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187.501 contribuyentes sobreviven con menos de 6.000 euros al año

187.501 contribuyentes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, un 17,7%, declaran una renta inferior a 6.000 euros anuales y se eleva al 42,15% las personas que no pasan del umbral de la pobreza, según el «Informe Anual de la Hacienda Vasca 2006». Por el contrario, 22.066 personas obtienen ingresos superiores a los 66.000 euros, es decir 11 veces más que los que menos tienen. Los más ricos pagan menos impuestos.
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Juanjo BASTERRA |

Es difícil de entender que las Administraciones públicas mantengan los privilegios fiscales hacia quienes más renta poseen, pero la realidad es así de terca. En la actual fase de la crisis económica han decidido reducir los impuestos a empresarios y a quienes más patrimonio poseen. Después, a renglón seguido, nos indican que no hay recursos económicos públicos para hacer frente al gasto de protección social, con lo que las partidas presupuestarias que aportan a ese concepto se alejan de la media europea.

El Gobierno de Lakua y las diputaciones forales se encargan de recordar, siempre que pueden, que la riqueza que se genera en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, aunque podríamos incorporar a Nafarroa dentro de estos argumentos y decisiones de igual forma, se encuentra a la cabeza de las regiones más ricas de la Unión Europea. Sin embargo, año tras año se comprueba que es cierto ese presupuesto, pero también lo es la denuncia social y sindical de que la riqueza está mal repartida y favorece a quienes más tienen, que son los que pagan menos impuestos.

Beneficio para los ricos

La brecha económica entre quienes más tienen y quienes menos poseen se agranda en el conjunto de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, según los datos del «Informe Anual Integrado de la Hacienda Vasca», correspondiente a 2006. El 2,1% de las declaraciones de 2005, según la disección del estudio, aseguraron poseer unos ingresos superiores a 66.000 euros anuales y, de ellos, la mitad por encima de los 90.000 euros anuales. Esos contribuyentes poseen un 15,4% de la riqueza declarada. Por el contrario, existen 444.542 contribuyentes, es decir el 42,15%, que han declarado que sus ingresos apenas alcanzan el umbral de la pobreza, situado en poco más de mil euros al mes, es decir unas rentas por debajo de los 13.000 euros anuales. De ellos, 186.501 contribuyentes, el 17,7% de las declaraciones de la renta presentadas, afirma tener unos ingresos inferiores a 6.000 euros, es decir por debajo de los 500 euros al mes. Se demuestra que la pobreza se mantiene

En apenas un año, los contribuyentes que declararon ingresos por encima de los 66.000 euros anuales han aumentado en un 18,7%, por el contrario sólo se ha reducido en un 3,76% respecto a 2004 las personas que han declarado llegar a la barrera de los 13.200 euros. La desigualdad es evidente en este caso, como indican los datos.

Seis de cada diez

El número de declaraciones superó el millón (1.054.520). Según explica el informe, la distribución de los declarantes muestra una fuerte concentración en los primeros tramos. «Casi seis de cada diez declarantes (59,5%) declaró tener una renta inferior a 18.000 euros y concentran el 30% de la base liquidable, aportan casi el 20% de la cuota íntegra y el 14% de la cuota líquida, es decir lo que pagan. Sin embargo, quienes triplican esas rentas sólo concentran el 18% de la base liquidable, el 27,2% de la cuota íntegra y el 29% de la cuota líquida, es decir pagan el doble que quienes tienen ingresos inferiores, pero sus rentas son, al menos, tres veces superiores. No se produce la equidad fiscal, según reconoce el informe integrado de las haciendas forales. Para encontrar una explicación a este tema hay que buscar las reducciones del conjunto de ingresos por aportaciones a mutualidades, planes de previsión asegurados, planes de pensiones y entidades de previsión social voluntaria y por la tributación conjunta.

En 2005, según los datos diseccionados destaca que a los diferentes planes de pensiones se destinaron 1.072 millones de euros, un 10% más que un año antes y el 46% de los declarantes es poseedor de una pensión privada. La aportación media general ascendió a 2.217 euros, aunque varía de los 1.150 euros de media en los niveles bajos de renta, que concentra al 20% de los contribuyentes con aportaciones a pensiones; hasta los 10.100 euros de aportación en los niveles altos de renta, donde las aportaciones alcanzan a más del 70% de los contribuyentes.

Ese es el otro secreto. Las rentas altas se permiten garantizar su pensión futura con fuertes dotaciones económicas y, además, las Administraciones forales les reducen la vía impositiva. Es otra ventaja que tienen sobre la mayoría de los impositores.

Gana más un asalariado

Otro elemento que examina y detalla el informe de 2006, que ha visto la luz hace tan sólo unos días, es la procedencia de las rentas declaradas. En este capítulo, sin duda vuelve a mostrarse esa diferenciación tan importante que hay entre quienes más y menos poseen.

Los trabajadores de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa declararon unos rendimientos medios por su trabajo de 19.778,39 euros al año, sin embargo las rentas medias de capital mobiliario declararon unos ingresos anuales de 1.445,53 euros y de 2.188,43 euros, las de capital inmobiliario. Los rendimientos medios de quienes declaran actividades económicas sólo alcanzaron los 12.273,94 euros, Es decir, afirmaron que obtuvieron una renta anual de 7.504,45 euros inferior a los ingresos de los trabajadores. Este hecho, sin duda, pone de relieve el fraude fiscal existente, como en repetidas ocasiones han denunciado las centrales sindicales y los movimiento sociales, como Elkartzen.

