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Los emergentes exigen mayor peso en los organismos decisorios

Los estados emergentes reclamarán en la cumbre de Washington del G-20 mayor representatividad en los organismos decisorios de la economía mundial. El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, reclamó un gobierno más abierto y participativo del sistema financiero en la reunión de ministros de finanzas del G20 ayer en Sao Paulo. Lula acusó a los países ricos de haber abandonado la regulación del sistema, poniendo en peligro a otros países.

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Los países más industrializados y los emergentes, reunidos en el denominado G-20, discutieron ayer en Sao Paulo el refuerzo del sistema financiero ante las crisis. «Se trata de una crisis mundial que exige una respuesta mundial. Es el momento de formular propuestas para un verdadero cambio en la arquitectura financiera mundial», afirmó el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva al abrir la reunión de los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales del G-20.

«Necesitamos una nueva forma de gobierno, más abierta y más participativa», declaró el presidente brasileño, reclamando una «mayor participación» de los países emergentes en la gobernanza económica.

La reunión de ayer tuvo como objetivo preparar la cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno del G20 que se llevará a cabo el próximo 15 de noviembre en Washington, convocada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, bajo la presión de los europeos en plena tormenta financiera.

Presidido por Brasil, el G-20 concentra un 85% del PIB del planeta y los dos tercios de su población. Reúne siete economías ricas (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Estado francés, Italia, Japón y Gran Bretaña), la Unión Europea y los principales países emergentes (Sudáfrica, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, la India, Indonesia, México, Rusia y Turquía).

Lula, que reconoció que «ningún país está a salvo de la crisis financiera», insistió en la necesidad de que los emergentes, entre ellos los cuatro que forman el llamado Bric (Brasil, Rusia, India y China) tengan más peso en un nuevo orden económico mundial.

«Para lograr verdaderas soluciones precisamos hacer un esfuerzo concentrado, vencer la tentación de tomar medidas unilaterales», manifestó el gobernante brasileño. En ese sentido consideró fundamental aumentar la participación de los países en desarrollo en los mecanismos decisorios de la economía mundial.

Para que esos reclamos no queden en letra muerta, Lula planteó seis principios en los que, a su juicio, deben basarse las reformas: representatividad y legitimidad, acción colectiva, buena gobernabilidad en los mercados domésticos, responsabilidad, transparencia y prevención.

Según Lula, los países avanzados, donde comenzó la crisis, e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) deben tomar la iniciativa y adoptar medidas para restaurar la liquidez en los mercados.

En la primera sesión de trabajo, los participantes analizaron la evolución de la situación económica mundial y las acciones necesarias para responder a la crisis financiera. El subsecretario para Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, David McCormick, consideró que en su discurso, que Lula «presentó una visión constructiva de los desafíos que enfrentamos y de la necesidad de que las naciones hagan un trabajo conjunto en la dirección de esos desafíos».

Sin embargo, otros participantes señalaron que este momento no es el mejor para plantearse una refundación del sistema financiero internacional, como defienden los países emergentes.

Lula aprovechó la ocasión para lanzar dardos a las economías ricas por no regular el funcionamiento de los mercados, lo que condujo a la crisis actual, que puede desembocar en una recesión mundial.

«Las políticas de cada país no pueden transferir riesgos y costos a otros países. Cada país debe asumir sus responsabilidades», aseguró el presidente brasileño, quien reiteró sus críticas a los especuladores financieros que llevaron al sistema a derrumbarse como un castillo de naipes.

Tampoco escapó de sus comentarios el G-7, ante cuyos representantes dijo que ese grupo por si solo «no tiene ya condiciones de conducir los asuntos económicos del mundo».

Lula también alertó sobre la «tentación del proteccionismo financiero y comercial» como una salida a la crisis. Propuso como alternativa la planteada el pasado 27 octubre en Brasilia por los países del Mercosur, de que en momentos difíciles como el actual se necesita «más integración, más comercio, menos distorsiones y menos proteccionismo».

Regulación del sistema

Washington admitió la necesidad de revisar las normas de funcionamiento del sistema financiero, mientras que los europeos ejercen presión sobre Estados Unidos para que acepte un mayor reglamento financiero. «Pensamos que existe un terreno de acuerdo sobre muchos aspectos en nuestros enfoques para enfrentar la tormenta en los mercados financieros», declaró la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, sobre la base de las conclusiones de la cumbre europea de Bruselas del viernes.

No obstante dejó claros los límites al añadir que el G-20 debe «reafirmar el compromiso sobre los grandes principios de la economía de mercado, de economías abiertas y competitivas, de una extensión del comercio y de un aumento de los flujos de capitales e inversión».

Los dirigentes de la Unión Europea habían coordinado el viernes en Bruselas sus posiciones. «Pedimos ser escuchados y atendidos urgentemente», declaró el presidente francés Nicolas Sarkozy, que preside a la UE. «No voy a participar en una cumbre de temas mundanos, Los europeos no se quedarán satisfechos con algunos principios vagos», adelantó Sarkozy el viernes en Sao Paulo.

El Bric, por su parte, había llegado a la conclusión que es necesaria una reorganización del sistema financiero mundial, según el ministro brasileño de economía Guido Mantega. Estos estados quieren llevar a la cumbre de Washington una reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otros organismos económicos multilaterales, así como una ampliación del G-7 para dar más voz a las naciones en desarrollo que tienen peso en la economía mundial.

