La sorpresa se cumplió. El fenómeno Obama se hizo carne y reinará entre (sobre) nosotros.

La América Profunda de McCain-Palin no pudo esta vez con los elementos: una crisis económica que ha convertido a los banqueros en beneficiarios de suculentas prestaciones, el desgaste de ocho años de Administración Bush, la sangría interna de la «guerra al terror» de EEUU allende sus fronteras... El imperio herido, que dicen algunos.

La victoria de Obama ha hecho correr ríos de tinta y ha ofrecido una ocasión de oro a los que confunden la técnica de titular una noticia con el púlpito. «Obama abre la puerta a un nuevo mundo», «Las elecciones cambian el color de EEUU». Da hasta vértigo.

Pero, para esperpento, el de los gobernadorcillos que nos toca sufrir por estos pagos. Patxi López (PSE) brinda con txakolí por la victoria de Obama. Ibarretxe asegura en un foro sobre economía que «el yes, we can (el sí, podemos, del inminente inquilino de la Casa Blanca) lo inventamos los vascos hace muchos años». ¿Quiénes? ¿Los empresarios con los que se reunió en cita exclusiva y excluyente? El pepero Antonio Basagoiti completa la terna asegurando que el PP representa aquí el cambio personificado por el político negro.

Uno llega a envidiar, con sus fallas, el sistema político anglosajón. En EEUU será un circo, pero las fieras son genuinas y los acróbatas, impecables.