Aunque faltan tres meses y medio para el verdadero, el Athletic vive hoy su propio Día D. Cerquita de unas playas bien parecidas a las de Normandía, el equipo rojiblanco se juega su principal ilusión de la temporada. Y como en las guerras más cruentas, no se harán prisioneros: toca ganar o morir. Poniéndose menos trágicos, hacer planes para el próximo miércoles, cuando se disputa la ida de la semifinal copera, y seguir alimentando la esperanza, o volver a casa con las orejas gachas.

Muy gachas, en el caso del Athletic, que ha apostado descaradamente por la Copa. Lógico, tanto por el palmarés del club en este torneo, como por tratarse del camino más asequible para alimentar a una afición famélica, bien con billete europeo, bien, por qué no, con un título. Si a alguien le quedaba alguna duda sobre la importancia que se concede a este campeonato, Joaquín Caparrós acabó de despejarla el pasado fin de semana, cuando se llevó a los jugadores menos habituales a Almería, para tener fresco a su once de gala.

No hay demasiadas elucubraciones que hacer, por tanto, a la hora de adelantar el batallón con el que buscará el técnico la cabeza de playa. Sólo Gorka Iraizoz y Koikili, definitivamente asentado en el once -Balenziaga ni siquiera viaja-, se mantienen del experimento del domingo, aunque Fran Yeste y Gaizka Toquero, descartados hace una semana para el choque ante el Sporting, se hacen hueco en la convocatoria. El once será casi idéntico al de entonces, con la entrada de David López por Markel Susaeta.

El factor campo

El resultado, por fuerza, diferente, aunque en Gijón parecen estar dedicando bastante tiempo al ensayo de penaltis. No los necesitará el Athletic en caso de empate con goles; lo único positivo del resultado de la ida, cuando los bilbainos no supieron hacer bueno el factor campo. Sí quiere hacerlo, evidentemente, su rival en un Molinón que, según Manolo Preciado es «como San Mamés, aunque más pequeño, pero se grita y se anima más».

No parece importarle mucho a un Caparrós para el que su equipo «ya ha demostrado que se ha crecido en campos como los del Betis o Atlético. Quizá haya algo antes de que empiece el partido, pero una vez que se pone a rodar el balón es otra historia», aseguró.

El técnico andaluz augura un partido «totalmente abierto», «físico y largo. Hay que tenerlo todo controlado, por eso llevamos gente con una capacidad física buena». «Habrá que estar muy centrado -añadió- porque cualquier descuido te puede costar quedar eliminado».