Recientemente los medios de comunicación se han hecho eco de las leves heridas sufridas por un cazador tras el encuentro con un oso en el Pirineo. Generalmente el oso huye del hombre. La posibilidad de encontrarse con un osezno y el hecho de encontrarse el cazador en plena batida (perros y cazadores acorralando al animal) pudieron provocar la reacción de la asustada osa.

Este hecho aislado, casi insólito, ha sido utilizado por diversos representantes políticos para crear falsa alarma. Olvidando su responsabilidad de proteger el patrimonio natural, arremeten contra el programa de reforzamiento de osos realizado por el Ministerio de Medio Ambiente francés y llegan incluso a solicitar, como el sindic d'Aran, la captura de todos los osos de la población oriental pirenaica. Para no ser menos, el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat ha iniciado la captura de la osa sin saber qué se piensa hacer con ella.

Parece que a algunos les apetece asustar a la gente. Y para eso qué mejor que reinventarse la figura del oso sanguinario que además es de fuera (origen esloveno).

La supervivencia del oso necesita del apoyo y participación de la gente del Pirineo, unida a un reforzamiento de la población de osos existente hoy día. Ésta es la única vía para evitar su desaparición y en este sentido está trabajando el Gobierno francés, no así las administraciones a este lado de la muga, tampoco la navarra.

La pervivencia del oso en el Pirineo bien merece algún que otro arañazo.