«Falta voluntad política para que aflore el problema del amianto»
El amianto está generando muchas víctimas. Jesús Uzkudun afirma que tan sólo se ha asomado la punta del iceberg. Aunque se calcula que en Euskal Herria 180.000 trabajadores tuvieron contacto con ese mineral cancerígeno, el sindicalista recuerda que pueden sobrepasar los 500.000 empleados.
Juanjo BASTERRA |
El amianto está generando un drama importante entre ex trabajadores y sus familiares. Jesús Uzkudun, responsable de Salud Laboral de CCOO de Euskadi, considera que debe aflorar la gravedad del problema para conseguir que la administración pública actúe. Para ello, lo primero que debería de conseguirse, a su juicio, es que los médicos de Osakidetza informaran de los casos cada vez que se detecten. Aunque en teoría había un protocolo en esa dirección, «no se aplica», sentencia el sindicalista.
¿Qué balance hace del amianto en Euskal Herria?
Tengo cierta satisfacción, porque, a pesar de las enormes dificultades, el problema empieza a coger dimensión. Mirando hacia atrás, el pacto de silencio existente empieza a romperse. Aunque todavía queda mucho que hacer y trabajar, sin duda.
¿En qué nota que se rompe el pacto de silencio?
En el compromiso de los propios enfermos de salir a contar sus historias. Así ya se empieza a abordar como un problema y es un comentario social debido al efecto cancerígeno y mortal del amianto.
¿Cuánto amianto queda en Euskal Herria?
¿En los pulmones o en los edificios?
En ambos.
En los pulmones queda mucho amianto, y en los edificios bastante. Si no logramos hacer un inventario exacto, y si no logramos como en el caso de Francia, que te den un certificado que ese piso o vivienda no tiene amianto, no habremos avanzado. Hemos dado el paso con los suelos contaminados, pero no en la edificación.
En el Estado español son 2,5 millones de toneladas inyectadas en los edificios. ¿Cuánto puede haber en suelo vasco?
Es difícil saberlo, porque queda mucho. Hay mucho amianto en los puestos de trabajo. Años más tarde de la prohibición del amianto en mi casa, en mi propia cocina, me colocaron amianto. O sea que ...
Que se sigue comercializándose amianto...
Sí, en grandes o pequeñas proporciones, pero sí.
¿Por qué no se cierra el grifo?
No hay voluntad política. Hace falta poner muchos muertos encima de la mesa. A Comisiones nos acusan de generar alarma social, pero parece que esta sociedad se mueve cuando pones los hechos en los juzgados y empiezan a caer los paquetes de indemnizaciones por daños y perjuicios, además de los recargos contra las empresas.
Los organismos oficiales afirman, sin embargo, que no hay problemas de tramitación con los afectados del amianto.
Lo primero que tengo que decir es el fracaso del Departamento de Sanidad y de Osakidetza. Un dato: el pasado 8 julio, una mujer de Renteria ex trabajadora de Productos Aislantes (Paisa) hizo preoperatorio para una operación de las rodillas, pero le descubrieron un bulto en los pulmones. El pasado 15 de setiembre falleció. No hubo comunicación de sospecha de ese tema. La sanidad pública se ha cargado con el muerto, en vez de haberlo comunicado.
Es la tercera trabajadora muerta por esta causa en esa empresa. Hay una concidencia. La fábrica ya está cerrada, pero en ella se fabricaban productos aislantes, de baquelita. Las trabajadoras de la empresa de esa localidad guipuzcoana lijaban y salían blancas del polvo amianto después de sus jornadas laborales.
¿Osakidetza se ha saltado el procedimiento?
Realmente el Departamento de Sanidad y sus políticos tienen una enorme responsabilidad. Primero, porque asumen unos costes que no les corresponden. Y, segundo, porque ayudan a que sigan ocultos estos casos de cáncer por amianto.
