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Los ángeles también se corrompen

«El intercambio»

Angelina Jolie aspira a su primer Óscar como actriz principal, gracias a la dirección de Clint Eastwood en «El intercambio», donde es la heroína de una crónica negra sobre la corrupción policial en la ciudad de Los Ángeles a finales de los años 20. El propio Eastwood compone la música, en la que muchos consideran la mejor de sus bandas sonoras hasta la fecha.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Una serie de circunstancias casuales han querido que «El intercambio» se convierta en una gran película aclamada por el noventa por ciento de los enviados presentes en el Festival de Cannes, cuando podría haberse quedado en un predecible melodrama retro sobre la típica madre coraje que tanto abunda en los trillados argumentos de los telefilmes de sobremesa, casi siempre basados en hechos reales sacados de la crónica de sucesos.

No suele ser fácil para un guionista como Michael Straczynski, únicamente conocido dentro del fantástico por sus libretos para cómics de superhéroes y series televisivas de ciencia-ficción a lo «Babylon 5», convencer a los estudios de que también puede ser capaz de escribir una intensa y sólida historia dramática. Pero Universal vió posibilidades en «El intercambio», concretamente el director Ron Howard y su socio, el productor Brian Grazer, fueron los que la consideraron un buen vehículo para participar en la carrera por los Óscar.

Pero la comercialidad manda y ambos tenían otras preferencias, pues estaban metidos de lleno en el rodaje de «Ángeles y demonios», la «Precuela» de «El Codigo Da Vinci», que tantos ceros les había reportado a sus cuentas bancarias gracias a provenir de un best-seller de Dan Brown. Y, a continuación, ya tenían escogida, a modo de película de prestigio, «Frost/Nixon», sobre la famosa entrevista televisiva a la que se sometió el expresidente Richard Nixon, así que les era materialmente imposible ocuparse de «El intercambio» como merecía. Obligados a delegar en un cineasta de garantías, llegaron a la conclusión de que en Hollywood no queda nadie más profesional que Clint Eastwood, quien, en efecto, ha sabido volcar sobre un encargo, que otros considerarían rutinario, todo el oficio que atesora.

Lo que Clint Eastwood ha aportado a «El intercambio» es esa aureola de novela negra que tiene la ciudad de Los Ángeles, combinada con su innegable glamour. Es una simbiosis que ya se ha dado en anteriores obras maestras como «Chinatown» o «L.A. Confidential», títulos que recuerdan la corrupción policial que, de forma periódica, ha ido apareciendo en los diarios locales. El minucioso trabajo de hemeroteca desarrollado por el guionista Michael Straczynski, con fotos identificativas de todos los personajes que participaron en este caso de finales de los años 20, ha facilitado mucho la labor de Clint Eastwood para crear la atmósfera de una época en la que ocurrían hechos extraños sin resolver con demasiada frecuencia, debido a que la presión mediática distaba mucho de la actual y el departamento de Policía no se sentía tan vigilado. Clint Estwood guarda un recuerdo imborrable de su niñez en la década posterior, y ese conocimiento de cómo era la ciudad entonces también ha ayudado a dotar de verosimilitud ambiental al relato. La conoció como un lugar todavía pegado a su centro urbano, que estaba lejos de alcanzar la expansión de las grandes metrópolis. Su reconstrucción se presta a una puesta en escena abarcable, a pesar de que se conservan muy pocos edificios originales ochenta años después. El veterano director estadounidense ha rodado en los barrios más antiguos, a cambio de ayudar a los vecinos a reformar sus casas y pintarlas para que lucieran como en sus tiempos de esplendor en la pantalla.

Historia real de una madre

La protagonista vivía en uno de aquellos barrios obreros, trabajando como operadora en una central telefónica. La verdadera Christine Collins era madre soltera, algo no muy bien visto por su comunidad, y que condicionará enormemente el desarrollo de los acontecimientos. A la vuelta de uno de sus turnos de trabajo se encuentra con que su hijo de nueve años ha desaparecido sin dejar rastro, denunciando inmediatamente a las autoridades su tragedia.

