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Raimundo Fitero

Canes

La noticia es un compendio de simbologías: «El perro de Bush muerde a un periodista». Si uno lo lee, o lo escucha, las imágenes se multiplican y se superponen creando un mosaico de posibilidades interpretativas. Pero resulta que se ha creado un pequeño conflicto por el perro que quiere llevar Obama a la Casa Blanca, con lo que llegamos a la conclusión de que estos americanos están locos, que crean problemas con los canes a los que tratan bastante mejor que a cientos de miles de seres humanos excluidos que ocupan sus calles y parques y moran de manera torrencial en sus prisiones.

Existe un programa de televisión en las plataformas de pago donde el protagonista es un sicólogo de perros. Así, como le leen, un tipo que se dedica a educar y, sobre todo, a reeducar a los perros de compañía. Debe ser un personaje muy conocido en EE.UU. y la verdad es que el programa es bastante entretenido por los casos que aborda y porque tiene unas facultades verdaderamente asombrosas para tratar con todo tipo de canes.

De los casos que he visto en este espacio, el que más me ha sorprendido fue el que mostraba una empresa que permitía a sus empleados ir a trabajar con sus mascotas. Y les dejaban entrar a las dependencias, con lo que se producía un cierto alboroto cuando algún perro estaba irascible y agitaba a todos los demás. Es bastante inaudito que se decida en una empresa como manera de contentar a sus empleados el que puedan acudir con sus perros al trabajo. No se mostró ni se comentó, pero probablemente no dejarán ir con los niños a trabajar. De esta estrategia laboral, quizás algo conseguido en el convenio, podríamos hacer unas cuantas tesis.

Con un perro conflictivo, entró entonces el mago, el hipnotizador, el sicólogo, y realizó con el animal un trabajo técnico impecable, pero, como ya intuíamos, el problema no reside solamente en el carácter del can, sino en la relación con su dueño, y en este caso su dueña, fue la que necesitó, en términos absolutos, un tratamiento, una reconducción sicológica de su conducta para poder relacionarse con su perro de manera menos estresante para el animal. ¿Para cuándo un perro como presidente?

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