El aumento de peregrinos, un fenómeno que no se explica sólo por las motivaciones religiosas
En esta época el día es corto, los altos de Ibaineta se encuentran nevados y apenas media docena de peregrinos se aventuran a cruzar cada día estas montañas. Pero el pasado mes de agosto pasaron por Orreaga 10.000 peregrinos de 48 países, un fenómeno que no tiene sólo motivaciones religiosas.
Iñaki VIGOR
La nieve que cubre el macizo de Ortzanzurieta y el continuo paso de bandadas de grullas anuncian la proximidad del invierno. En esta época del año Orreaga es un remanso de paz. En sus callejas, sólo un par de turistas interesados por el Silo de Carlomagno y media docena de peregrinos que buscan comida caliente y lecho donde pasar la noche. El panorama ha cambiado por completo en sólo dos meses: en setiembre pasaron por aquí unos 6.000 peregrinos de 46 países. Esta afluencia de personas a Orreaga comienza a notarse ya a partir de Semana Santa, y se va incrementando hasta alcanzar su punto máximo en verano. En agosto se registraron nada menos que 10.000 peregrinos de 48 nacionalidades, superando a los 7.000 que habían llegado el mes anterior. Una buena parte de ellos procedían de los países de Centroeuropa, más propensos a coger vacaciones en julio, mientras que las vacaciones de agosto impulsan más la llegada de peregrinos procedentes de distintas zonas del Estado español.
A partir de otoño el descenso es significativo (2.000 personas en todo el mes de octubre), y todavía irá descendiendo más hasta que el peregrinaje vuelva a «brotar» por el Camino de Santiago con la llegada de la primavera. Aunque el cómputo no se cierra hasta el 31 de diciembre, este año probablemente se van a superar los 45.000 peregrinos que pasaron por Orreaga a lo largo de 2007, a los que habría que añadir los que pasan de largo sin rellenar la ficha de inscripción en la Oficina del Peregrino.
«Cada vez pasan por aquí más peregrinos. Venimos notando este fenómeno desde hace varios años, aproximadamente desde el 2002. El pasado año nos parecía que se había alcanzado el tope, pero este año estamos viendo, mes tras mes, que se están superando aquellas cifras». Lo constata Jesús Idoate, prior de la Colegiata de Orreaga, para quien resulta difícil determinar las causas que expliquen este fenómeno.
«Ahora se está reavivando»
Mientras atiende sus obligaciones en este histórico enclave del Pirineo navarro, este veterano sacerdote recuerda que en la Edad Media había tres importantes peregrinaciones: a Tierra Santa, a Roma y a Santiago de Compostela. «Esta última ruta pasaba por aquí. Hasta mediados del siglo XVI, cada año llegaban miles y miles de peregrinos. Luego hubo una época en que cayó en desuso, pero ahora se está reavivando», comenta mientras nos muestra los datos de afluencia de los últimos meses.
Jesús Idoate da por supuesto que todos los peregrinos que hacen la Ruta Jacobea tienen «algún tipo» de motivación religiosa. «Muchos vienen buscando la forma de llenar un poco su vida, de darle sentido a su existencia, quizás porque les parece muy superficial. Otros llegan porque habían hecho la promesa de hacer andando el Camino de Santiago si superaban alguna enfermedad», comenta el prior de la Colegiata.
Pero reconoce que hay personas que hacen la Ruta Jacobea por motivaciones culturales, deportivas e incluso turísticas, «aunque estas últimas tienen otro perfil», matiza. Y lo explica: «Hacer una marcha larga en peregrinación no es muy agradable, porque requiere bastante esfuerzo y exige renuncias. El peregrino es una persona más sacrificada, no viene a disfrutar de la misma manera que lo puede hacer un turista. Este tiene un perfil distinto. Normalmente llega en coche o en autobús, se hospeda en las fondas y sólo anda para visitar aquello que le interesa o hacer algún tramo del Camino». A estos últimos les identifican fácilmente en la Oficina del Peregrino, e incluso han inventado una palabra para referirse a ellos: «turigrinos», una mezcla de turistas y peregrinos que tienen más de los primero que de lo segundo.
Desde Corea, Japón, Holanda...
La gran mayoría de los peregrinos que realizan la Ruta Jacobea lo hacen caminando, pero aproximadamente uno de cada ocho -los más jóvenes- opta por la bici. Por Orreaga pasan más hombres que mujeres, en una proporción aproximada de 60-40%, y de todas las edades, aunque son mayoritarias las personas que superan los 30 años. Un dato curioso es que de los países de Centroeuropa suelen llegar matrimonios bastante mayores, mucho de ellos ya jubilados.
También se ha observado que bastantes personas ya realizaron hace varios el Camino de Santiago y ahora repiten de nuevo la peregrinación. Pero sin duda el dato más llamativo es la llegada de peregrinos de medio centenar de países de todo el mundo, algunos de ellos muy lejanos. Así, este año se ha observado la llegada de muchos coreanos, probablemente porque en ese país se emitió un reportaje de televisión grabado en Orreaga. La afluencia de japoneses sigue siendo muy notoria, pero el Estado francés, Alemania e Italia siguen aportando el mayor número de peregrinos, tras los procedentes del Estado español. Al no estar reconocida la nacionalidad de los vascos, Euskal Herria no figura en este cómputo.
Otro dato curioso es que entre los meses de marzo y noviembre el albergue de peregrinos de Orreaga está atendido por voluntarios holandeses. «Cada quince días llega un equipo de dos o tres personas y se encargan de los trabajos y cuidado del albergue. Es una iniciativa de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Holanda, muchos de cuyos miembros ya han hecho el Camino Jacobeo. De esta forma, quieren ayudar a otras personas en peregrinación. Creo que es un dato muy a tener en cuenta», apunta Jesús Idoate.
Muchos peregrinos tienen la costumbre de dejar en determinados puntos del Camino pequeñas cruces o piedras, algunas con sus nombres, con la fecha del día en que han pasado por allí, con citas, con recuerdos a seres queridos o incluso con breves oraciones. Uno de esos puntos se encuentra en el mismo puerto de Ibaineta, a 1.060 metros de altitud. También suele hacerse en la Cruz de Peregrinos del siglo XV que está en la orilla de la carretera, a unos 300 metros de Orreaga, y en la llamada Cruz de Roldán, situada en las inmediaciones de Auritz. «Muchos hacen una cruz como pueden, con dos palicos, y la dejan allí; otros dejan una piedrecica que han cogido por el camino», corrobora el prior de la Colegiata, pero reconoce que no sabe de dónde procede esta costumbre.
También hay anécdotas menos agradables, como es la pérdida de peregrinos en estos parajes altos y boscosos del Pirineo navarro. Algunos de ellos, incluso han perdido la vida. La explicación que da el prior de la Colegiata es que la etapa desde Donibane Garazi hasta Orreaga es la más dura de toda la Ruta Jacobea. «En León hay otra etapa en que se alcanza el punto más elevado, en el Alto de la Cruz de Hierro, pero el de mayor desnivel lo tenemos aquí», aclara.
Efectivamente, los peregrinos tienen que ascender desde los 300 metros de altitud de Donibane Garazi hasta los 1.300 metros del collado de Lepoeder, para bajar desde allí a Orreaga, que está a 960 metros. «Hay que atravesar una zona boscosa, y como las nieblas son muy frecuentes en estos parajes, hay gente que se despista y se pierde. Cuando hay nieve, desde San Juan de Pie de Port ya les indican a los peregrinos la conveniencia de ir por la carretera de Valcarlos, en lugar de hacerlo por el collado de Lepoeder. Pero siempre hay alguno que no hace caso y luego pasa lo que pasa», lamenta el prior.
Incremento del 12% en Iruñea
No sólo en Orreaga se ha percibido este año una gran afluencia de peregrinos, sino también en la capital navarra. Según el balance realizado por el Ayuntamiento, entre el 24 de marzo y el 31 de octubre han pernoctado en los albergues municipales de la ciudad un total de 18.495 personas, lo que supone 2.126 más que en 2007.
Para tener derecho a pasar una noche en los albergues de Iruñea se requiere que el peregrino llegue con la credencial sellada en Orreaga. Se trata de un carné que expende el arzobispado, en el que se van reflejando cada uno de los lugares visitados durante la marcha para acreditar que efectivamente se realiza la Ruta Jacobea. Tienen preferencia los que llegan andando, luego los que lo hacen en caballerías y por último los que hacen la ruta en bicicleta. Eso sí, los caballos deben alojarse en cuadras, porque en los albergues no se admiten animales.
El pasado 1 de agosto se inició la reforma del Albergue Juvenil de Orreaga para habilitar en él un albergue general de peregrinos y poder atender así la creciente demanda. Con una inversión de casi 5,5 millones de euros aportados por el Gobierno de Nafarroa, tendrá 192 plazas y dispondrá de camas, duchas y servicio de comidas.
La idea es finalizar las obras para 2010, ya que es Año Jacobeo y se espera una gran afluencia de peregrinos, pero la magnitud del proyecto hace pensar que no estará en funcionamiento hasta 2012.
En la actualidad funciona el albergue Itzandegia, un robusto edificio de piedra situado al lado de la carretera. Sus 125 plazas resultan insuficientes en julio, agosto y setiembre, por lo que durante estos meses se instalan en el cercano bosque de Basajaunberro unos barracones de tipo militar, con capacidad para 200 personas.
La afluencia de peregrinos disminuye de forma notoria entre los meses de noviembre y abril, por lo que son hospedados en la Casa Prioral, que dispone de 18 camas.