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Ambientes entre lo sombrío y la esperanza con Benito Lertxundi

Pocos, por no preguntar quién, continúan las formas musicales de músicos como Benito Lertxundi, Antton Valverde, Mikel Laboa, Xabier Lete... Una generación que enviuda y que deja tras de sí un legado que escasamente mantiene en pie Lertxundi. La publicación de «Itsas ulu zolia», tras una pausa formal de seis años, recobra el pausado ritmo creativo del músico de agua y salitre, para dejarnos diez canciones fieles al destino que aguarde la querencia a un estilo.

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Pablo CABEZA | BILBO

Muchos seguidores de Benito Lertxundi aún siguen marcados por las epopéyicas canciones de discos como «Zuberoa/Askatasunaren semeei» o «Altabizkar/ Itzaltzuko bardoari». «Itsas ulu zolia» no remite directamente a la épica de un intenso, pero conduce al oyente por similares caminos de mística y quietud, en especial en dos o tres aportaciones donde la ambientación supera al propio esqueleto de la canción. Por lo demás, Lertxundi se centra en la canción que transforma el negro en colores de vida y emoción.

El primer corte se titula «Kantuz», canción próxima a los elementos conjugables que debe tener tanto un imaginario single como la primera canción que nos introduzca en la novedad: menos de cuatro minutos, pegadiza y un texto que impregna con presteza. Todo se cumple (aunque con cierta austeridad) y, a pesar de que la letra ondula sus extremos entre la fiesta del cantar en vida y el día después, convence sin paliativos: «Nací cantando y cantando quiero vivir (...). Cantando he pasado días y noches, cantando he sido laborioso y diligente, cantando me he rodeado de amistades, y cantando me acoja la tierra madre (...). Que cantando los amigos me eleven. Y cantando me entierren, muchas canciones les dejaré para que cantando me recuerden».

Lo curioso de este emocional texto es que, si bien parece un botón para su ojal, Benito no lo canta desde él para conocimiento testimonial de sus deseos, sino que reproduce lo que hace más de cien años escribió el poeta y músico de la diáspora euskaldun en América Joxe Mendiague, con lo que, además de complicidades, se cruzan homenajes aun antes del prematuro testamento de intenciones del maduro, pero joven, Benito Lertxundi.

El resto de canciones se basan en la instrumentación que ya viene siendo clásica en el entorno musical de Lertxundi: peso fundamental de la cuerda, los juegos entre guitarras acústicas, preferentemente, y eléctricas limpias, las reconfortantes entradas del piano y los destellos de acordeón, arpa, sintetizadores (de fuerte peso ambiental en su levedad)... junto con la segunda voz de Olatz Zugasti, más presente que en ocasiones anteriores.

Destacadas

Por potencial popular, que se resume en resultados inmediatos, la canción más completa se titula «Haizeak jotzen zuen», muy conseguida melódicamente, inspirada y con poética letra de Jon Maia. Conectadas con el hechizo de los álbumes rememorados al principio se encuentran «Ni gatibu hartzeko» (canción popular arreglada por Lertxundi y Olatz) y «Partiada trixtea ternuarat», de épico texto. En «Bakea», Benito retoma un aspecto gutural que no le favorece. Austera camina «Marinel galduaren balada», con música de Lertxundi y texto de Iñaki Azkune. El álbum se despide con otra de las canciones estandarte, «Mirotzak», composición y letra de Lertxundi de espléndida forma y acabado.

La fuerza del mar protagonista de «itsas ulu zolia»

Regresa Benito Lertxundi al sonido conceptual, en parte, con «Itsas ulu zolia», donde materializa las sensaciones que refleja el mar, su poder e historia en dos canciones: «Partiada trixtea Ternurat» y «Marinel galduaren balada». En la primera canta: «Al partir a Terranova, aprestada la nave para la vela; se eleva la verga en la rada, en espera del buen tiempo. El firmamento está radiante, en buen estado la mar, vientos propicios para la vela, buen tiempo para partir. Avisa la artillería desde la nave, en el portalón el contramaestre: `Embárcate ya, marinero, que la nave se haga a la vela'. `Adiós, padre; adiós, madre. Imperiosa necesidad me lleva, la necesidad de manteneros, mis ancianos progenitores. Adiós mujer mía, amada joven esposa; me es la partida dolorosa, quizá, definitiva. Teniendo que vivir la vida, me aventuro a todo. Creyendo vivir, voy a arriesgarme a morir. La mar me sustenta, ella misma me espanta; corta vida me dará, luego ella me llevará. Adiós mis pequeños niños, hijos e hijas queridos; si perdéis al padre, amad a la madre viuda'». Emotivo texto popular modificado por Lertxundi y acompañado de una instrumentación misteriosa y envolvente. «Marinel galduaren balada», con letra de Iñaki Azkune y música de Lertxundi, se muestra más clásica en arreglos, pero asimismo con un emocionante relato marinero en sus entrañas. En la portada, un evocativo cuadro marinero del pintor deustarra Carmelo Bilbao Unanue sugiere el encanto interior. P. C.

POESIA Y COLOR

Lertxundi regresa con un álbum donde los textos poéticos se abren a una amplia banda que busca matices y paisajes sonoros por medio de las diversas combinaciones de instrumentos. Todo guiado por la voz metálica, profunda y encordada de Lertxundi.

Ficha

Artista: Benito Lertxundi.

Título: «Itsas ulu zolia».

Discográfica: Elkarlanean.

Disponibilidad: Ya a la venta.

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