«Algunos parámetros han sido solapados por el mito»
Alberto GORRITIBEREA ETXABE
Director de «Oteiza 1908-2008»
«Oteiza 1908-2008. Y sigo» es el título del documental que Alberto Gorritiberea ha exhibido en Iruñea sobre la vida y obra del artista.
Néstor Basterretxea, José Antonio Sistiaga, Pedro Manterola, José Angel Irigaray, Jaione Apalategi, Txomin Badiola, Joseba Zulaika, Carmen Oteiza y su marido Alberto Gosa –estos últimos hermana y cuñado del artista– son las personas que Alberto Gorritiberea ha entrevistado en este documental. Unos han hablado en euskara y otros en castellano, y en ambos casos se han introducido subtítulos en la otra lengua.
¿Este documental fue realizado pensando expresamente en el Congreso Internacional de Iruñea?
No. Se trata de un encargo que me hizo la productora Baleuko para ETB. Luego, con motivo del congreso, hemos llegado a un acuerdo para proyectarlo en Iruñea.
¿Recoge sólo opiniones sobre Oteiza, o ha pretendido plasmar algo más?
Si no hubiera querido plasmar algo, no hubiera empezado en este proyecto. No es fácil acometer una obra que tenga dentro a Jorge Oteiza. Quiero decir con esto que, antes de acometer el rodaje, tenía mis miedos y mis preocupaciones. Al final he recorrido un camino hacia lo que a mí me parece más interesante dentro de la vida, la obra y la persona de Oteiza, y espero que sea un granito de arena más para conocerle mejor.
El documental ha tenido una buena acogida. ¿Cuál cree que ha sido su mayor aportación?
Yo aspiro a que, quien lo vea y disfrute de él, disfrute también del proceso de aprendizaje en el cual yo me he imbuido, que se acerque no sólo al pensamiento y a la obra de Oteiza, sino también a ciertos parámetros que, en mi opinión, han estado solapados por un mito, por la imagen grandiosa de este personaje.
¿Hay algún elemento que le hubiera gustado introducir y no ha podido?
Supongo que sí, porque hay que tener en cuenta que ha sido un trabajo muy inmediato, hecho en dos o tres meses. Ha sido un proceso sin guión, intuitivo. No he tenido tiempo de pararme a pensar en algunas cosas, pero espero que trascenderá algo de lo que aquí recojo.
¿Con qué dificultades se ha encontrado?
Con todas. Cuando un documental surge desde el interior, como ha sido este caso, y empiezas a escuchar a gente, tienes que saber valorar lo que te están diciendo, y más sobre una persona que abarca miles de oteizas, como alguien dice en el documental. Es cierto que me he tambaleado, pero no he acabado cayéndome, y eso es importante.
¿Se ha quedado satisfecho con el resultado?
Sí. Es un trabajo que lo hemos hecho entre dos, tres, cuatro personas. Hemos vuelto a coger la cámara, el trípode, la pértiga, y nos hemos lanzado al monte. Personalmente, me ha gustado ese acercamiento a otras maneras de hacer audiovisuales.
En este congreso se han expuesto opiniones muy diversas sobre Oteiza. ¿Cuál es la suya?
Se ha hablado mucho de si era blanco o negro. Yo creo que era tan gris como todos. Pero independientemente de lo que cada uno pensemos, en Oteiza había un escultor, un pensador, un enorme creador. Nos está ofreciendo lugares para la discusión, en el mejor sentido de la palabra. Lugares para el pensamiento, para la búsqueda y la transformación constante de la estética. Es un personaje de suficiente interés como para estudiarlo y para que no perdamos la perspectiva del legado que nos ha dejado.
En este trabajo recoge nueve visiones sobre Oteiza. ¿Hay alguna con la que usted se identifique?
En algunas cosas, con todas, y en otras, con ninguna. Como documentalista, mi aportación era escuchar, aprender, transformarme, y el objetivo es que trascienda lo que aquí recojo.
