SEGUNDA Todo sigue igual en la zona alta de la tabla
Un gol fuera de tiempo impide acercar más el ascenso
En un mal partido, la Real fue capaz de marcar dos goles por mediación de Marcos y Agirretxe que resultaron insuficientes para ganar porque Pierini logró empatar pasada la prolongación decretada.
CORDOBA 2
REAL SOCIEDAD 2
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
La Real padeció ayer la cruz de la misma moneda en la que la cara le sonrió antes del parón navideño contra el Salamanca. Si entonces fue Ansotegi el que en la prolongación logró un gol que valía dos puntos, ayer Pierini arrebató en una jugada similar ese mismo botín a los blanquiazules, aunque con la gran diferencia de que el tanto de ayer llegó fuera del tiempo establecido por el árbitro para la prolongación. Lo que es una cruz es lo de los árbitros con la Real. Ya no está sujeto a su interpretación que una mano como la que no fue castigada ayer en el área local sea voluntaria o no. Hasta algo en lo que la subjetividad no debería existir, el tiempo de juego, está sometido a su capricho.
Pino Zamorano había concedido tres minutos de prolongación. Como mucho, podía ampliarlos en treinta segundos porque después entraba Estrada por Xabi Prieto, pero pasaban ya cuatro minutos cuando dio permiso para sacar el enésimo corner que botaba un Córdoba que encerró a la Real en su área y transcurrió casi otro medio para cuando la jugada acabó en gol.
No hay nada que habilite a un árbitro a dejar sacar un corner con el tiempo ya cumplido, pero muchos lo hacen y por eso ayer la Real perdió dos puntos que ya saboreaba y que le hubieran situado a un punto del ascenso. Ahora queda a tres, pero esa misma distancia le separa del decimoquinto puesto dentro de la gran igualdad que domina la categoría y que provoca jornadas como la de ayer con tantos empates entre los primeros.
Cierto es que la Real no supo jugar los últimos minutos, en los que estuvo encerrada en su área y dio demasiadas opciones a balón parado a un equipo que sólo daba sensación de poder marcar en esas jugadas. Pero es muy difícil jugar esos minutos en los que el rival manda hasta el portero hacia el área rival y las probabilidades de encajar un gol se multiplican. La clave estuvo en que ese último corner no debió lanzarse, pero también hay que admitir que el empate es más justo que la victoria que debió lograr la Real porque no hizo tantos méritos para ello.
Marcos y Necati
Pero el fútbol no se dirime por méritos, sino por goles, y la Real metió más en el tiempo reglamentario gracias a que Marcos tuvo todo el protagonismo que Necati no puede asumir. Todos esperan a que el turco marque, pero da la sensación de que ya ha dado lo mejor que ha tenido en el fútbol. El problema no es que no haya metido un gol legal. Eso es una consecuencia. No tiene la chispa y la velocidad necesaria para superar al central más lento y cuando en el fútbol se llega un segundo tarde a los sitios, hay que cambiar de trabajo. Sobre todo porque tampoco es capaz de ofrecer muchos más recursos que un juego de espaldas aceptable a treinta metros de portería y una buena actitud. Muy poco. Agirretxe está mucho mejor que Necati y no porque lleve dos goles en sus pocos minutos. Tiene talento y la chispa de alguien que está en el viaje de ida en esto del fútbol.
Es lo que aporta Marcos. Tiene una velocidad y una calidad que muy pocos ofrecen en Segunda. Le suma una buena predisposición al trabajo. Sólo le falta más disposición a hacer las cosas más simples para aprovechar sus virtudes. Ayer lo hizo en el primer gol. En el segundo, en una gran jugada de Aranburu, el balear no fue egoísta y eligió la mejor opción que aprovechó Agirretxe con suspense para lograr un gol que debió bastar.
