GARA > Idatzia > Iritzia > De reojo

Raimundo Fitero

Media jornada

A veces las estadísticas provocan vértigo. El consumo de televisión en octubre fue de cuatro horas por persona y día. Media jornada laboral nos pasamos frente al televisor. No hagan cuentas que les saldrán callos. Crece el paro de manera alarmante y uno asocia automáticamente la angustia del desempleo con el consumo compulsivo de televisión constituida en paliativo adormidera. Es más, pueden ver en un canal globalizador de las plataformas televisivas un programa que enseña cómo viven los millonarios. El cómo hacerse millonario lo enseñan en las diferentes escuelas de Chicago.

Si seguimos con el chiste estadístico fácil, si estamos dos y yo me como un pollo, la estadística dice que nos hemos comido cada uno medio pollo; el que la media, en este caso es estatal, sea de cuatro horas significa que hay unos cuantos cientos de miles o millones de televidentes que consumen unas cuantas horas más. Es decir, que se pasan media vida frente al televisor, lo que de nuevo nos dispara la memoria histórica y los conceptos que dábamos por archivados, como es la capacidad de atracción de estos rectángulos donde suceden representaciones virtuales de realidades y ficciones. No hace tanto lo llamábamos alienación, pero es palabra en desuso, y tendremos que buscar otro concepto que se ajuste mejor a estos tiempos de prodigios en desaceleración.

Si echan cuentas, les sale rápido la media. Y si sumamos la otra media jornada que pasamos delante de las otras pantallas, ordenador, teléfono móvil, especialmente, somos unos consumidores a tiempo total de productos manufacturados en formatos audiovisuales. Lo natural, la comunicación por medios artesanales, la recepción de la información o del conocimiento por métodos no mediatizados forma parte del pretérito imperfecto. Nuestro presente es estadístico. Y como irremediablemente, y sin escapatoria, vemos televisión, exijamos, al menos, la de mejor calidad. Existen posibilidades, hay que buscarlas y si pasamos media jornada que le saquemos algún provecho. Es la nueva utopía. Pregúntenle a Obama, que se gastó los ahorros en aparecer media hora en la vida televisiva de los votantes.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo