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Maite SOROA

El culebr�n municipal

La derecha levantisca se revuelve contra la realidad y contra la voluntad popular. No es de extra�ar: son as�. Ahora se han empe�ado en disolver ayuntamientos por la gravedad de la decisi�n ciudadana de elegir a concejales de ANV.

El editorialista de �Diario de Navarra� lamentaba que �con la ley en mano, no es f�cil, aunque no imposible, disolver un ayuntamiento como el de Azpeitia, que conden� el asesinato de Ur�a�. O sea que, aunque haya condena, la cosa es disolverlo. Y qui�n sabe si derribar la casa consistorial.

Y lo expresa, adem�s, con descaro: �Est� claro que ANV no puede estar en una instituci�n democr�tica. Se puede y se debe hacer lo posible por echar de los ayuntamientos a los proetarras, por v�a pol�tica -mociones de censura- y por la legal�.

Tambi�n el escribiente de Pedro J. Ram�rez anda alborotado e insiste: �hay argumentos jur�dicos m�s que suficientes para intentarlo con altas posibilidades de �xito�. Tambi�n el de �El Mundo� se refiere, claro, a la disoluci�n de los consistorios.

El editorialista recita toda una bater�a de argumentos para pisotear la voluntad popular expresada en las urnas y se jacta, adem�s, de que �todo ello podr�a ser utilizado por el Gobierno para proceder a la disoluci�n de todos o buena parte de esos 42 ayuntamientos y afrontar con garant�as los eventuales recursos ante los tribunales. Lo que desconcierta es la negativa a intentarlo pese a que la literalidad de la ley y los argumentos del Supremo permiten sustentar esa decisi�n. �No ser� que el Gobierno carece de voluntad pol�tica? Esa es la acusaci�n que formul� ayer Rosa D�ez, con una tenacidad digna de encomio�. Son insaciables, �verdad?

Y tambi�n �Abc� se apuntaba al carro de los lamentos: �la sentencia de disoluci�n de ANV no est� debidamente ejecutada. Adem�s, esta situaci�n es igualmente icompatible con al suspensi�n cautelar de actividades que decret� el juez Garz�n (...). Este proceso tambi�n habr�a permitido actuar contra los grupos municipales de ANV. Hay un mal que es irreversible -la conservaci�n de las actas de concejal en manos de los proetarras- por no haber actuado a tiempo, pero otros pueden remediarse, aunque sea en parte, si se ejecuta la sentencia del Supremo en su integridad�. El culebr�n contin�a.

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