La mayoría de los enfermos surgen después de jubilados. Ni causan baja, ni nada por el estilo en las empresas. Si Osakidetza no lo comunica, o acuden a nosotros porque algunos ven que suenan las campanas, pasan en el más absoluto de los silencios. Sí quisiera que Osakidetza publicase datos de mesoteliomas y cáncer de pleura que han salido o han caído en la CAV durante este año.
¿Cuántos casos de amianto ha controlado usted?
Tengo bastantes casos, más de media docena con mesoteliomas. Algunos viven fuera y, por lo tanto, tenemos más lío. Aquí tienen que tener datos reales.
¿No se publican para ocultar?
Claro, porque no tienen interés ni quieren dar importancia al amianto.
¿A quién beneficia eso, a la mutua o a los empresarios?
A la mutua y al empresario, pero va en perjuicio de la Sanidad Pública. En algunas reuniones ya le hemos manifestado al viceconsejero de Sanidad que le están robando la cartera.
¿Pero esa cartera la mantenemos todos a escote?
Así es. Un buen gestor político no correría con los gastos que son de otro. Es una de las cosas que hay que mover de cara al futuro. Lo mismo que la Sanidad Pública notifique los casos para avanzar en la mejora de la calidad de vida de los trabajadores.
En la declaración, sigue habiendo diferencias entre Gipuzkoa y Bizkaia. En la primera, la Seguridad Social reconoce la enfermedad profesional y la actualizan como ha ocurrido en los casos de Arcelor, Papelera de Tolosa, Serrería de Lezo, Luzuriaga Fagor, y espero que en Rezola, pero no ocurre así en Bizkaia, que se rechazan.
Antes hablaba usted de 8.000 a 10.000 afectados, pero en alguna ocasión ha dicho que se ha quedado corto. De este modo, ¿cuántos casos de amianto pueden surgir en los próximos años?
Lo triste es que hay muchas familias que cuando le dicen que tiene cáncer lo mantienen en absoluto silencio, incluso lo ocultan. Hay muchos casos. Algunos que les han reconocido la incapacidad absoluta por enfermedad profesional por amianto no quieren que se sepa nada. La gente no sabe dónde acudir. Uno de los casos ocurrió en una gran empresa guipuzcoana, que está tramitando su caso, se puso en contacto con un miembro del comité, pero le dijo que allí no había amianto. Contactó conmigo, por medio de conocidos. Ese es el drama. Si no tienes una referencia, cómo vas a meterte a revolver Roma con Santiago, si el contagio ocurrió hace treinta o cuarenta años. Por eso, mientras no haya un cambio en las autoridades sanitarias y de los médicos de atención primaria, que detecten y comuniquen de oficio a Osalan, a la Seguridad Social, y hasta que los sindicatos nos pongamos las pilas y trabajemos con esto no habrá una solución a la vista. Detrás de esto nos jugamos mucho, no sólo con el tema del amianto, sino con la sílice cristalina, y otras sustancias cancerígenas.
¿Los casos de amianto que han salido hasta la fecha son la punta del iceberg?
Sí, hay muchos más casos que tarde o temprano saltarán. El drama es así. Pero parte de que hace falta una cultura de la prevención.
Primero la tendrían que tener los médicos o la administración, aunque ésta segunda señala que la falta de intervención y control médico tiene mucho que ver con la falta de facultativos que actúen en este campo.
Voy a decir de forma rotunda que las chapuzas que se realizan en la vigilancia de la salud no son por la falta de médicos especialistas, y digo que no es un problema de esos, sino de falta de voluntad política y de cultura. Plantearse hoy que un médico te pregunte cuánto fumas, cuánto bebes y dónde has trabajado es una rara excepción. Si no te pregunta dónde has trabajado, ¿cómo se van a preocupar de dónde te viene esa enfermedad?
¿Dónde está la clave ?
La clave es por qué hay tan pocos trabajadores a los que les hacen vigilancia postocupacional. Tengo carta de Osalan que respondió el pasado 4 de diciembre a una demanda de una trabajadora que trabajó en Montero, diciéndole «paciente sin localizar» y nadie le reconoce su enfermedad. Osalan no ha hecho nada. La clave es que prefieren mantenerlo en silencio, oculto.
