Las formaciones políticas israelíes fijaron la fecha del 10 de febrero para las elecciones legislativas anticipadas por el fracaso del Kadima para formar un nuevo Gobierno de coalición tras la dimisión del primer ministro Ehud Olmert.

Esta fecha se fijo tras una ronda de consultas con los líderes de los grupos parlamentarios y la presidenta de la Knesset, Dalia Itzik.

«Tras una reunión de los grupos de la Knesset, se ha decidido que las elecciones se celebren el 10 de febrero», declaró a la agencia France Presse el portavoz de la Cámara, Giora Pordes, que precisó que la Knesset suspenderá sus actividades el 11 de noviembre.

Ambiente preelectoral

Mientras, Israel ya se ha sumergido en la campaña electoral. Así, Eli Yishai, líder del Shas (ultraortodoxos sefardíes, doce escaños), la formación que rechazó integrarse en el Gobierno que preparaba Tzipi Livni, acusó al Kadima de «llevar a cabo una campaña racista antioriental».

Yishai hacía alusión a la negativa expresada por Livni de ceder «al chantaje» del Shas, que reclamaba un aumento de las ayudas a las familias numerosas y un compromiso para no negociar con los palestinos el estatus de Jerusalén. El electorado del Shas se basa en inmigrantes judíos de países árabes, que se consideran discriminados ante los ashkenazis, inmigrantes de origen europeo que forman la clase dominante.

Por otra parte, dos ministros del Gobierno en funciones, Meir Sheetrit (Kadima) y Binyamin Ben Eliezer (Partido Laborista), se mostraron favorables a congelar las conversaciones con la Autoridad Palestina derivadas del proceso de Annapolis.