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Incapaces de distanciarse del borde del abismo

Los de Salmerón, que recibió los primeros pitos reclamando su dimisión, volvieron a suicidarse con dos graves errores en defensa en la primera media hora y perdió la opción de alejar el descenso a siete puntos

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DEPORTIVO ALAVÉS 1

TENERIFE 2

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

Pues parece que en 2009 nos va a volver tocar sufrir, y es que el Deportivo Alavés se muestra incapaz de separarse de una vez de la delgada y peligrosa línea del abismo. Ganando ayer podía haber alejado el descenso a siete puntos pero, como cada vez que parecía que el equipo podía levantar la cabeza para respirar, un ordenado Tenerife volvió a sacar a relucir todas las limitaciones de los albiazules. Así las cosas, sólo la existencia de cuatro equipo ahora mismo peores mantiene al equipo en zona segura, con el agravante de que una parte de la afición ya ha mostrado públicamente su disconformidad con Salmerón, cuya destitución solicitaron al término del partido.

No obstante, los problemas del actual Alavés van más allá de las sensaciones que sea capaz de transmitir un técnico que desde el primer día no ha calado entre el público. El equipo está muy justo y, a poco que falte alguien -ayer no estuvieron dos piezas claves como Garitano y un Toni Moral cuyo agujero ya se ha comenzado a notar- o que el plan A no se pueda llevar a cabo, el Alavés sufre en exceso.

Si a esto sumamos la letal costumbre de conceder ventajas a los rivales en los primeros minutos de los partidos, el coctel se convierte en muy peligroso y lleva camino de volver a hacernos sufrir hasta el final.

A falta de uno, los goles concedidos ayer a un Tenerife cuyos delanteros hicieron mucho daño, fueron dos en media hora. En un comienzo de partido en el que el Alavés trataba de llevar el peso del partido con su remozado once, dos clamorosos errores defensivos volvieron a dejar puntuar en manos de la heroica.

Así, Nino colgó un balón sin aparente peligro al área en el minuto 12 y Alfaro aprovechó que ninguno de los centrales ni Kalderon, que era el que cerraba, se le acercaron y adelantó a los suyos en el marcador. Acostumbrado a sucesos similares, el Alavés recibió bien el golpe y creó un par de buenas opciones en las inmediaciones de Aragoneses, pero ni Emilio, en una falta, ni Cuevas, a centro de Moreno, consiguieron empatar.

Otra jugada absurda, en este caso en un mal despeje de César en una falta, posibilitó a Oscar Pérez tener toda la comodidad del mundo para hacer el segundo antes de que se cumpliera la media hora de juego. Pudo ser incluso peor, ya que el incisivo Nino tuvo otro claro mano a mano ante Bonis tras otra pifia de la zaga albiazul.

Impotencia

A partir de ese instante el Alavés lo intentó con más corazón que ideas. Y es que, ni los jugadores ni desde el banquillo supieron darle la vuelta a una situación que se había vuelto muy adversa. Con Emilio desubicado en el pivote, sin profundidad en las bandas, sin incorporaciones desde los laterales y Javi Guerra otra vez muy solo, el juego del equipo albiazul careció de la fluidez necesaria para poner en peligro a la zaga visitante.

Salmerón buscó el revulsivo en en el descanso en un Igor Martínez al que le costó ubicarse en la media punta y el remedio fue peor, ya que se perdió la batalla del centro del campo y el Tenerife tocó y tocó el balón en la medular, con los albiazules corriendo de un lado hacia otro sin demasiado éxito.

La impaciencia se trasladó a la grada y comenzaron los primeros pitos de desaprobación, pero afortunadamente el vivir tanto tiempo al límite tiene la virtud de que curte a cualquiera y esa capacidad de crecerse ante las adversidades es el mejor asidero para la esperanza.

Porque de la nada, el equipo babazorro tuvo el coraje de marcar el primer gol en un balón disputado por alto por Astudillo que se lo dejó para que Javi Guerra acortara distancias en el 87. Parecía que no había tiempo para nada, pero el propio delantero malagueño fue capaz de crearse otra gran oportunidad que se topó con Aragoneses y el larguero repelió un gran remate de Igor desde fuera del área que pudo haber suavizado otro trastazo que deja malas sensaciones de cara al nuevo año.

El Consejo se reúne esta tarde tras los pitos a Salmerón

Como ya sucedió tras los cinco goles encajados en Jerez, el Consejo de Administración ha convocado una reunión extraordinaria para esta tarde, en la que el tema principal será la continuidad de un José María Salmerón que, por primera vez, escuchó gritos pidiendo su dimisión.

El técnico almeriense no quiso profundizar cuando le preguntaron sobre esos gritos. «Yo la verdad no tengo nada que decir al respecto. Yo me tengo que dedicar a trabajar, entrenar y tratar de conseguir resultados», señaló. Tampoco quiso ahondar el andaluz en un pequeño altercado que su segundo, Víctor Mañas, tuvo con un aficionado a la hora de retirarse a vestuarios.

En su análisis del partido, el técnico babazorro se lamentó de que a ellos les costó mucho más marcar. «Estoy enfadado y cabreado porque en el balance de ocasiones vemos que nosotros necesitamos demasiadas para marcar, mientras que ellos, con cuatro llegadas, nos han hecho dos goles. Además dos goles que han sido completamente evitables», explicó.

Lo peor de toda la intervención de Salmerón fue escucharle que no encuentra explicación a esos goles tempranero que se repiten casi cada semana. «Si te digo la verdad yo no encuentro una explicación a los goles encajados. Hace quince días Jandro nos hizo una gran jugada y nos marcó un golazo ante el que poco pudimos realizar. Hoy por contra, los dos goles son evitables, un centro lateral y un mal despeje que les hemos dejado. ¿Cuántas de esas hemos tenido nosotros?»

Sin posibilidad de resarcirse en dos semanas, la derrota será más larga y preguntado por sus sensaciones, Salmerón dijo que éstas «son malas tras haber perdido un partido con dos goles a los que no encuentro explicación. Además, este equipo debe imponer un ritmo mucho más alto», explicó el entrenador albiazul, que volvió a repetir que la secretaría técnica sigue buscando refuerzos. J.O.

Toni Moral se despidió en el descanso

En el descanso del partido, en un acto que quedó un poco desangelado, Toni Moral salió al centro del campo para despedirse de la afición de Mendizorrotza, que le respondió con una sonora ovación, como se merece.

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