La Comisión del Mejillón Cebra, coordinada por la Agencia Vasca del Agua, aclaró el jueves en una reunión que todavía este molusco no ha logrado expandirse en aguas vascas más allá del Ebro. «Hasta este momento sólo se ha detectado la presencia de larvas en dos de los tres puntos de control en el embalse de Ullibarri», explicaron. Aún así, la presencia de esta especie invasora «es muy pequeña, está por debajo del valor de 0,05 larvas por litro», aseguraron los expertos.

Ante el peligro que esta presencia suponía -y supone-, el verano pasado la comisión adoptó diferentes medidas para evitar que las larvas se extendieran al resto de masas de agua. Para ello, decidieron confinar las embarcaciones y maquinaria hidaúlica utilizada en el pantano, así como el uso de flotantes. Además, recomendaron a los usuarios que «desinfectaran las sandalias, cubos o los manguitos» que habían sido utilizadas en las playas del pantano.

Vuelve la alerta

Según miembros de esta comisión «el peligro volverá», ya que en primavera y verano la subida de temperatura del agua «facilita la reproducción y extensión del mejillón cebra». En consecuencia, está previsto que en mayo se reanude la campaña para controlar la posible presencia de larvas o mejillones adultos. Los expertos intentarán que «las larvas no lleguen al pantano colindante de Urrunaga».

Aun así, en esta reunión, las administraciones responsables de la materia reconocieron la «dificultad de impedir que este molusco llegue a las cuencas cantábricas». La Comisión del Mejillón Cebra explicó, también, que en estos momentos trata de «centrar sus esfuerzos» en retrasar el mayor tiempo posible la llegada de esta especie invasora. Por otro lado, otro de los objetivos se basa en «avanzar en fórmulas que reduzcan los daños que causan en los sistemas hidraúlicos» mediante novedosas técnicas biológicas que permitan reducir su expansión, según dieron a conocer.