Raimundo Fitero
Duplicado
Me encantaría conocer las motivaciones reales por las que a todas las cadenas de televisión les da por poner en lugar relevante algunas noticias. Por ejemplo, el juicio a unos jóvenes que en una salvajada de borrachera violenta inflamaron a una mujer que dormía en un cajero automático. Puedo entender algunas de las preguntas que se hace la ciudadanía, pero convertida en testimonios de una sala de justicia, la cuestión se transforma en otra forma de violencia mediática. Sin entrar a juzgar, esos jóvenes merecen un castigo, pero no una pena previa al aparecer en los reportajes de manera tan reiterada. Las imágenes de los hechos se han utilizado de manera excesiva lo que viene a ser, de entrada, una condena.
Podríamos poner algunos otros ejemplos de asuntos de la justicia, lo que nos provoca sensaciones no fácilmente controlables sobre la verdadera situación de uno de los pilares donde descansa la democracia representativa. La Justicia y la justicia, parecen duplicados conceptuales, cuando debería diferenciarse, y siendo, como debe ser siempre pública, la utilización desmedida de las imágenes de personas que están siendo juzgadas, puede considerarse un prejuicio irreparable, y un abuso. Sea un reo cuyo delito consideremos deleznable o sea por un delito menor.
Obviamente, si uno de los géneros más concurridos son los de las batallas jurisprudenciales entre fiscales y jueces, si las huelgas funcionariales se cargan de prejuicios políticos previos, si el espectáculo justiciero está de moda, se entiende que detrás vengan todas estas actitudes poco prudentes y que demuestran una absoluta falta de respeto por los valores básicos del ejercicio de la justicia. Y del periodismo.
Estos asuntos no son tratados de manera clara ni abierta en las series policiales o de abogados, o asimilados. En ocasiones se rozan asuntos de corrupción, tramas personalizadas con asuntos sexuales turbios, pero lo que se dice corrupción por intereses partidistas, o por ansias de poder, ni por asomo. Esto sería el realismo necesario. Bueno, de estas cosas no se habla ni en las tertulias. Y motivos tienen hasta para hacer monográficos.