Marcos Jorge había codirigido un largometraje anterior junto a Fernando Severo titulado «Corpos celestes», dentro de una modalidad asociativa que se practica mucho entre los debutantes brasileños y con excelentes resultados. La prueba es el éxito que acto seguido ha alcanzado con su ópera prima en solitario. La buena acogida dispensada a la película «Estómago» en cuantos festivales ha participado puede que se deba a su inclinación por la cocina internacional, a través de la italiana, ya que la brasileña es mucho menos conocida y apreciada en el resto del mundo. A eso, y a que introduce en el género culinario algunos nuevos elementos, al utilizar la comida y su preparación como una metáfora de la consecución de poder y de prestigio social.

Los relatos originales que Lusa Silvestre escribió especialmente para Marcos Jorge partían de la idea de un cocinero encerrado en prisión, que utiliza su dominio de los fogones para ganar privilegios durante su privación de libertad. No es nada habitual que el ambiente carcelario aparezca en este tipo de películas, pero en «Estómago» sirve para explicitar que el mismo camino de ascensión puede ser recorrido en sentido inverso y convertirse en una caída.

El actor Joâo Miguel, que da vida al cocinero llamado Raimundo, tuvo que recibir clases gastronómicas para poder preparar su papel, en un esfuerzo de aprendizaje compartido por el resto del equipo. Contaron con expertos chefs como asesores para crear los muchos platos que aparecen en la película, pero los guionistas también colaboraron a la hora de crear las recetas (localizables en la web oficial), que habían de ser imaginativas, sobre todo en la parte carcelaria, por la falta de condimentos y la escasa variedad de productos.