La cantante Beyoncé sigue intentando triunfar en el mundo cinematográfico con comedias musicales de inspiración biográfica, aunque en «Dreamgirls» fue su compañera de reparto Jennifer Hudson la que se llevó el Óscar como Mejor Actriz Secundaria, y eso que su personaje recordaba a una estrella de la canción tan carismática como Diana Ross. No se rinde y ahora trata de emular en «Cadillac Records» a Etta James, con un corte de pelo y un teñido color platino similares que no disimulan la diferencia de rasgos faciales entre ambas, más redondeados en el caso de la mítica dama del blues. No deja de ser una de las tantas figuras reconocibles en una película coral, que homenajea a todos los artistas del sello discográfico Chess, junto con su fundador Leonard Chess, que le dio el nombre. Adrien Brody encarna al hombre de negocios blanco que supo potenciar el blues negro de Chicago en los años 50 y sacarlo del gueto en el que se encontraba, gracias al descubrimiento de músicos de la talla de Muddy Waters.

La admiración que empezaron a sentir los jóvenes blancos por estos grandes músicos afroamericanos, precursores del rock and roll, queda reflejada en la secuencia en que un grupo de fans se acerca a Muddy Waters para pedirle un autógrafo y le confiesan, emocionados, que se han puesto el nombre como banda cogiendo el plural de su canción «Rolling Stone». Todos aquellos que intervienen imitan a sus referentes correspondientes, no sólo en el físico, sino también en la voz. Sorprende escuchar al rapero estadounidense Mos Def cantando temas de Chuck Berry, pero, al igual que el resto de imitadores incluidos en la banda sonora, no lo hace del todo mal. Aunque para transformista Cedric the Entertainer, intérprete que clava a Willie Dixon.