Aunque la visita al Almería toca ya la puerta, en el Athletic se sigue dando vueltas a lo sucedido el jueves frente al Sporting. Ninguna tragedia, desde luego, teniendo en cuenta que un solo gol bastaría a los rojiblancos para lograr el pase a semifinales, pero sí un pequeño disgusto, que cortó el ambiente de euforia que se estaba viviendo en Bilbo y que invita a las reflexiones de todo tipo.

La que se lleva la palma es la que se refiere a las rotaciones. O, en el caso del Athletic, a la ausencia de estas y sus consecuencias. El jueves parecieron evidentes: el Sporting, con ocho cambios en el once, fue superior a un anfitrión que ofreció las primeras muestras de cansancio desde que comenzó el maratoniano mes de enero. El propio Joaquín Caparrós reconoció, en la rueda de prensa posterior al choque, que a su equipo le faltó «frescura».

No es de extrañar. El Athletic ha disputado seis encuentros en los últimos 18 días y las variaciones en las alineaciones han sido mínimas. Joaquín Caparrós depositó su confianza en un grupo bastante reducido de jugadores y, una vez correspondida, no se la ha vuelto a retirar. Y aunque la confianza siempre es de agradecer, también tiene su reverso oscuro, como la fuerza de los Jedi: una docena de hombres lo ha jugado prácticamente todo desde que comenzó 2009. Seis partidos en los que, además, buena parte del éxito ha pasado por las altas revoluciones con las que ha encarado el equipo sus compromisos, redoblando por tanto el desgaste.

En total, Joaquín Caparrós ha utilizado a 19 jugadores, pero la aportación de algunos de ellos ha sido prácticamente testimonial. Es el caso de Etxeita, con 17 minutos disputados, de Yeste con 70, de Ustaritz con 90, o incluso de Joseba Etxeberria y de David López -el riojano comenzó el año lesionado-. Los minutos tampoco han sido excesivos para Toquero o Gurpegi, pero sí sus intervenciones, algo que han agradecido compañeros como Ion Vélez, Javi Martínez o Pablo Orbaiz, a quienes habitualmente han sustituido en la recta final de los encuentros.

Descontando a todos ellos, el grupo de confianza de Caparrós se reduce a una docena de nombres. Se llevan la palma Gorka Iraizoz y Andoni Iraola, que han disputado los seis encuentros al completo; pero no les van a la zaga Fernando Llorente, Aitor Ocio, Javi Martínez y Pablo Orbaiz, que apenas se han dado un respiro. El grupo de elegidos lo completan Fernando Amorebieta, Ion Vélez, Markel Susaeta, Igor Gabilondo, Koikili y Mikel Balenziaga; aunque la balanza en el caso de los dos últimos empieza a inclinarse descaradamente del lado del de Otxandio, que ha sabido aprovechar su oportunidad.

Algo que no puede decir otra media docena de rojiblancos, que ni siquiera ha disfrutado de una. Condenados al ostracismo, Armando, Muñoz, Del Olmo, Iñigo, Garmendia y Murillo -aunque los dos últimos están lesionados- se resignan a ver a sus compañeros desde la grada.

Gurpegi se reivindica

El debate no es cuestión exclusiva del entorno rojiblanco. Lo sucedido el jueves también se estudia en el vestuario y los menos habituales, lógicamente, reivindican su aportación.

Lo hizo ayer Carlos Gurpegi, para los que «uno de los puntos débiles fue que el cansancio hizo mella en varios jugadores, porque son muchos minutos». «Son muchos partidos -corroboró Joseba Etxeberria- y, encima, nosotros somos un equipo de mucho desgaste porque para ganar los partidos tenemos que hacer mucho esfuerzo».

Gurpegi reconoció, de hecho, que si fuera entrenador, «haría cambios porque hay gente que está cansada». Lo cierto es que el navarro puede tener su oportunidad mañana, merced a la sanción de Javi Martínez. Y, evidentemente, espera aprovecharla. «A ver si conmigo se puede dar un caso parecido al de Igor (Gabilondo) y Koikili», deseó.