Pero la Policía no muestra ningún interés por su caso, en una mezcla de prepotencia machista y nulo sentido del deber. Para ellos esta modesta desconsolada madre no es nadie, y si en un momento dado tratan de solucionar el misterio es para acallar a la opinión publica, representada por el reverendo Gustav Briegleb, un presbiteriano que dirige una emisión radiofónica a través de la cual promueve una campaña de denuncia de la corrupción existente en el cuerpo de Policía. Con tal de acallar esas voces no se les ocurre otra cosa que dar el cambiazo a la madre, que se resiste a dejarse engañar y no se calla, a sabiendas que le han entregado de mala fe a otro niño que no es el suyo. Por gritar su dolor en alto es internada en una institución psiquiátrica, que es la manera que encuentra el corrupto departamento policial de quitársela de en medio.

Por más que parezca un folletín no lo es, ya que este tipo de abusos históricos han solido salir a la luz tiempo después. El personaje de Christine Collins actúa de aglutinador de una serie de atrocidades de las que le tocó ser testigo directo a raíz de la búsqueda de su hijo desaparecido.

De esas indagaciones surge la conexión con otro caso del mismo periodo tristemente célebre, conocido con el nombre de «Los asesinatos del gallinero de Wineville», tras los cuales se encontraba un psicópata llamado Gordon Northcott, quien se calcula que pudo violar y asesinar a más de veinte menores con la más absoluta impunidad. Toda la cadena de irregularidades policiales, con la connivencia de la prensa servil, es integrada en la narración bajo el punto de vista aglutinador de la sufrida madre. De ahí que la duración de casi dos horas y media no parezca excesiva, por más que algunos espectadores demasiado comodones reclamen una versión resumida a la carta, pese a la demostrada capacidad de síntesis del señor Eastwood.

Aunque las primeras críticas se hayan deshecho en elogios para la estelar Angelina Jolie, cuyo atractivo resulta irresistible para la mayoría de comentaristas de sexo masculino, lo cierto es que «El intercambio» presenta un reparto muy bien compensado. La clave está en el trío protagónico, según un esquema que ya le funcionó muy bien al director en la oscarizada «Million Dollar Baby».

Lo que pasa es que la Jolie vuelca en su personaje su propia experiencia maternal, de la que saca la fuerza para transmitir la emoción de la pérdida de su criatura más querida. Y, si bien es la que sostiene el peso de la función, cuenta con un terrible oponente en el asesino encarnado por el impresionante Jason Butler Harner, con John Malkovich haciendo las veces del religioso que la defiende y media en el conflicto. A favor de la actriz hay que decir que ha sabido adaptarse al exigente método Eastwood, basado en el efecto veraz de las primeras tomas (llegó a filmarla cuando se creía que estaba ensayando). De esta forma, una vez iniciada la película nadie se acuerda de la Jolie famosa, viendo exclusivamente a la mujer sencilla que interpreta, una heroína del pasado con una carga ejemplar de cara al presente.

Angelina Jolie, a por el óscar de actriz principal

Lo que honra a Angelina Jolie es haber prescindido, salvo cuando era una niña y no podía tomar decisiones, de la influencia paterna de John Voight para abrirse paso en la profesión. También intenta sobreponerse a su fama mediática que le condena al cine comercial, como heroína del cine de acción fantástico. Ganó el Óscar de Actriz Secundaria con la película independiente «Inocencia interrumpida», para adentrarse más en el drama con «Un corazón invencible», a las ordenes del inglés Michael Winterbottom. «El intercambio» es su segunda oportunidad para hacerse con el Óscar de Actriz Principal.

M. I.

NUEVO PROYECTO

Clint Eastwood ya prepara una nueva película, «Hereafter», que produciría Steven Spielberg y en el que Eastwood también dirigirá. El guión de la película está firmado por Peter Morgan, autor también de «Frost/ Nixon».

VANGUARDIA

El guión es obra de Michael Straczynski, conocido por su serie de culto Babylon 5 y por el reconocimiento que le ha obsequiado recientemente el fandom del mundo del cómic por sus aportaciones novedosas en Spiderman o Thor.

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