El guionista navarro Patxi Amezcua estrena este viernes en el marco del festival Ópera Prima de Tutera su primer largometraje, el thriller urbano «25 kilates».

No es ésta la primera vez que se pone detrás de las cámaras. Se estrenó como director con el cortometraje «Mus», ¿vio claro que quería seguir dirigiendo?

Hice el corto casi por pura experimentación. Llevaba años trabajando como guionista, pero escribí este corto que me gustaba y creí que podía rodarlo. Después volví a trabajar como guionista que es lo que siempre he hecho. Sin embargo, surgió este guión que tenía muchos elementos del tipo de película que a mí me gustan, un productor vio el corto y me dio la opción de dirigir la película. Fue algo que ni me hubiera planteado ni lo hubiera buscado pero salió.

¿Tuvo muchas dificultades para encontrar financiación?

La financiación siempre es complicada, ya que dependes de que haya una televisión que respalde el proyecto. Nosotros tuvimos suerte porque TVE entró desde el principio pero no era suficiente, así que entraron TV3 y una productora catalana, gracias a lo que conseguimos el mínimo imprescindible. Supuso tener que rodar en Barcelona y parte de los diálogos en catalán.

¿Qué cuenta en «25 kilates»?

Es una mezcla entre trama y personajes. Se trata de un thriller con un punto policiaco, pero también una historia de personajes, no de estereotipos del cine americano, sino de personajes creíbles, de delincuentes, policías corruptos, tramposos...

¿Cómo ha sido la experiencia de rodar un largometraje?

Disfruté mucho el rodaje y la postproducción, todo lo que es la parte creativa de la película. La falta de presupuesto te obliga a rodar en una situación precaria, lo que hace que la película se resienta, sobre todo en momentos de acción. Tuvimos que tirar de ingenio y talento para suplir la falta de medios técnicos y salvar las dificultades.

Dice que muestra una Barcelona más desconocida, ¿la que no enseña Woody Allen?

Esta película es justo lo opuesto a la de Woody Allen, que tira de la Barcelona más conocida, turística y bonita. Nosotros mostramos una ciudad más gris, más oscura, más interior, de barrios obreros.

¿Tenía en mente Barcelona desde el principio?

Vivo en Madrid y había escrito la historia pensando incluso en localizaciones concretas de Madrid, pero en cuanto entraron la productora catalana y TV3 tuvimos que rodar en Barcelona. En el fondo no pasa nada, porque se trata de una historia de gran ciudad.

¿Satisfecho con el resultado?

Lo que se verá en pantalla es, en gran medida, el tipo de película que quería hacer. Ojalá hubiera tenido más tiempo y más dinero para que todo hubiera sido más cuidado, pero el reto ha sido conseguir un resultado digno e interesante a pesar de las limitaciones y creo que lo hemos conseguido.