El director de esta institución, Dominique Strauss-Kahn, se encargó ayer de enfriar estos ánimos reformadores afirmando que la cumbre de Washington no va a promover un nuevo acuerdo internacional similar al de Bretton Woods (que dio origen al FMI y al Banco Mundial). «Las cosas no van a cambiar de la noche de un día para otro. Llevó dos años preparar Bretton Woods. Muchos hablan de un Bretton Woods II. Suena bien, pero no vamos a crear un nuevo tratado internacional», aseguró.

La crisis financiera, que surgió en Estados Unidos, va a hundir en la recesión en 2009 a la mayoría de los grandes países avanzados y no excluirá a los países emergentes cuyo crecimiento se retrasará. En total, el crecimiento mundial no sobrepasaría un 2,2% próximo por año, según el FMI.

En el último capítulo de la crisis, «Financial Times» afirmó que el asegurador AIG discutía con el Estado un nuevo plan de rescate, porque el préstamo que recibió en setiembre se revelaba insuficiente para garantizar su supervivencia a largo plazo.

El Estado español defenderá su modelo

El Estado español se presentará en la cumbre de Washington como un país con un sistema financiero solvente y defenderá que la revisión del modelo internacional cuente con medidas preventivas como las provisiones de las que están obligadas a dotarse los bancos españoles. También defenderá que el FMI tenga un papel relevante en el control y la supervisión de las nuevas reglas del juego. El Gobierno español debatirá sus propuestas en los próximos días con el PP, los agentes sociales, las entidades financieras y un grupo de expertos. Tras veinte días demandando su presencia en la cumbre de Washington en todas las instancias donde ha podido, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero vio el viernes cumplido su deseo de participar en la reunión, gracias a la cesión de uno de los puestos del Estado francés y a la invitación a la que ha accedido George W. Bush. Sarkozy justificó la invitación calificando la española como la octava economía del mundo, pese a que se encuentra en puestos inferiores en cuanto a poder de compra (el 11º), la aportación al FMI (el 15º) o la renta per cápita (el 26º). <icmslug info="> GARA

 

dos bancos más

El Franklin Bank, de Houston, y el Security Pacific Bank, de Los Ángeles, han sido las últimas víctimas de la crisis financiera, cuyo cierre eleva a 19 la cifra de bancos que han sucumbido a la crisis. Sus depósitos serán adquiridos por entidades de la competencia.

BANCO MUNDIAL

El Banco Mundial promueve un cambio interno para ampliar la representación de los países emergentes en el organismo, aunque la decisión definitiva «será de los dueños del banco, que son los propios países», según Sergio Jellinekm, portavoz para América Latina y el Caribe.

NOBEL

Varios premios Nobel de Economía, como Joseph Stiglitz, Edmund S. Phelps y Robert E. Lucas, se han pronunciado a favor de una mayor regulación de los mercados financieros y una intervención con fuerza de los estados, como recomendación a la cumbre del G-20 en Washington.

Obama pide unidad y plantea un plan de rescate para la clase media

La economía centró ayer el primer mensaje radiofónico de Barack Obama, ya no como candidato, sino como presidente electo de Estados Unidos, en el que pidió unidad para resolver la crisis económica. Un día después de que la economía fuera el tema principal de su primera rueda de prensa tras la victoria del 4 de noviembre, Obama reiteró la necesidad de una rápida acción para salvar la economía estadounidense, sumida en una grave crisis. En su alocución insistió en que tomará las medidas necesarias contra la crisis y subrayó que, aunque George W. Bush sigue siendo el presidente del Gobierno, ya está preparando un equipo que esté listo para trabajar de forma inmediata tras asumir su cargo el próximo 20 de enero.

El candidato electo señaló que ahora hay que olvidar las diferencias entre demócratas y republicanos y comenzar a trabajar juntos «en un momento en el que enfrentamos los mayores desafíos de nuestra vida».

Obama recordó a las miles de familias que se han quedado sin empleo en este último año y «están luchando para poder pagar sus facturas y conservar sus casas». Según los datos publicados el pasado viernes por el Departamento de Trabajo, en octubre 240.000 personas perdieron su empleo, y en lo que va de año se han destruido 1,2 millones de trabajos en EEUU, lo que eleva la cifra de desempleados a cerca de diez millones. «Sus historias son un urgente recordatorio de que estamos enfrentando el mayor desafío económico de nuestras vidas», por lo que aseguró que su gobierno actuará con rapidez para resolverlo.

Obama señaló que serán necesarias más medidas en los próximos. «No podemos permitirnos el lujo de esperar a avanzar en las prioridades clave identificadas durante la campaña, incluida la energía limpia, la atención de la salud, la educación y la reducción de impuestos para familias de clase media», afirmó.

En primer lugar, dijo Obama, el país necesita «un plan de rescate para la clase media» que cree puestos de trabajo, y su administración analizará cómo la crisis financiera ha afectado a otros sectores de la economía.

También se evaluará el plan de rescate que aprobó el Congreso el mes pasado para asegurarse de que está dando los resultados esperados y que las empresas que están recibiendo asistencia del Gobierno no se están lucrando. GARA

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