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Norah Jones, en la Ruta 66

«My Blueberry Nights»

Wong Kar-Wai estrena su primera realización rodada en inglés y en suelo norteamericano, con una película de carretera a la que aporta su sensibilidad estética oriental y su interés por el tema del abandono.

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M. INSAUSTI | DONOSTIA

La música y las canciones son muy importantes en el cine de Wong Kar-Wai, y tal vez por eso ha visto en la cantante Norah Jones a la protagonista ideal de esta película de carretera norteamericana. En la banda sonora suena un tema suyo, junto a otros de Gustavo Santaolalla, Cassandra Wilson, Amos Lee, Otis Redding o Cat Power.

Repite parcialmente con su compositor habitual Shigeru Umebayashi, del que recrea en versión de armónica el famoso tema «Yumeji's Theme» de su película «Deseando amar». Pero la responsabilidad máxima de la ambientación musical recae en Ry Cooder, que es el rey del género de las carreteras polvorientas desde que compusiera e interpretara para Wim Wenders «Paris-Texas». A unos sonidos tan sugerentes les corresponde la fotografía colorista de Darius Khondji, que aplica la visión del extranjero que ya conoce bien esos paisajes de la legendaria Ruta 66, retratando a los personajes fumando o comiendo, casi siempre a través de ventanas o cristaleras.

Wong Kar-Wai prepara ya su segundo rodaje en inglés, de nuevo con Darius Khondji como director de fotografía, y bajo el título de «The Lady from Shanghai». No parece nada precipitado, en vista de que su debut anglosajón con «My Blueberry Nights» ha tenido una excelente recepción crítica. No en vano sus historias de abandono son universales, pero adornadas por una sensibilidad estética muy oriental.

Para su primera obra con rostros occidentales ha sabido reunir un reparto muy bien contrastado, ya que la cantante Norah Jones está secundada por intérpretes de acusada personalidad. En su largo recorrido, la protagonista se va encontrando con el amistoso dueño de un café (Jude Law), con un polícia alcoholizado (David Strathairn) y la ex mujer de éste (Rachel Weisz), y, por último, con una jugadora de Las Vegas (Natalie Portman). Son tres historias que se suceden y de las que nuestra viajera extrae enseñanzas varias, resumibles en la idea de que cuesta más cubrir la distancia emocional que separa a las personas que la física.

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