No es posible secar las nubes ni atar al viento
Cuando todavía la población no había terminado de sobreponerse del susto provocado por el ciclón que azotó buena parte de Euskal Herria el pasado fin de semana, ayer la meteorología volvía a ser noticia de primera magnitud, especialmente en Bizkaia. Ríos desbordados, daños materiales, angustia en muchas familias por la amenaza de males mayores y, afortunadamente, ningún herido de gravedad que lamentar. Las elevadas precipitaciones pusieron a Bilbo en situación de máxima alerta, y cuando la Policía Municipal ordenaba el desalojo del Teatro Arriaga, la Biblioteca de Bidebarrieta, el Mercado de La Ribera y los comercios del Casco Viejo, aquel nefasto agosto de 1983 brotaba desde lo más profundo de la memoria colectiva para hacer cruzar los dedos a la espera de una pleamar que, al final, quedó en amenaza.
El día después, los ríos rebosan, pero de tinta en busca de explicaciones y responsabilidades a riadas y derrumbamientos, a atascos y copiosos daños económicos, clamando desde innumerables púlpitos para que no vuelva a suceder. ¿Que no vuelva a suceder? ¿Se atará al viento?, ¿pondrán tapones a las nubes? A todas luces, ése no es el debate. Porque no está dentro de las capacidades humanas reducir a cero los riesgos inherentes a la naturaleza y menos cuando han sido los humanos quienes han invadido todos y cada uno de los espacios reservados por la naturaleza para liberar sus tensiones. Habría que preguntarse qué tipo de sociedad es aquella cuya presión la vuelve incapaz de soportar las inclemencias de la nieve, el viento o la lluvia, cuando, a pesar de todas las alarmas, sólo son lo que son: fenómenos meteorológicos.
«Urtarrila euritsu, urtea dirutsu», dice el refrán, y nunca falta quien trata de aprovechar tesituras de crisis, sean meteorológicas o de otra índole, para tratar de sacar provecho arrimando el ascua a la sardina propia. Porque este intenso enero ha dejado imágenes curiosas, no sólo de nieve, viento y chubascos, sino también la de todo un lehendakari campañeando en una rueda de prensa para recomendar quitar los tiestos de los balcones. Sería positivo que pusiese ese afán a la hora de construir represas frente a otro tipo de ataques que sufre Euskal Herria.