LAB reunió ayer a su Asamblea Nacional de delegados en el frontón Atano III de Donostia y allí, su secretaria general, Ainhoa Etxaide, defendió abordar la actual situación de crisis con «una estrategia que acumule las suficientes fuerzas para abrir un nuevo escenario también en el ámbito social y sindical de este país», porque «no nos engañemos, también se puede gestionar la crisis desde posiciones de confrontación, abriendo luchas aquí y allá, pero sin jugar a la mayor».

Criticó, en este contexto, a los sindicatos que en esta fase económica «han decidido ayudar a gestionar la crisis» negociando «los ajustes de empleo» y defendiendo «los subsidios por desempleo».

Subrayó que se trata de la enésima crisis del capitalismo y «la tercera que afrontamos bajo las reglas de juego que impuso la Constitución», normas que resumió en «capitalismo como modelo económico y social» y «Madrid como ámbito de decisión y unilateralidad como modelo de gestión, es el poder económico quien marca el rumbo».

Etxaide constató que la situación de los trabajadores sería otra si las reglas de juego fueran otras. «Y no hablamos de unas reglas de juego muy complicadas, es más, yo las limitaría a una: que sea determinante la capacidad de la clase trabajadora vasca para organizarse y luchar, desde la movilización y la acción sindical, por sus intereses con el único límite de sus propias fuerzas».

«Es decir -continuó-, que Euskal Herria tenga capacidad e instrumentos para decidir su presente y su futuro, que sean los agentes económicos, sociales y sindicales vascos, junto con las instituciones vascas, quienes decidan y que sea la fuerza de cada uno lo determinante para dirigir este país».

Retomó en este punto parte del discurso pronunciado minutos antes por Jabi Garnika, vicesecretario general de LAB, al asegurar que el problema «no es si hay dinero o no para salir de esta crisis», ya que «se genera, se ha generado y se puede seguir generando riqueza». Situó el quid en cómo se genera y se reparte y quién decide. «Se decide como ahora, el capital de la mano de las actuales instituciones, o lo decidimos entre todos y todas», planteó antes de apostillar que «la cuestión es si salimos de esta crisis con ese modelo más asentado todavía o so- mos capaces de recuperar poder y capacidad de decisión. Ese es el reto del sindicalismo vasco».

Apostar por el futuro

Etxaide fue rotunda al señalar que «tenemos claro que apostar por el futuro pasa por ser capaces de construir una estrategia eficaz que sitúe en Euskal Herria la plena capacidad de decisión para avanzar hacia otro modelo de sociedad, y una correlación de fuerzas suficiente para recuperar poder de decisión» Situó en esas dos claves una estrategia independentista con contenido social, que «tenga en la clase trabajadora su mayor soporte y en el sindicalismo abertzale y de contrapoder uno de sus pilares».

Destacó que esa es la referencia de LAB y «en esa queremos situar nuestra capacidad para construir alianzas y acumular fuerzas».