Derrota en Ipurua
El juego empeora y las consecuencias también
Segunda derrota consecutiva del Eibar, que desciende hasta la vigésima posición. Ayer no pudo remontar el gol de Dani Pendín, pese a que el Castellón jugó media hora con un hombre menos.
EIBAR 0
CASTELLÓN 1
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
El Eibar vuelve a mirar la clasificación desde la parte baja. El tranquilizador colchón con el que llegó al parón navideño ha desaparecido en sólo tres jornadas. En las dos primeras quedó, al menos, la buena imagen ofrecida por el equipo. Ayer ni siquiera existió ese consuelo. El Castellón ganó porque fue mejor y porque aprovechó su oportunidad. Y ni siquiera el hecho de disputar la última media hora de partido con un hombre menos por la expulsión de Baigorri se le notó demasiado.
También es cierto que el Eibar tuvo sus momentos y que incluso lamentó su enésimo balón al palo de la temporada, pero ofreció durante muchos minutos una imagen de impotencia que acaba con el optimismo creado, pese a los resultados, en las últimas jornadas. Lo peor es que, además, los armeros no disputarán esta vez su «final» en Ipurua, donde hasta ahora ha sabido sacarlas adelante, sino en Tarragona. Un escenario complicado, más aún teniendo en cuenta el pobre rendimiento del Eibar como visitante.
Claro que el fútbol nunca se cansa de deparar sorpesas. Incluso el choque de ayer lo fue, en cierta medida. Por los precedentes inmediatos -esa buena imagen, por momentos incluso espectacular, ofrecida por el Eibar ante Xerez y Girona- y por la trayectoria que venían marcando los azulgranas en Ipurua, donde no perdían desde noviembre, más allá de la entidad de los rivales.
Pero el Castellón fue un hueso muy duro de roer. Saltó mejor plantado que su anfitrión, que necesitó más de un cuarto de hora para acercarse siquiera a Carlos Sánchez. Eso sí, cuando lo hizo, a los blanquinegros les tocó sufrir, porque Alaña en dos ocasiones y Yagüe en otra pudieron adelantar al Eibar.
Juego anodino
El partido despertó, pero volvió a dormirse casi de inmediato. Un remate de Carlos Rubén al palo dio paso a una nueva fase, soporífera, en la que el balón apenas sí rodó por el césped. Y, digan lo que digan los tópicos y los entrenadores rivales, ese fútbol no se le da bien al conjunto guipuzcoano.
No pudo evitar que el choque marchase por los mismos derroteros en su reanudación. O incluso peores, porque el Castellón aprovechó su primera llegada al área en el segundo tiempo -a raíz de un córner, por cierto, inexistente- para que Dani Pendín cabecease el 0-1.
Sólo entoces consiguió parecerse al de jornadas anteriores, gracias sobre todo a sus extremos, muy activos -y los mejores del partido junto a los centrales, que frenaron, no sin trabajo, a Ulloa-. Se añadió al empuje local una jugada que pudo ser decisiva, la expulsión de Baigorri, con media hora por delante.
Las puertas del cielo parecían abrirse pero el Eibar no las franqueó. Por desacierto propio -aunque Tiko en un par de ocasiones e incluso Germán, que reaparecia tres meses después, estuvieron cerca del gol- y por el saber hacer de su rival, que no tuvo excesivos problemas para rentabilizar el gol de Pendín.
Carlos Pouso insiste en que «queda un mundo», pero también reconoce que la situación del Eibar no es la ideal, más aún tras un tropiezo que le condena a pasar la semana en el vigésimo puesto de la clasificación. «Si no estuviera preocupado sería un inconsciente, porque soy el máximo responsable», reconoció.
En lo que respecta al choque ante el Castellón, admitió que su equipo no estuvo fino en la primera parte. «Sabíamos los resultados de ayer y éso crea necesidad y ansiedad -explicó-. Es lógico que el equipo juegue con nervios y es normal que pierdas precisión. Y el Castellón nos ha apretado bien». Consideraba, de todos modos, que «para lo poco que ha hecho el Castellón, se ha llevado mucho» y recordó que el gol visitante llegó de un córner «que no ha sido y con una falta a Ander (Alaña)».
Pouso, de todos modos, admite que, más que mirar a los rivales, es el propio Eibar el que debe mejorar su rendimiento porque «21 puntos son pocos. Con éso no llega y estamos perdiendo balas. Soy el primero que reconozco que podemos hacerlo mucho mejor», aseguró.
A.U.L.