Crónica | Con el ex primer ministro Bernad Landry
Lecciones del Québec preindependiente a la Euskal Herria aún sin derechos
Bernard Landry, nacido en 1937, fue primer ministro de Québec entre 2001 y 2003 por el Parti Québécois. Está seguro de que su pais se sentará pronto en la ONU y de que eso será bueno también para Canadá. Y subraya que Euskal Herria también es una nación, y como tal debe decidir.
Gari MUJIKA
Como es norma habitual en la diplomacia internacional, el veterano Landry elude las comparaciones entre ambos países y responde con un escueto «es complicado» cuando se le pregunta por Euskal Herria. Pero no tarda mucho en matizar que «entre Québec y el País Vasco hay unas similitudes fundamentales. La primera, y la más importante y fundamental, es el hecho de que Québec es una nación, como el País Vasco».
«Tienen derechos, tienen proyectos, tienen esperanzas, y hay un característica fundamental entre ambos: el idioma, por supuesto. Aunque el idioma no es la única característica de una nación, sí es muy importante. En Québec es casi el corazón de nuestra lucha; la identidad nacional, la cultura y el idioma son muy importantes».
El ex primer ministro quebequés ha sido uno de los contertulios del consejero de Justicia de Lakua, Joseba Azkarraga, en la visita oficial realizada esta semana a aquel país. Landry resalta que el proceso llevado a cabo en su país «es estrictamente democrático. Prácticamente sin ninguna historia de violencia», apunta. Recuerda que en la década de los 60 «sí hubo unos incidentes» -en referencia al Front de Libération du Québec, que actuó entre 1963 y 1969 básicamente en Montreal-. Su desaparición fue seguida por la fundación del Parti Québécois.
«Vamos a ganar»
Sentada esa premisa, rehúsa dar su opinión sobre la lucha armada o sobre la ilegalización de partidos políticos y la represión general al independentismo en Euskal Herria, que definen un cuadro bien diferente al de Québec. Por encima de ello, prefiere resaltar que «pese a todo, una nación es una nación, y puede decidir su estatus político. Es un derecho fundamental; una nación debe ser libre. La independencia es una decisión democrática».
Una de las diferencias evidentes estriba en que en Québec es posible legalmente hacer un referéndum de autodeterminación. Aunque en los dos anteriores el sí a la independencia no ha salido vencedor, se muestra totalmente convencido de que «vamos a tener otro referéndum y lo vamos a ganar, y Québec va ser un país independiente. Ése es el futuro».
Se le recuerda que parece haber habido tiempos mejores para su causa, ya que los sondeos actuales prevén un respaldo de cerca del 40% si la votación se realizara ahora. Pero Bernard Landry matiza que para la convocatoria de un nuevo referendo se debe ostentar el Gobierno de Québec y recuerda además que «en nuestro sistema únicamente la reunión de muchos partidos puede dar el Gobierno. Québec Solidaire es un partido independentista que por ahora no tiene diputados, pero la reunión de fuerzas podrá dar una mayoría en la Asamblea Nacional. Espero que vamos a ganar, pero lo que está claro es que el pueblo será el que va a decidir». Este miércoles acaba de realizarse oficialmente la convocatoria de elecciones para el Parlamento Québécoise, que se prevén para el próximo mes de diciembre. Su pronóstico, evidentemente, se inclina hacia una segura victoria del Parti Qué- bécois.
Reconocido sin dudas
Landry lo tiene claro. Recuerda que en los últimos años Canadá ha reconocido a nuevas naciones y se pregunta por qué no va hacer lo mismo con esta nación francófona en territorio oficialmente canadiense. Pone sobre la mesa dos argumentos que, hasta este encuentro, no se ha apreciado durante el viaje oficial del consejero de Lakua. Primero, porque internacionalmente Québec no tendría nin- gún problema en ser reconocido como país soberano; para ello, según Bernard Landry, cuentan con el apoyo explícito del Estado francés, así como de varios países sudamericanos y de estados africanos que en su día fueron colonias bajo dominio de París. Y en segundo lugar porque, a su parecer, «Canadá será mejor cuando decidamos ser soberanos».
Aunque esa frase parezca encerrar una contradicción, Lan- dry la desarrolla y con ello pinta una situación muy diferente a la de Euskal Herria. «Actualmente la inmensa mayoría de diputados en Ottawa son independentistas; sobre 75 escaños que representan a Québec, 50 son de nuestro partido hermano, el Bloc Québécois. Teóricamente no se puede crear un gobierno con la mayoría de di- putados sin el Bloc Québécois. Sería una ventaja para Canadá, ya que le permitirá tener mejor control sobre su parlamento. Además, en muchos casos la tendencia de Canadá es la centralización, y en estos momentos tiene muchas cosas que no puede centralizar porque Québec dice no».
Tras las elecciones federales llevadas a cabo el pasado mes de octubre, adelantadas por el actual primer ministro Stephen Harper pensando que obtendría una mayoría absoluta, el Bloc Québécois se situó como la tercera fuerza del legislativo, pero el sistema electoral canadiense se basa en circunscripciones y no en un sistema proporcional. Así las cosas, a Québec le corresponden 75 escaños del Parlamento federal, de los que 50 han ido al BQ, 13 al Partido Liberal, 10 a los conservadores y los dos restantes al NDP y a un independiente.
Ante esa tesitura, y con un Gobierno canadiense en minoría, el Bloc Québécois sigue siendo la llave fundamental para el funcionamiento del legislativo. Y como reitera Landry, «Canadá será mejor cuando decidamos ser soberanos».