Los porqués de la no fusión de dos se saben y, aunque se está utilizando excesiva demagogia por unos y otros, la clave del fracaso tiene mucho que ver con la «prepotencia» desplegada por el PNV, tanto en el ámbito político como en el laboral. Negoció sólo con CCOO el futuro de la nueva entidad de ahorros. A pesar de que circunscribió a Euskal Herria su ámbito natural, dio la espalda al marco vasco de relaciones laborales y, como ELA y LAB denunciaron, buscaron refugio para su acuerdo mirando al ámbito estatal, porque es «más barato» y «otorga peores condiciones salariales y laborales a los empleados».

A cambio, el acuerdo entre PNV y CCOO ofreció cantidades extraordinarias de 1.000 euros anuales por cada delegado sindical, con lo que CCOO lograba al sumar 65 delegados, la mayoría fuera de Hego Euskal Herria, una asignación anual para la sección sindical de 65.000 euros al año. Cantidad «excesiva», según el resto de las centrales sindicales de los comités.

Interés por alcanzar acuerdos en torno a una caja vasca ha existido por la parte sindical. En noviembre de 2005, año en que echó a andar la fusión a tres, LAB remitió una carta al presidente de BBK, Xabier Irala, con un guión sobre los temas que habría que trabajar, en respuesta a la reunión que mantuvieron un mes antes para explicar lo positivo y necesario de la fusión. «Le manifestamos nuestro interés para dar continuidad a la citada reunión y poder analizar los puntos que consideramos más importantes, con el objetivo de conseguir que el futuro modelo de Cajas Vascas responda a su labor social y a la participación activa en la defensa de nuestro tejido productivo», indicaba la misiva.

A nivel político, está claro que al PNV y a EA les entraron las prisas por controlar, cuando antes, los órganos de gobierno de la nueva caja, porque saben que en tan sólo unos pocos meses perderán su mayoría. Lo que menos se entiende es que lo que en 2005 era una fusión a tres, en 2008 se convirtió en una a dos. La diferencia entre un momento y el otro, es cierto, tiene que ver con el vértigo electoral que el PSE tiene en Araba ante el rechazo del PP a la fusión de las tres. Pero esa no es la única razón, ni la más importante. La misma se encuentra en que el Gobierno de Lakua, que ayer criticó a diestro y siniestro, no ha presentado en este tiempo la nueva Ley Vasca de Cajas de Ahorros, que es necesaria para iniciar el proceso de fusión a tres y, por lo tanto, debía de negociarse con los grupos parlamentarios. El PNV no ha querido negociar ni ha atendido a los llamamientos de los presidentes de las cajas para que la ley pasara al Parlamento de Gasteiz.

Todavía en junio de 2007 y en enero de 2008, Irala defendió la fusión de BBK, Kutxa y Vital como «una necesidad para sobrevivir» y, una vez más, reconoció que una de las claves para cerrar ese proceso a tres era la modificación de la Ley de Cajas. Antes, en octubre de 2005, los tres presidentes Xabier Irala, Carlos Etxepare, que este año ha sido sustituido por Xabier Iturbe, y Gregorio Rojo ratificaron «la vigencia del plan de fusión» y Etxepare e Irala reclamaron la modificación de la ley, que, tres años después, no ha llegado.

En setiembre de 2005, en una comparecencia pública de los tres presidentes para explicar las bondades de la fusión a tres, reconocieron al unísono que «si no se modifica la ley de cajas, no habrá fusión». Incluso, en alguna ocasión, el presidente de BBK avanzó que estaba avanzada, pero «paralizada en algún cajón».

No ha habido voluntad en el PNV para emprender su tramitación parlamentaria y se inició un proceso a dos entre BBK y Kutxa, que, en principio, parecía más fácil. Xabier Alkorta, director general de la caja guipuzcoana, reconoció que «se tienen que poner de acuerdo el PSE y el PNV para cambiar la Ley de Cajas, para que la composición de los órganos de decisión se modifiquen». La modificación de la ley se podría haber negociado con otras mayorías.