En las décadas de los 70 y de los 80 del siglo pasado el amianto estuvo por todas las empresas y desde el inicio del siglo pasado se sabía sus efectos malignos. Ese es el problema.
¿Cuántos trabajadores han tenido contacto con el amianto?
Casi todos los que trabajamos en la siderurgia y fundiciones, además del alto trasiego de gente. Me acuerdo de mi experiencia en Orbegozo. Yo he estado expuesto al amianto. También los de la industria naval, ferrocarriles... muchísimos. Las empresas importadoras de amianto como Michelin, AHV, Catelsa, etc. daban empleo a muchas personas.
Creo que no estaremos descaminados en pensar que más de medio millón de trabajadores han tenido algún contacto con el amianto. Por lo tanto, el riesgo de que aparezcan afectados a causa de este mineral cancerígeno es muy alto.
¿No ha aflorado la enfermedad?
Estamos en los inicios.
¿Qué se puede o se debe hacer en el futuro?
Muy importante, la sensibilización, que la gente empiece a sospechar. Sacar más empresas a la palestra para que se sepa la dimensión de este drama humano. Pero hay mucha gente que no quiere comerse el coco y prefiere no sumarse a las listas para que haya una vigilancia postocupacional. Es muy importante que los medios recojan en el testimonio. Eso incentiva a los propios médicos.
«Todavía hay mucho amianto en los pulmones de los trabajadores vascos, porque en las décadas de los 70 y de los 80 del siglo pasado se trabajó mucho con ese mineral cancerígeno»
«Estamos ante la punta del iceberg. Calculé que habrá de 8.000 a 10.000 muertes en los próximos años, pero creo que me he quedado corto en las estimaciones»
«Los protocolos de comunicación desde Osakidetza son necesarios, pero no se cumplen. También la vigilancia postocupacional de los trabajadores»
Hace unas semanas una responsable médico reconoció que los casos de amianto se han multiplicado en los últimos años.
Creo que una parte importante será de aquí, porque se ha hecho una tarea de aflorar y acompañar a quienes están afectados.
¿Cree que es necesario un fondo económico de compensación?
Sí. Porque se está produciendo un problema importante, ya que se empiezan a acumular casos. Una empresa guipuzcoana ha indemnizado a un afectado con 147.000 euros por anticipado para evitar la mala imagen de ir saliendo siempre en los medios. Pero, también es verdad, que es necesario ese fondo porque las empresas van a ver que muchas demandas se ganan y se interponen otras más. No van a tener fondos para hacer frente a esos recargos e indemnizaciones.
Pero todavía no hay un fondo, que por cierto la actual vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, defendió cuando el PSOE estaba en la oposición.
Cierto. Hay que seguir pidiendo y reclamando indemnizaciones. El conjunto organizaciones empresariales y la mayoría de las mutuas defienden ese fondo de compensación.
Porque les evita a ellos el coste...
Ya, ya, y porque alguna no va a poder hacer frente a lo que le va a venir. Las mutuas poco pagan, tienen excedentes, si se puede conseguir ese fondo, tranquilamente, por esa vía para echar andar, bienvenido será. Pero es un problema de decisión política, les doy a estos. Soy consciente de este problema.
Tienen la obligación de tener puesto seguro.
Sí, pero hay una responsabilidad del Estado, porque no se prohibió su uso y comercialización hasta el año 2002 y porque la legislación anterior era de aquella manera, no garantizaba la seguridad. Es el Estado el que debe crear el fondo
¿Se verá pronto y cree que las patronales aceptan?
Tengo muy claro, mientras más empresas vayan pagando indemnizaciones, y más se vean en esa situación, más apretarán al gobierno. Tiene que haber confluencia de intereses. Hoy es el día. Adegi y Confebask defienden la creación de ese fondo, incluso las mutuas. Estamos cerca. J. B.