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OCHOMILES Invernal

Makalu invernal Urubko y Moro cierran el ciclo de 29 años

El kazajo y el italiano escalan el pasado día 9 el único ochomil nepalí, el Makalu (8.463 m), que no contaba con una ascensión en invierno. Los dos alpinistas realizaron la escalada en una gran estilo: rápido y ligero.

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Andoni ARABAOLAZA

9 de febrero. 7 minutos para las 2 de la tarde. Fuertes rachas de viento e intenso frío. Ultimos pasos en el Makalu.

«Tina, hemos cerrado el círculo. El Makalu ya no es virgen en invierno. Después de 29 años, Denis y yo hemos escalado hasta la cima, hasta el último centímetro. Ha sido increíblemente duro, con muchísimo frío y viento. 7 minutos antes de las 14.00 hora local. Comenzamos unos pocos minutos después de las 6 de la mañana. Escalamos muy bien, con regularidad, pero durante las últimas tres horas tuvimos que pelear con un vendabal. El Makalu no quiso que pusiéramos el pie en la cima. Pero lo siento, lo hicimos. Se ha escrito otra pequeña página de la historia. Ahora sólo quedan los 5 picos del Karakorum».

Eran las primeras palabras que salían de boca de Simone Moro una vez alcanzada la cima del ochomil nepalí; el único que quedaba por ascender en invierno. Junto al italiano también pisaba cumbre el kazajo Denis Urubko: una cordada que ha ya escrito otra página en la historia del himalayismo.

Sin ningún lugar a dudas, la actividad de este tándem ha sido espectacular. A diferencia de las dos propuestas invernales para los ochomiles en invierno, Nanga Parbat y Broad Peak, la de Urubko y Moro se iba a desarrollar enteramente en el invierno oficial y no en el nepalí que comienza el 1 de diciembre.

Rápidos y ligeros

Tras varios problemas con el porteo, la cordada llega al campo base el 20 de enero. Para aclimatarse, realizan varias incursiones en la montaña, en la vía noroeste o normal que fue la escogida. Durante esa fase tienen la oportunidad de pasar noche justo debajo del Makalu La a 7.400 metros.

Como suele ser habitual en esa estación del año, el intenso frío y el viento muestran su peor cara. A pesar de todo, no cejan en su empeño, y para el día 7 ya están preparados para el ataque definitivo. Su meteorólogo, Karl Gabl, les informa desde Innsbruck que, según las previsiones, el domingo 8 haría vientos de 70 km/h y el lunes, el de la cima, sería mejor.

Salen del campo base, y en el día llegan hasta los 6.900 metros. Al día siguiente, con viento y temperaturas de hasta 40º bajo cero, vivaquean a 7.700 metros. La última jornada también sería muy dura (rágafas de 120 km/h), pero se hacen con el objetivo: ya no hay más ochomiles vírgenes en invierno en Nepal.

Así pues, han tenido que transcurrir 29 años desde el primer intento invernal del «Gran Negro»para que se rompiera el maleficio. Fue el italiano Renato Casarotto y compañía los que intentaron escalar la quinta montaña más alta de la Tierra; después ha habido casi 10 expediciones más buscando el mismo objetivo. El último, el llevado a cabo el año pasado por el propio Urubko junto a Serguey Samoilov, quienes se tuvieron que dar la vuelta a 7.500 metros.

Rápidos, muy rápidos, y ligeros, muy ligeros; un gran estilo al alcance de muy pocos. Urubko y Moro lo han conseguido.

gran actividad

La cordada Urubko-Moro se ha hecho con la primera invernal al Makalu en un sobresaliente estilo: rápido y ligero. Primer ochomil invernal para el kazajo y segundo para el italiano (también Shisha Pangma).

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