El 85% de los ingresos de las haciendas forales llegan de los impuestos a las rentas de los asalariados. De esa manera, Elkartzen reconoce que «los que menos tenemos no podemos evadir, a pesar de que la renta que nos redistribuyen, vía salarios o prestaciones, es menor de la mitad del total de la riqueza que generamos. La conclusión es clara: pagan impuestos, no aquellas personas que más ganan, sino aquellas que no tienen capacidad política de eludirlos».

En un informe anterior, Elkartzen situó el fraude fiscal en 2005 en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa por encima de los 7.000 millones de euros «gracias a la ingeniería fiscal, al dinero negro, al fraude de ley, aprovechando la regulación que lo facilita, y la complicidad de las instituciones en muchos casos».

Vivienda habitual

En cuanto a las deducciones, el informe oficial reconoce que sumaron un total de 1.060 millones, lo que supuso un incremento del 8,2%. La principal tiene que ver con la vivienda habitual. Según los cálculos expuestos, quienes poseen una renta superior a los 90.000 euros dedujeron una media de 1.297 por el concepto de vivienda habitual, mientras que las rentas que no superan los 18.000 euros, la deducción por vivienda habitual representó una media de 437 euros.

Es otro dato que confirma esa inclinación de las Haciendas forales hacia las rentas mayores, porque, como señala Elkartzen, «en lugar de actuar como un instrumento para redistribuir la riqueza está favoreciendo la acumulación de la misma, la evasión y el fraude».

Las empresas tributaron al 17% en Sociedades

En cuanto al Impuesto de Sociedades, el informe resalta que en 2005 se presentaron un total de 61.300 declaraciones, de las que 58.541 tributaron de forma exclusiva en el ámbito de las tres haciendas forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Un 38,22% de las mismas fueron negativas, es decir no declararon ni pagaron.

Según los datos expuestos, en 2005 el tipo del impuesto se encontraba en el 32,5%, aunque el tipo nominal aplicado fue del 30% de media, sin embargo el tipo efectivo, es decir lo que realmente pagaron las empresas fue del 17%, «lo que representó una bajada de algo más de catorce puntos. En Araba (19,1%), en Bizkaia (17,7%), y en Gipuzkoa (15%). Un 6% de las declaraciones de Araba aplicaron la normativa estatal; en Bizkaia y Gipuzkoa bajó al 3%. Pero, por ejemplo, este año BBVA no ha pagado 70 millones a la Hacienda foral vizcaina, que se ha beneficiado del sistema. A esto, hay que añadir que la Diputación vizcaina aprobó la semana pasada la derogación del Impuesto de Patrimonio, lo que supondrá una reducción de ingresos de 100 millones anuales. También decidió la ampliación del concepto de pequeña y mediana empresa, lo que permitirá que 200 empresas puedan tributar, a partir de este momento, al 24% y no sobre el 28%, como está fijado, lo que supondrá una caída de otros 3 millones anuales, como mínimo, de ingresos. Las empresas pagaron 1.754,6 millones en 2005 y se beneficiaron de deducciones de 363,2 millones y otros 35 millones en bonificaciones. J. B.

El impuesto de la renta es más alto en Europa, según KPMG

Un estudio de la consultora KPMG International sobre los impuestos de la renta de las personas concluye que «tienden a disminuir en todo el mundo». Un tercio de los países investigados, 33 de 87, han disminuido el impuesto sobre la renta de personas físicas, pero sólo siete lo han aumentado, según el informe. «Los contribuyentes de la Unión Europea siguen pagando los tipos más altos, con una media del 36,4%, seguidos de los países de Asia-Pacífico, con una media del 34,6% y en América Latina, del 27%», indica KMPG.

Por países, la presión fiscal más elevada del mundo se encuentra en Dinamarca, que mantiene desde hace ya seis años un tipo marginal del 59%. Suecia le sigue con el 55%, aunque redujo el año pasado dos puntos, y los Países Bajos, con un 52%. En el otro lado de la balanza se encuentra Bulgaria, con un impuesto del 10%; en Hong Kong, del 16% y en Paraguay, 10%. De las grandes economías, KPMG, destaca que el Estado francés ha llevado adelante una reducción significativa al pasar del 48,1% en 2003 al 40% en 2007. En Alemania ha pasado de un 48,5% a un 45% y al 42% en los dos últimos años. En el Estado español el tipo marginal se encuentra en el 43%, para las rentas más altas, mientras que en el territorio de las haciendas forales de la CAV se mantiene en el 45%, sin embargo la tributación efectiva media, como se comprueba en el informe de 2006, no rebasa del 27% en el mejor de los casos.

Según la consultora, esta «guerra» por reducir los impuestos a quienes más tendrían que pagar es para «mejorar el atractivo de diferentes países ante la creciente movilidad laboral en todo el mundo». Los gobiernos apuestan por los impuestos indirectos, precisa. J. BASTERRA

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