«Nos es imposible dar marcha atrás. El desarrollo futuro de China depende de las reformas y de la apertura económica», aseguró el presidente chino y secretario general del Partido Comunista de China (PCCh), Hu Jintao, en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing, durante la ceremonia para conmemorar el 30 aniversario del inicio de la política de reformas y apertura económica.

Ante más de seis mil personas, Hu Jintao puso también los límites a esa apertura, al afirmar que debía combinarse con estabilidad y seguir bajo la dirección del PCCh en el poder. «El desarrollo es la lógica básica y la estabilidad la tarea básica. Sin estabilidad no podemos hacer nada y perderíamos todo lo que hemos conseguido», aseguró.

«Nuestro partido seguirá siendo (...) la columna vertebral de todos los grupos étnicos nacionales, para gestionar los distintos riesgos y pruebas, externas o internas, y seguirá siendo la base en el proceso histórico de desarrollo del socialismo con características chinas», manifestó.

En un discurso adornado con referencias al marxismo y al socialismo, el presidente chino describió los profundos cambios que ha vivido el país, principalmente económicos, desde que hace treinta años Deng Xiaoping pusiera en marcha las reformas, con las que China abandonó la economía planificada de Mao Zedong para incorporarse al libre mercado, en lo que se llamó «el socialismo de características chinas».

En concreto, Jintao mencionó el pleno del PCCh que entre el 18 y el 22 de diciembre de 1978 ratificó las reformas, «marcando un cambio de dirección del partido» desde el nacimiento de la República Popular China en 1949.

En 1978, China emergía apenas de la Revolución Cultural (1966-1976), con un PIB de sólo 364.000 millones de yuanes. En 2007, China declaraba una riqueza 68 veces superior.

«El porcentaje medio de crecimiento anual -recordó- ha sido del 9,8%, lo que representa más de tres veces la media mundial. La economía china se ha convertido en la cuarta del mundo». Además, destacó que «no vamos dejar de abrirnos al exterior, pasando una histórica página, del cierre y semicierre a la apertura en todos los ámbitos».

Añadió que en la actualidad «el pueblo chino (...) está en la vía de la prosperidad y la felicidad. El socialismo chino ha demostrado su vigor y vitalidad». Con todo, admitió que «nos queda un largo camino por recorrer y no podemos dormirnos en los laureles», dijo, en referencia a la persistencia de la pobreza en el país y a las diferencias de riqueza entre ciudades y zona rural.

Hace treinta años comenzaron las reformas con el inicio de la descolectivización de tierras, lo que condujo a la desaparición de las comunas populares antes de extenderse a zonas económicas especiales, creadas para atraer capital extranjero y desarrollar intercambios, después de ganar las ciudades.