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Raimundo Fitero

Ojo al dato

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El pasado jueves terminó la décima edición de GH con máximo de audiencia de la temporada y dejando a muchos de los programas que colisionaban en competencia horaria en sus resultados mínimos. Son datos de esa caja negra de Sofres donde se encuentran los argumentos, los porcentajes y las estadísticas para después tomar decisiones los programadores y que, en teoría, se alimenta de nuestras opciones constantes con el mando a distancia. Obviamente, Tele 5 coloca el programa, lo promociona, le da vuelo, pero después son cuatro millones ochocientos mil telespectadores los que voluntariamente se colocan a ver el desenlace de algo que, dicho sea de paso, en esta ocasión no me ha provocado ningún interés, ni sociológico, ni sicológico, ni profesional ni como entretenimiento. Era ver a Mercedes disfrazada, gritando, haciendo declaraciones en mayúsculas y automáticamente aparecía mi ángel de la guarda y cambiaba de canal. El desenlace parece que fue el previsible, ganó el favorito de la presentadora y madre del cordero.

Pero en la comparativa con los números absolutos nos encontramos con otro dato a tener en cuenta, ya que en su primera edición, la final la vieron más de nueve millones de telespectadores, lo que viene a colocarnos ante una perspectiva bastante interesante, el formato ha perdido fuelle, pero sigue siendo un buen granero de audiencias y la cadena Tele 5 en esta edición lo ha utilizado como cortafuegos en todos los días de la semana, algo a tener en cuenta. En Cuatro, sin ir más lejos, están buscando desesperadamente sucedáneos, pero van de fracaso en fracaso hasta que se cansen de tirar millones de euros por el vertedero rojo.

Por hacer un poco de memoria, la edición de GH del año dos mil seis fue la de menos audiencia, tres millones ochocientos mil. En términos porcentuales, que tanto importa para la publicidad, del setenta por ciento de la primera, al treinta y uno por ciento de la recientemente finalizada. Menos de la mitad ahora, pero es que hay mucha más oferta, la fragmentación es una realidad en crecimiento y tener más del treinta por ciento en cuentas estatales es, en estos momentos, un éxito de notable consideración.

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