Habrá que esperar los cien días de rigor antes de empezar a analizar la gestión de Alex Aranzabal al frente del Eibar. No hay quien se resista, sin embargo, con datos en una mano y la bola de cristal en la otra, a configurar un perfil del nuevo presidente azulgrana. Y no hay sorpresas en el primer esbozo: presenta claroscuros, como todos. En el debe, y aunque las comparaciones sean odiosas, un trato menos cercano que el de su predecesor; aunque tampoco es mucho decir, teniendo en cuenta que se trata, probablemente, de uno de los puntos fuertes de Jaime Barriuso. Como contrapartida, un perfil profesional espectacular, en la línea de aquellos JASP que tan famosos hizo la publicidad hace algún tiempo: con 34 años, Aranzabal es doctor en Economía y Dirección de Empresas, licenciado en Empresariales, miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y, desde los 28, director general de Herri-Irratia. De vuelta a las de arena, es precisamente ese cargo el que mayores recelos suscita, ante una posible confluencia de intereses, no en vano su medio cuenta con una emisora en Eibar, con la información sobre el club azulgrana como uno de sus principales reclamos. El propio Aranzabal se comprometió ayer a dispensar un trato igualitario a todos los medios, así que junto a los famosos cien días, habrá que concederle también el beneficio de la duda. Para un buen sabor de boca final, toca otra de cal: no parece que vaya a pecar de presidencialismo y sí delegar en un equipo directivo con las funciones bien definidas y buena relación.