algunos medios de comunicación, ese factor no se ha visto representado en la convención del partido, capitalizada por los pesos pesados de siempre. Por ello, uno de los retos que tiene ante sí Obama es conseguir que la participación del voto más joven se mantenga el día de las elecciones, ya que puede ser clave.
El final del neoconservadurismo está próximo. Y una derrota del candidato republicano sería su certificación. La alianza en torno a política exterior, religión, cultura y economía que se ha labrado desde la época de Reegan se ha materializado en muchos frentes en los años de Gobierno de Bush. En estos momentos, las tensiones y diferencias internas son importantes, como se ha visto en la campaña para la nominación del candidato del Partido Republicano, y esa crisis puede agudizarse si McCain pierde las elecciones. Las dudas que generaba su candidatura han sido zanjadas por la elección de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia. De todas maneras, tal vez sea demasiado prematuro hablar del final de la era neoconservadora, habida cuenta de los importantes sectores que todavía están en sus manos.
Tanto Obama como McCain son conscientes de la necesidad de expandir sus bases y de atraer a las de su rival. De ahí los esfuerzos de ambos por hacerse con estados donde hace cuatro años triunfó el partido rival. Los discursos de ambos candidatos en ocasiones se dirigen más hacia el electorado contrario que al propio, conscientes tal vez de que ahí radique una de las claves de la victoria.
El Partido Republicano ya sabe lo que es ganarse a parte de las bases demócratas, como cuando en la década de los sesenta se hizo con los llamados demócratas conservadores del sur, que no veían con buenos ojos los logros que en materia de derechos civiles lograron los afroamericanos, y optaron por pasarse al bando republicano.
Por su parte, Obama sabe que muchos de los apoyos republicanos podrían pasar a al bando demócrata si es capaz de realizar un giro en su discurso inicial, algo que algunos analistas han venido observando en las últimas semanas.
La gran prensa se ha decantado por el candidato demócrata desde hace tiempo. El tratamiento hacia uno u otro candidato ha sido muy diferente entre los medios «más importantes» del país.
Así, «The New York Times» aireó un supuesto adulterio de McCain, aunque no lo logró probar, mientras que no concedía el mismo espacio en sus páginas al adulterio probado del candidato demócrata para la nominación John Edwards.
Algunos medios también han buscado «puntos negros» en torno a la figura de Sarah Palin, sobre todo desde que se hizo pública su nominación y en vista del éxito que ha supuesto para su partido.
Otro aspecto que ha marcado la campaña electoral es la importancia de Internet y, principalmente, la de los blogs de algunos periodistas, que han llegado a anticiparse al propio medio para el que trabajan.
Hasta que no irrumpió la llamada crisis financiera, la tónica general apuntaba a que si se trataba de temas de seguridad nacional, sociales o de valores, el candidato republicano, John McCain salía reforzado. Sin embargo, si el tema central giraba en torno a la economía, era el momento de Obama, y en estos momentos ésa parece ser la principal línea argumental.
Todavía restan los debates y las maniobras más o menos «limpias» de cada sector, por no hablar de acontecimientos inesperados tanto a nivel local como internacional, que en un momento dado pueden condicionar la agenda de los candidatos.
Lo que sí es cierto es que mientras algunos permanecen enfrascados en su pelea electoral bajo la inmersa carpa circense, miles de norteamericanos están más preocupados por su vivienda, sus hipotecas, su puesto de trabajo, el precio de los alimentos y de la gasolina, verdadera espina dorsal de su quehacer diario.
El candidato republicano, John McCain, accedió finalmente a participar en el debate previsto en la noche de ayer (madrugada en Euskal Herria) con su rival demócrata, Barack Obama.
«El senador viajará al debate», anunció su equipo de campaña, que justificó su cambio de parecer por su «optimismo» en un pronto acuerdo bipartidista sobre el plan de rescate del sector financiero. Obama se opuso desde un primer momento a la propuesta e insistió en que viajaría a Oxford, Mississippi, para participar en el primer y crucial debate cara a cara. Los más próximos a McCain reconocen que su amenaza de no asistir fue un error, que podría haberle costado la elección.