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Padres de menores interrogados denuncian los métodos policiales

Arropados por Askatasuna, varios padres de menores que han sido interrogados por la Gendarmería de Donibane Garazi en los últimos meses denunciaron las «presiones y métodos» que han tenido que soportar sus hijos. Incidieron en que se les ha impulsado a la delación y, en el caso del último detenido en Armendaritze, incluso a la autoinculpación. Tildaron de «inaceptables» estos procederes y aseguraron que «no permanecerán callados ante estos abusos».
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Arantxa MANTEROLA |

«No estoy de acuerdo con que se machaque a los policías pero todavía menos a los menores». Fue la madre de uno de los menores interrogados el pasado mes de abril por la Gendarmería de Donibane Garazi quien pronunció estas palabras en la comparecencia que, junto a otros padres de menores y Askatasuna, efectuaron ayer en la capital bajonavarra para denunciar los «métodos» utilizados por los gendarmes.

Las convocatorias que comenzaron en abril pasado están relacionadas con los hechos acaecidos en noviembre 2007 en una de las movilizaciones en protesta por la situación del preso Joan Bidart, detenido junto con otras 15 personas en el caso Kalaka y que había intentando suicidarse en su celda.

Amparándose en la ley que permite interrogar durante diez horas sin la presencia de un adulto a jóvenes entre 13 y 16años (edad en la que se aplica la norma general), la Gendarmería convocó al primero de ellos, de 14 años, cuyo padre relató las presiones que sufrió, especialmente para que delatara a otros supuestos participantes en los incidentes. A los pocos días otros dos también fueron citados por los gendarmes. El trato recibido fue, según declararon sus padres, parecido: «amenazas respecto a lo que les podía ocurrir a ellos y a sus familias, presiones, interrogatorios muy agresivos basados en hechos inciertos de los que decían contar con pruebas gráficas que luego no presentaban...».

Efecto contrario

Los padres se preguntaban «con qué objeto utilizan estos métodos» que consideran «inaceptables». Uno de ellos decía que «si el fin es amedentrar y acosar a adolescentes, temo que con la represión consigan el efecto contrario».

El testimonio más emotivo fue el del padre del último «interrogado», que relató cómo los gendarmes se presentaron el 26 de noviembre en su casa y tras registrarla se llevaron a su hijo a quien retuvieron hasta las 21.30.

Explicó que, contrariamente a los otros casos, en el de su hijo «han esperado a que cumpliera los 16 años para convocarle». Visiblemente afectado, denunció que «debido a la presión sufrida», finalmente los gendarmens consiguieron que se autoinculpara.

A pesar de que quedó en libertad tras hacerlo, creen que en base a esa confesión es posible que haya una instrucción judicial. «Es lo único que tienen, porque no han presentado ninguna prueba. Es cierto que mi hijo estaba en la manifestación. También yo participé, pero ¿por qué se arremete contra los jóvenes? ¿Es que no tienen derecho a manifestar su indignación por lo sucedido a alguien que conocen?» declaró,, afirmando que «no nos quedaremos callados ante estos atropellos».

«Hay que parar esta oleada represiva» -prosiguió- para, a continuación, anunciar que «denunciarán estos métodos ante la opinión pública» e interpelarán a los electos sobre lo que está ocurriendo.

«Nuestra rabia se calmará con justicia, no con provocaciones»

Askatasuna calificó los procederes de la Gendarmería de «miserables e indecentes». El hecho de «impulsar la delación y la autoinculpación es inadmisible, máxime cuando manifestarse es un derecho y un deber si suceden casos como el de Joan Bidart» afirmó con contundencia Muriel Lucantis. La representante del organismo antirrepresivo subrayó que «sólo la justicia y la libertad, y no la provocación y la represión, aplacarán la rabia que sentimos»

Reiteró que «no aceptarán» ese estado de cosas y lanzó un mensaje dirigido especialmente a los menores: «Les recomendamos que no tengan ningún sentimiento de culpabilidad por haber caido en la trampa de los profesionales de estos métodos; que hablen y se confíen a sus familiares o amigos y que tengan en cuenta que se puede hacer frente a todo esto».

Uno de los modos de hacerlo es, según Askatasuna, «tener muy claro que tenemos derechos, que podemos manifestar, expresarnos pero también callar, no firmar o no creer las mentiras de las que se valen para impresionarnos y amedentrarnos».

También se dirigió a la sociedad en general incidiendo en la importancia de movilizarse contra estos «abusos» y a los electos en particular para que actúen e interpelen a las autoridades con el fin de terminar con esos métodos que se están generalizando.

Lucantis mencionó varios casos que se están dando también en el Estado -expulsiones de extranjeros, montaje policial en el caso de los sabotajes a las vías del tren...- y alertó de la intención del Gobierno de establecer la edad para la posible detención a los doce años, lo que calificó de «escandaloso». A.M.

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