La verdad es que la Real sacó petróleo a las escasas oportunidades de las que dispuso en un partido malo, sobre todo en el segundo tiempo, en el que al margen del gol de Agirretxe sólo se pudo contabilizar un disparo de un Marcos que estuvo presente en casi todas las opciones de peligro blanquiazules. También el Córdoba dio una mala imagen y por eso el partido resultó pobre.
Lo mejor del encuentro fue el comienzo de la Real, que para el minuto 4 había dispuesto de dos opciones en dos remates de cabeza de Markel y Ansotegi. Al vizcaino le faltó poco para marcar tras una falta bien botada por Castillo, que asumió la responsabilidad de dibujar la estrategia en ausencia de Gerardo.
Esa ambición de la Real volvió a personalizarse en la figura de Mikel Labaka, que de manera similar a lo que hizo ante el Salamanca subió con decisión y abrió el balón a Marcos, que hizo una jugada simple como todas las que debe buscar con su velocidad y buen golpeo con la izquierda. Recorte, disparo y gol.
El tanto hizo daño al Córdoba, y salieron a relucir los nervios y problemas locales. Ahí es donde la Real no supo matar el partido. Los locales necesitaron 29 minutos para disponer de su primera opción, a balón parado, en la que Pierini remató fuera, pero en la jugada siguiente un simple saque de banda lanzado en largo por los andaluces y mal defendido por los guipuzcoanos permitió a Arteaga empatar.
A partir de ahí el Córdoba cogió aire y estuvo mejor que la Real en el segundo tiempo. Los de Lillo perdían el balón con demasiada facilidad y también el sitio. En dos errores colectivos llegaron buenas opciones para Guzmán y Yordi, pero justo cuando peor estaba la Real Aranburu fabricó una gran jugada que debió bastar para ganar si el partido llega a durar lo que Pino Zamorano había indicado al cuarto árbitro y no más.
Juanma Lillo trasmitía «mucha rabia» por perder dos puntos en el último suspiro, pero recordaba que «también pasa que metamos en el 92 y lo festejamos. No vamos a decir que es normal, pero tal y como estábamos, con el juego volcado a un campo, en el que era constante la situación de angustia en la que vivíamos, no te puede extrañar que empaten a balón parado. Pero hasta el partido estaba terminado...», aunque no quiso incidir más en el arbitraje porque «me da mucho miedo...».
Añadía que «debimos marcar más goles para que el rival no encontrara respiro. Pero eso ha pasado a favor, como en Tenerife y Salamanca, y en contra y nos volverá a pasar. En el primer tiempo podíamos dejar el partido sentenciado. En el segundo no encontramos el balón. Pensamos que la mejor forma de ganar era dejar de jugar y cuando más tenían la pelota marcamos el 1-2. Tuvimos una situación para sentenciar y, a partir de ahí por el afán de no perder el botín que tienes, acabas perdiendo una parte».
No le consolaba que los rivales directos tampoco ganaran porque «queda una jornada menos. Me da pena porque diez segundos lo cambian todo y por los chavales. Todo parece que tiene que salir en contra, pero hay que seguir. Eso te endurece y hay que apechugar con ello».
El técnico local, Luna Eslava, destacaba que «injustamente íbamos perdiendo el partido, pero con confianza podíamos empatar el partido y así ha sido. Hemos sido superiores en muchos momentos ante un buen equipo».
GARA
Asier Riesgo detuvo ayer dos penaltis contra el Numancia en el Nuevo Colombino (3-1), una hazaña con la que emuló a Leo Franco. El debarra, cedido por la Real, primero paró a Barkero, al que le detuvo su pena máxima a los 16 minutos para evitar el 0-1, y después a Gorka Brit, ya en la segunda parte y con 2-0 a favor del Recreativo.
Ganó 0-3 al Barakaldo y la derrota del Athletic le permite adelantarle en dos puntos. El Easo mantiene su liderato con un punto sobre el Athletic al ganar 2-0 al Tolosa y el cadete recorta la desventaja con el Athletic a tres puntos tras ganar 3-o al San Ignacio.