Washington es una fortaleza policial. Por un par de días, el Distrito de Columbia cuadruplicará su población habitual, y tendrá más tropas y agentes que los enviados a Afganistán. El Departamento de Seguridad Nacional, sus 16 agencias y el FBI han intensificado su vigilancia con el despliegue de 45.000 policías y soldados.

Las autoridades cerraron el tránsito de vehículos privados en los puentes sobre el río Potomac, en las cercanías del Mall, donde ayer se celebró un macroconcierto que reunió a cientos de miles de personas y a estrellas como Bono, Bruce Springsteen, Beyoncé, Jon Bon Jovi, James Taylor o Shakira.

Además, personalidades como Martin Luther King III, los actores Jamie Fox, Queen Latifah, Denzel Washington, Tom Hanks, Laura Linney, Rosario Dawson y el golfista Tiger Woods leyeron pasajes históricos. El obispo homosexual Gene Robinson, de la Iglesia Episcopal, fue el encargado de bendecir el concierto, al que Obama llegó con su esposa y el matrimonio Biden.

«Aunque cada cuatro años asistimos a una investidura, la de este año es especial. Hay mucha más gente y coches. Es la primera vez que tenemos un presidente afroamericano, y el entusiasmo es mayor», manifestó a AFP un policía.

El término más pronunciado entre los asistentes era el de «histórico». «Cuando Obama ganó, envié un correo electrónico a un amigo para ver si podía venir. Aunque suene a tópico, quiero ser testigo este momento histórico. Supone un cambio de dirección para este país y quiero formar parte de él. ¡Va a ser fantástico!», exclamó Jet Belgraver, que se trasladó a Washington desde Toronto.

«Podré decir a mis niños que yo estuve allí. Obama va dar al país el sitio que tenía antes. Es suficientemente sólido como para gestionar la situación y será capaz de tomar decisiones difíciles», comentó George Reinalds, que viajó desde Michigan.

Las muestras y declaraciones de euforia se multiplican conforme se acerca el «gran día» en el que Obama jurará su cargo sobre la Biblia que empleó Abraham Lincoln. A la Casa Blanca llegará a bordo de su «Obamamóvil», un auto hecho a su medida. El nombre oficial es Limusina Presidencial Cadillac. Ha sido fabricado por la marca de lujo de General Motors siguiendo la tradición iniciada a principios del siglo XX por la que Cadillac se encarga de fabricar el vehículo presidencial.

Aunque los detalles técnicos son totalmente secretos, se sabe que el blindaje es utilizado en tanques de última generación y llegado el caso, «refleja» la onda expansiva provocada por la explosión, por ejemplo, de un misil. Las puertas tienen un grosor de 203 milímetros.

Otro aspecto inusual de la limusina, que irá a la cabeza de la caravana de vehículos que recorrerá la avenida Pensilvania, es su capacidad de comunicaciones -teléfonos, internet, fax, satélites-. Obama podrá estar en contacto con cualquier persona en cualquier parte del mundo tocando una simple tecla.

Ofrenda a los soldados

Siguiendo con su apretada agenda y múltiples actos públicos, el futuro presidente colocó una ofrenda floral ante la Tumba del Soldado Desconocido y asistió a un servicio religioso en una de las iglesias frecuentada por la comunidad negra y de mayor tradición en Washington.

Bajo un cielo nublado y con temperaturas de poco más de cero grados, acudió temprano al Cementerio Nacional de Arlington, a las afueras de la ciudad, donde están enterrados más de 300.000 soldados.

Vestido con abrigo negro y con solemnidad castrense, depositó una corona de flores en el sarcófago de mármol blanco, esculpido con figuras que representan la Paz, la Victoria y el Valor.

Analistas se preguntan ya cuál será la primera decisión de Obama una vez acabados los fastuosos festejos. David Axelrod, ex jefe de la campaña electoral y actual consejero político del presidente electo, afirmó en la cadena ABC que el primer día de su presidencia, Obama ordenará a los mandos militares que planifiquen la salida de tropas estadounidenses en Irak.