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Sanciones, multas y descalificaciones para deportistas o propietarios que dopan a sus animales

El dopaje es casi tan antiguo como la actividad deportiva. La afirmación vale también para los animales, algunos presentes en el mundo del deporte. En el de la hípica, la actuación del caballo supone un porcentaje fundamental en el resultado del jinete. Así que pasan controles.

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Miren SÁENZ

Recientemente, la Federación Equestre Internacional (FEI) dictaba sentencia y suspendía por un período de tres meses al irlandés Denis Lynch. También le imponía una multa de 2.460 euros tras el positivo de su caballo Lantinus por el analgésico «capsaicin» en los últimos Juegos Olímpicos. El suyo fue uno de los cinco casos que se produjeron en agosto, durante el concurso de salto de obstáculos. Aunque la FEI todavía no los ha revisado todos, como el del noruego Tony Andre Hansen y su caballo Camiro, en el que está en juego el bronce, sí ha tomado decisiones sobre otros implicados como Rodrigo Pessoa, quinto en la sede de Hong Kong. Llueve sobre mojado. El brasileño fue el campeón en Atenas'2004 tras la descalificación entonces del irlandés Cian O'Connor, privado del oro por el positivo de Waterford Crystal.

A Pessoa le han suspendido cuatro meses y medio: «Es injusto. Estoy muy sorprendido. La FEI ha querido dar ejemplo aprovechando mi fama. Me ha utilizado como cabeza de turco», dijo después de conocerse la sanción. Como otros jinetes, insiste en que su caballo Rufus tuvo que ser contaminado por fuentes externas, aunque en ocasiones haya criticado que la lista de productos tolerados para animales es bastante más estricta que la de atletas. «Cuando se ve los esfuerzos a los que son sometidos los caballos se les debería poder dar cosas contra la fatiga. Pero no está permitido y hay que curarles con agua y con hierbas».

El doping en animales de deporte y espectáculo tiene una historia larga, entre los rumores y la mitología. Un trabajo elaborado por veterinarios españoles menciona algunos detalles: «Diómedes, hijo de Aries y Cierne, alimentaba a sus caballos con carne humana para hacerlos salvajes e invencibles. Medea usaba opiáceos y estupefacientes con el dragón que guardaba el "Toisón de oro". En el libro de los Macabeos hay referencias del uso de jugos (uvas y moras) como bebedizos para los elefantes con el fin de excitarlos antes de entrar en batalla. Phylostratos cuenta que, tres siglos antes de Jesucristo, los participantes en las olimpiadas empleaban pócimas para mejorar su capacidad atlética. En la antigua Roma, una solución acuosa de miel era dada a los caballos que competían para mejorar el rendimiento. Presumiblemente el compuesto activo era el alcohol etílico. En el siglo XVIII, en Inglaterra, también a los caballos que competían se les daba bebidas alcohólicas». Como en las personas, las sustancias hoy en día son más sofisticadas. Se impone la química.

Idi-probak

En Euskal Herria, algunas especialidades de herri kirolak no existirían sin la utilización de bueyes, caballos y burros destinados al arrastre de piedra. Con nula presencia en el norte del país y Nafarroa, escasa en Araba, la actividad se limita a Gipuzkoa y especialmente Bizkaia. Conocedores del deporte rural insisten en que los controles antidopaje son norma habitual en el abanico de disciplinas. «Los controles se practican desde hace años y ahora son muy drásticos. En el caso de las idi probak, el pesaje de los bueyes es por la mañana y desde ese momento están bajo control del veterinario. Esto normalmente es todo el día, puesto que se les pesa a las diez de la mañana y muchas pruebas no comienzan antes de las diez de la noche. Si se detecta algo raro, si ven que un buey cojea o se pone nervioso se le retira y no sale al probadero», aseguran. Se refieren a los ejemplares de peso limitado (1.100 kilos), los que frecuentan el circuito anual. El buey que da positivo es sancionado, una suspensión de actividad que afecta también el propietario, que no puede participar en las pruebas durante el tiempo de castigo.

Los controles son obligatorios en cada competición y también la implantación del chip a unos animales con régimen de deportistas de élite. Una pareja puede llegar a costar 24.000 euros. Luego hay más gastos. Se necesita personal para entrenarles, lavarles y secarles a diario. Se controla su alimentación y se les practican analíticas y demás pruebas médicas. Defienden los aficionados que sin idi-probak sus protagonistas esta- rían en vías de extinción. Suena taurino.

 

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