Masacre israelí en Gaza
Los gazatíes abandonan las zonas más expuestas
Los palestinos se esconden tras pasar una noche sin sosiego en Gaza, mientras otros se alejan de la zona fronteriza por la que los carros blindados israelíes han penetrado en este territorio palestino. En la ciudad permanentemente sobrevolada por los aviones militares israelíes, todos los comercios están cerrados en domingo, día laborable en Palestina.
Sajer ABÚ EL-UN
Periodista France Presse
Las calles están prácticamente vacías, excepto junto a las panaderías, donde se forman largas colas para aprovisionarse ante lo que se prevé un largo asedio. «Temblamos como nuestros niños», confiesa Yehia Anis Hussein, del barrio de al-Zeitun, cerca de la frontera oriental de Gaza.
«Antes de esta ofensiva, era el bloqueo lo que nos mataba. Esta situación es insoportable», añade.
«Mis hijos están aterrados debido a la intensidad de los bombardeos, que no han cesado durante toda la noche», cuenta Samir Haji, de 46 años, que vive en el mismo barrio.
«Decenas de carros con bulldozers apoyados por helicópteros han llegado de la terminal fronteriza de Qarni, han avanzado hasta Netzarim y han cortado la carretera», indica, haciendo referencia a una antigua colonia sionista ubicada en el centro de Gaza, a sólo tres kilómetros al sur de la ciudad.
Según Abú Iyad Chamlaj, un residente de Cheij Ajline, en el mismo sector, «decenas de carros han tomado posición en el lugar de la ex colonia».
«Los militares israelíes han construido terraplenes de tierra y disparan sobre la carretera de la costa», explica.
Distintos testigos hablan de la presencia de unos cincuenta carros y blindados, transporte de tropas y bulldozers, que se han desplegado en este sector, en torno a un cruce estratégico, para cortar en dos la carretera Salaheddin, la vía principal que comunica Gaza de norte a sur.
Un taxista, Yussef Mohammed, ha tenido que renunciar a su forma de ganarse la vida debido a los tiros de advertencia que ha disparado el Ejército israelí en las carreteras de Gaza.
«Normalmente, hago el trayecto Gaza-Jan Yunis, en el sur, pero no he podido trabajar hoy debido a los tiros que han disparado en la carretera», explica.
Mientras, activistas de las brigadas Ezzedin al-Qassam, el brazo armado del movimiento islamista Hamas, que controla Gaza, impiden a los civiles aproximarse a la línea del frente.
Veinte palestinos, la gran mayoría no combatientes, murieron ayer por disparos del Ejército o ataques aéreos israelíes en el entorno del campo de refugiados de Jabaliyah y Beit Lahya, una de las zonas por las que entraron las fuerzas terrestres sionistas, según fuentes hospitalarias palestinas.
A cinco kilómetros de la frontera, en la ciudad israelí de Sderot, que habitualmente es objetivo de los cohetes artesanales cuya destrucción es, según Israel, el objetivo de esta operación, la población se felicita por la ofensiva terrestre.
«Apoyamos totalmente esta operación», destaca David Muskila, el alcalde de Sderot, recién llegado de una visita para animar a sus vecinos tras recibir el impacto de otro cohete artesanal.
«Esperamos que esto traiga la paz y el silencio en toda la región, no sólo a Sderot, sino también a Ashkelon, Beer Sheva y a otras ciudades que son habitualmente objeto de los cohetes lanzados por los terroristas desde Gaza», añade Muskila.
[Sin embargo, los deseos de Muskila parecen lejos de cumplirse. Ayer mismo, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que se encontraba de visita en Sderot, tuvo que acudir a un refugio, ya que durante su estancia en esta ciudad sonó la alarma. Bloomberg llegó ayer a Israel para mostar su apoya a la operación contra Gaza. Llegó acompañado del congresista demócrata Gary Ackerman y visitó también la ciudad de Ashkelon, donde se reunió con judíos originarios de Nueva York].