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CRÓNICA Salud laboral

Los trabajadores todavía están expuestos a mucho ruido en el trabajo

La legislación europea sobre el ruido en el trabajo varió en febrero de 2006, pero todavía en las empresas no se cumple, porque el nivel de ruido es muy alto. Uno de cada tres trabajadores manifesta que en su jornada laboral tiene excesivo ruido. El INRS francés, además, reconoce que los equipos de protección individual no son muy eficaces.

El ruido es un problema que permanece en los centros de trabajo europeos y los cambios en la normativa reduciendo los niveles aceptables no han mejorado la salud de los trabajadores. La realidad es que uno de cada tres ocupados europeos percibe el ruido como un problema para su salud, lo que supone más de 60 millones de trabajadores. Otros 40 millones deben alzar la voz por encima del nivel de conversación normal para poder ser oídos durante al menos la mitad de su jornada laboral. Está claro que los mecanismos oficiales para obligar a las empresas a que vayan reduciendo los niveles de ruido no se cumplen.

El INRS (Instituto de Investigación y de la Seguridad en el Trabajo) francés insiste en que, aunque se están produciendo avances tecnológicos que minimizan su impacto, sigue siendo un problema importante en la Unión Europea (UE) por la falta de actuación adecuada de las empresas.

El INRS explica que uno de cada tres asalariados del Estado francés reconoce que el ruido «es una molestia principal en el centro de trabajo». En el Estado se declaran al año 600 enfermedades profesionales debido al excesivo ruido y advierte que el 29% de los trabajadores europeos se exponen «a un elevado nivel de ruido durante más de la cuarta parte de su jornada de trabajo». En este sentido, reconoce que «existe una reglamentación precisa y de numerosos trabajos científicos sobre los efectos nocivos sobre las personas», pero manifiesta que «la medición de la exposición de los asalariados en una condición muy compleja».

Por lo que advierte de la necesidad de que las administraciones públicas, tanto en el Estado francés como en el resto de la UE, activen controles a través de médicos especialistas para el análisis del ruido en el trabajo. Los datos que ofrece el INRS se quedan cortos en el conjunto del mercado laboral vasco, puesto que se calcula que el 37% de los trabajadores indica que en su puesto de trabajo el nivel de ruido es «molesto». El instituto de investigación francés, por otro lado, admite que los sistemas de protección individuales contra el ruido no son lo eficaces que debieran.

Equipos no eficaces

La reglamentación europea indica que no se debe superar los valores de 87 decibelios. Sin embargo, el INRS afirma que «se sobreestima el nivel de protección real de los equipos de protección individual, porque muchos de los trabajadores están expuestos a niveles superiores». Este organismo explica dos problemas reales que se producen con esos equipos de protección. «Los valores de debilitamiento reales de esos equipos son inferiores a los valores declarados por los fabricantes. Nos dicen que se comprueban en el laboratorio, pero se hace sobre condiciones ideales, pero en el trabajo, y con condiciones reales, la atenuación del ruido con esos equipos no es eficaz».

Destaca que algunos estudios técnicos practicados «indican una diferencia de entre cinco y quince decibelios». Por otro lado, el INRS reconoce que en el Estado francés, «lo mismo que en muchos países europeos», no se forma de manera adecuada a los trabajadores en la utilización diaria de esos equipos de protección.

Es por ello que el INRS estima que en las mediciones se tenga en cuenta esa baja protección de los equipos de protección a fin de «concebir una actuación sana y saludable para el bienestar del trabajador durante la jornada de trabajo y, sobre todo, en el momento en el que se enfrenta a un mayor nivel sonoro por parte de las máquinas».

Por lo tanto, lo que queda por hacer es conseguir que en los centros de trabajo donde el excesivo ruido sea una constante «se modifiquen los equipos productivos» y, en caso de que no se pueda, que los trabajadores dispongan de los elementos necesarios de protección, teniendo en cuenta que la reducción de los equipos es mínima, aunque en algunos trabajos pueda ser suficiente para garantizar el nivel sonoro permitido por la legislación, que nunca deberá sobrepasarlos 87 decibelios.

En la Industria y en la Construcción se calcula que el nivel de ruido es más insoportable. Un 28% de los obreros de producción afirman estar expuestos a un ruido «muy elevado» durante su trabajo y también los mecánicos.

Juanjo BASTERRA

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