Days of being wild
Ines INTXAUSTI
Crítica de televisión
Estos días estratégicamente colocados en el candelendario que llenan de orgullo y satisfacción a empresas como Vodafone y otras, TVE suele tener a bien la promoción monotemática de algún personaje metaespañol que aúne la pasión y el ardor ferviente y necesario para el desarrollo cartilaginoso del tapiz de la patria en tan señaladas fechas. Este año dos han sido los que han tenido sus 90 minutos de gloria: Raphael y Rosario. Ambos han celebrado un concierto tipo «The last waltz» con sus íntimos y televisión española los ha considerado de interés general. Vaya por delante que soy una absoluta admiradora de la Faraona y su prole. De hecho lamenté estar de vacaciones como columnista en Cantabria y haberme perdido la composición de un perfil obituario que hubiera sido escrito de rodillas. Sí, señores y señoras lectoras. Ahora entiendo que mi inmediata superior en este periódico arguya una vez y otra la teoría de que un columnista no puede estar de vacaciones nunca para evitar que nos durmamos en la frondosidad de algunos laureles cercanos a Kanala y sus manglares. Raphael y Rosario vienen precedidos de una catalogación artística considerada única. Raphael es evidente que solamente hay uno. Si hubiera otro no existiría éste. Y Rosario- ex Rosarillo- es a su vez la única superviviente de la familia que ha heredado una parte proporcional del grandísimo y salvaje arte de su progenitora la, en todos los aspectos grande, Lola Flores y también de su Pescadilla. Un concierto televisado cuyo éxito reside en la formulación del escenario: aparecen todos los admirados y admiradores del artista y le arropan al tiempo que se rinden una pleitesía corporativa muy del agrado del espectador medio navideño. Vi el de Rosario salpicado de una entrevista realizada por Pepa Bueno con el que se completaba el espectáculo sumándole un aspecto de formato seudo documental que, por otra parte, no aportaba nada especial. Tampoco importa mucho porque en Navidad la audiencia está inhabilitada para reparar en nada de esto mientras su cerebro siga en su estómago. Que aproveche y Burp!