Tras las pertinentes celebraciones, a partir del 15 de diciembre, cuando sea proclamado oficialmente rector, a Iñaki Goirizelaia y a su equipo les aguarda una ardua tarea, en la que no tendrán que olvidar los errores cometidos en el anterior mandato bajo el timón de Juan Ignacio Pérez. Goirizelaia y siete de sus compañeros repiten en cargos de dirección de la UPV-EHU lo que supone que conocen los entresijos de su burocrática gestión y también los problemas pendientes que abocaron el 22 de mayo al fracaso la reelección de su anterior patrón.

El miedo a la involución que representaba Marisol Esteban activó la participación de muchos de los críticos con la deriva del mandato de Pérez Iglesias, especialmente entre los docentes e investigadores, sin obviar a una parte del alumnado -que acudió a las urnas ante la amenaza de los abanderados de la «sobredosis lingüística»- que desea una universidad más bilingüe. Tras la carrera final para no perder los comicios, el catedrático de Ingeniería Telemática tendrá que no dejarse llevar por dinámicas anteriores, en las que el equipo rectoral ha olvidado a muchos de los sectores que les dieron su voto de confianza.

En campaña y en la resaca de la ajustada victoria, Iñaki Goirizelaia ha subrayado que su proyecto es «de participación, diálogo y consenso»; tiene cuatro años para demostrarlo. Los resultados de los comicios del jueves constatan que la participación fue mayor que hace seis meses, del 10,3 al 17,1%, aunque al margen de los porcentajes se pasa de 5.661 a 11.146 sufragios, situándose en la abultada bolsa de la abstención 40.820 personas frente a las 49.041 de mayo. Muy significativa es la abstención estudiantil, cuya opción ha sido criminalizada cuando era igual de democrática que apostar por Goirizelaia o Esteban. De los 45.918 alumnos censados, sólo 5.216 optaron por los candidatos, situando la participación en el 14,11% frente al escaso 3% anterior. El incremento de alrededor de 5.000 sufragios se puede deber a la campaña desatada por ambas candidaturas por atraer este voto minusvalorado siguiendo las directrices españolas; el voto de un catedrático equivale a 60 de alumnos.

La escapada de Esteban

Tras la protocolaria felicitación, Marisol Esteban huyó el jueves del Aula Magna de Leioa, donde Goirizelaia y sus apoyos festejaban el triunfo con jota incluida. Esa imagen es muestra evidente de la desilusión de la profesora de Sarriko, genuina representante del lobby de catedráticos, vinculados a CCOO, que han gobernado la UPV-EHU desde su fundación siguiendo un modelo arcaíco español.

Tras caer de la nube quienes se han sentido y continúan creyéndose llamados a dirigir la Universidad, Esteban y sus apoyos en la sombra han descubierto que existe otra Universidad que pivota en el resto de profesorado, no sólo los catedráticos. Tras el revés de 2004, en el que dispersaron sus fuerzas en distintas candidaturas, y el del jueves, quienes han apostado por un modelo autocrático han descubierto que las tendencias van en su contra y la mayoría de la comunidad universitaria se inclina por la normalización lingüística y valores progresistas en la gestión y organización de la futura UPV-EHU.

Por ello, el nuevo rector tendrá que afianzar las alianzas a su proyecto desde la mejora continua, desarrollando el Plan Director del Euskara, avanzando en el mapa de titulaciones de grado y posgrado, mejorando las condiciones laborales de la plantilla y corrigiendo los errores en los complementos salariales que frustraron la reelección hace apenas seis meses de Pérez Iglesias.

Otros retos irán en la línea de conseguir más estabilidad económica con acuerdos con el Ejecutivo de Lakua, continuar en la reforma de las infraestructuras, especialmente en el campus vizcaino; y homologar un plan de investigación con otras universidades y crear más puestos fijos para investigadores y también otros de apoyo.