Tres puntos en el Rico Pérez
Oxígeno en dos minutos mágicos
El Alavés finiquitó su mala racha con una victoria ante un rival directo, lo que le permite abandonar los puestos de descenso.
Por fin pudo celebrar el Alavés su primera victoria en 2009 y, por ende, la primera con Javier Mandiola en el banquillo. Tras cuatro derrotas consecutivas, los albiazules se reencontraron con un triunfo que acarreó una recompensa inmediata, al sacar al equipo de los puestos de descenso. Un auténtico balón de oxígeno que acaba con la dinámica, ciertamente desesperanzadora, en la que había entrado el Alavés.
No era fácil la papeleta de los gasteiztarras, que se enfrentaban a un rival directo y, si no en mejor situación clasificatoria, sí más entero anímicamente, después de que la semana pasada se impusiera en su derbi ante el Hércules. Pero los de Manix supieron hacer frente a sus fantasmas y, pese a algunas fases de apuro, fueron superiores.
Aunque los goles llegaron en la recta final, el encuentro estuvo animado en su primer tiempo, que estuvo a punto de comenzar con gol visitante gracias a un disparo a quemarropa de Cuevas que abortó Unanua. Respondieron los locales y el choque entró en una dinámica de toma y daca, con dominio alterno y ocasiones en ambas porterías.
No cambiaron las cosas demasiado tras el descanso, con el Alavés -que para entonces ya había perdido a Cuevas, lesionado-, con ocasiones en ambas porterías.
El acierto, sin embargo, correspondió al cuadro gasteiztarra, que en dos minutos mágicos dejó la tarde sentenciada. En el 74, un cabezazo de Pablo Casar subía el 0-1 al marcador y, dos minutos más tarde, otro cabezazo, éste de Óscar de Marcos y a saque de esquina, establecía el definitivo 0-2.
El final del encuentro estuvo lejos de ser tranquilo, sin embargo, para el Alavés, que acabó con un balón salvado por Kalderon en boca de gol y con un jugador menos durante los diez últimos minutos por la expulsión de Pablo de Lucas, que apenas aguantó siete minutos sobre el césped -saltaba en el 71 sustituyendo a Natxo Garro y veía la roja casi de inmediato-. El equipo no tuvo que lamentarlo y vuelve a respirar.
Javi Guerra
Hizo un partido sobresaliente, convirtiéndose en una auténtica pesadilla para la zaga local. Se empleó a fondo durante los noventa minutos. Fue el motor del equipo.
Las palabras de Javier Mandiola a la conclusión del choque dan buena muestra de cómo sentó el triunfo en la expedición albiazul. «Casi se me saltan las lágrimas con la victoria, porque el equipo lo necesitaba realmente», reconoció.
En su opinión, el Alavés supo jugar con «seriedad», pese a la presión con la que saltaba al césped. «Hemos sido superiores a un equipo que en ciertos momentos nos ha hecho padecer -reconoció Manix-. Hemos tenido fortuna de hacer el primer gol, y además al Alicante no le ha dado tiempo de reaccionar porque hemos sentenciado enseguida».
GARA