¿Hay algo de la obra de Oteiza que le haya llamado la atención de forma especial?
Sí, el espectro. Es decir, de dónde parte y dónde termina su escultura. Es algo que se da muy poco en el mundo del arte. Ahí hay un camino, un laboratorio y un proceso que hay que saber valorar. I.VIGOR
¿Este documental fue realizado pensando expresamente en el Congreso Internacional de Iruñea?
No. Se trata de un encargo que me hizo la productora Baleuko para ETB. Luego, con motivo del congreso, hemos llegado a un acuerdo para proyectarlo en Iruñea.
¿Recoge sólo opiniones sobre Oteiza, o ha pretendido plasmar algo más?
Si no hubiera querido plasmar algo, no hubiera empezado en este proyecto. No es fácil acometer una obra que tenga dentro a Jorge Oteiza. Quiero decir con esto que, antes de acometer el rodaje, tenía mis miedos y mis preocupaciones. Al final he recorrido un camino hacia lo que a mí me parece más interesante dentro de la vida, la obra y la persona de Oteiza, y espero que sea un granito de arena más para conocerle mejor.
El documental ha tenido una buena acogida. ¿Cuál cree que ha sido su mayor aportación?
Yo aspiro a que, quien lo vea y disfrute de él, disfrute también del proceso de aprendizaje en el cual yo me he imbuido, que se acerque no sólo al pensamiento y a la obra de Oteiza, sino también a ciertos parámetros que, en mi opinión, han estado solapados por un mito, por la imagen grandiosa de este personaje.
¿Hay algún elemento que le hubiera gustado introducir y no ha podido?
Supongo que sí, porque hay que tener en cuenta que ha sido un trabajo muy inmediato, hecho en dos o tres meses. Ha sido un proceso sin guión, intuitivo. No he tenido tiempo de pararme a pensar en algunas cosas, pero espero que trascenderá algo de lo que aquí recojo.
¿Con qué dificultades se ha encontrado?
Con todas. Cuando un documental surge desde el interior, como ha sido este caso, y empiezas a escuchar a gente, tienes que saber valorar lo que te están diciendo, y más sobre una persona que abarca miles de oteizas, como alguien dice en el documental. Es cierto que me he tambaleado, pero no he acabado cayéndome, y eso es importante.
¿Se ha quedado satisfecho con el resultado?
Sí. Es un trabajo que lo hemos hecho entre dos, tres, cuatro personas. Hemos vuelto a coger la cámara, el trípode, la pértiga, y nos hemos lanzado al monte. Personalmente, me ha gustado ese acercamiento a otras maneras de hacer audiovisuales.
En este congreso se han expuesto opiniones muy diversas sobre Oteiza. ¿Cuál es la suya?
Se ha hablado mucho de si era blanco o negro. Yo creo que era tan gris como todos. Pero independientemente de lo que cada uno pensemos, en Oteiza había un escultor, un pensador, un enorme creador. Nos está ofreciendo lugares para la discusión, en el mejor sentido de la palabra. Lugares para el pensamiento, para la búsqueda y la transformación constante de la estética. Es un personaje de suficiente interés como para estudiarlo y para que no perdamos la perspectiva del legado que nos ha dejado.
En este trabajo recoge nueve visiones sobre Oteiza. ¿Hay alguna con la que usted se identifique?
En algunas cosas, con todas, y en otras, con ninguna. Como documentalista, mi aportación era escuchar, aprender, transformarme, y el objetivo es que trascienda lo que aquí recojo.
¿Hay algo de la obra de Oteiza que le haya llamado la atención de forma especial?
Sí, el espectro. Es decir, de dónde parte y dónde termina su escultura. Es algo que se da muy poco en el mundo del arte. Ahí hay un camino, un laboratorio y un proceso que hay que saber valorar. I.VIGOR