«El punk es una actitud de rebeldía e inconformismo con lo que te rodea»
Claus GROTEN
Bajo y voz de Vomito
Pablo CABEZA | BILBO
La historia de Vómito Social (después, simplemente Vómito) se inicia en febrero de 1984. El ambiente punk de Euskal Herria, gestado por la situación social, política y mimética (punk británico) propicia que un joven de 15 años, Dani Bordonaba, batería, y otro de 16, Claus Groten, bajo, le den vueltas al ritmo de su vida y se animen a crear una réplica de las bandas punk del momento. La idea de grupo se la presentan a su amigo Víctor Pérez, quien se convierte de inmediato en el vocalista de la banda. Víctor se trae consigo a Mikel Martínez Johnny, un chico de Iruñea que por aquella época paraba por Irun. Los nuevos componentes tienen 20 años. En una fiesta de la primavera, organizada en Irun el 21 de marzo, y con tan sólo tres semanas de ensayo, el aguerrido cuarteto se planta en escena para tocar con toda la ira de Dios tres temas: «Cerebros podridos», «Animales muertos» y «Réquiem final». En diez minutos se despiden, impactan al personal y dejan la fecha señalada como aquella en la que, por primera vez, tocó una banda punk en Irun. Luego tocaron Anti-Régimen, también tres o cuatro temas, Bolingas Anónimos y Stereo (posiblemente). Vómito Social perduran con esta formación hasta setiembre, mes en el que Mikel se ausenta de Irun por graves problemas personales. No obstante, antes de la marcha, el cuarteto materializa su primera maqueta, «Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, pero la policía es eterna».
Iñigo Muguruza les sugiere que le planteen a un chico llamado Joseba López si quiere ser el nuevo guitarra de la banda. Joseba era un músico con el que Iñigo había tocado en Des-band, un grupo que tocaba canciones de muy diversa índole. Joseba acepta y aprovechan el cambio para acortarse el nombre. Como Vómito actúan por primera vez en La Pizzeria de Irun, un bar por el que pasaron numerosas bandas tanto de la ciudad como de fuera, a primeros del 85. En ese mismo año publican su segunda demo, «¿No es esto terror?» La buena aceptación de la cinta y los punzantes directos consiguen que Vómito sea una de las formaciones invitadas del recopilatorio «Skalherria punk» (1986), donde comparte estrías con Virus de Rebelión, de Larraga, Txorromorro, de Donostia, y Korroskada, de Gasteiz. Joxemi Redín, de Virus de Rebelión, es el guitarra de los populares Ska-P desde el inicio, así como el responsable del grupo NoRelax, ya con dos trabajos en la calle. «Skalherria punk» trasciende más allá de E.H.; de hecho, el recopilatorio se convierte en uno de los discos más vendidos de la época. Logra el éxito incluso en varios países latinoamericanos. Es el momento más dinámico del RRV y Vómito comienza a tocar en una buena parte de los festivales más importantes del momento. Su popularidad se lo pone fácil a Discos Suicidas para lanzarles el álbum debut, «Vómito» (1987), también de intensa repercusión.
La nueva situación es exigente. Requiere disposición y ciertos sacrificios. Bajo estas circunstancias, Vómito pierde a Joseba y Dani; entran en su lugar Bingen Arcas, recomendado por Javi Sayés, del fanzine «Destruye», quien se trae consigo al batería Álvaro Enparanza Pato. Con esta nueva alineación debutan en junio del 88, en el polideportivo de Arrasate junto a Eskorbuto y M.C.D.
El siguiente año y medio Vómito no se prodiga tanto. Claus se encuentra estudiando en Bilbo Bellas Artes. Con todo, en el 90 tienen en la calle «A un paso de la locura», ya con un cierto cambio estilístico. En el 93 aparece «El ejercicio del crimen», año en el que el vocalista ya comienza a resentirse de una grave enfermedad por aquellos días imparable. Víctor propone a la banda que se busquen un nuevo cantante, pero el grupo desestima la idea. En los ensayos suele ser Claus quien se hace cargo de la voz para descanso de Víctor. El nuevo disco está preparado, intuyen que pueda ser el último que grabe, por lo que tiene que ser especial. En el mismo estudio, Bingen les plantea un ultimátum, pues no está de acuerdo con la orientación musical. El suceso concluye con Bingen fuera y con Mikel González El Gordo, a la guitarra. Hablan con Discos Suicidas, quieren renunciar a parte de los royalties del disco para pasar más tiempo en el estudio, idea que se acepta. El resultado es «La circulación en el laberinto». Claus recuerda que fue un álbum traumático, pero «también nuestro disco más elaborado en lo musical y donde la voz de Víctor, lejos de mostrarse resentida, suena mejor que nunca, potente, a la vez que torturada». En junio de 1995, Víctor, un buen amigo de Fermin Muguruza y con el que siempre subía a cantar «Mierda de ciudad», fallece. El golpe emocional es duro en todo el circuito. Víctor sería una de las primeras víctimas de una vida tan intensa como escasa en información sobre las consecuencias de ciertas prácticas estimulantes. Su muerte deja tristeza e infinidad de amigos. Con Claus a la voz y nuevos componentes, Vómito se mantiene hasta el 98, año en el que la banda muta a Radio Terror, iniciándose una nueva etapa y otra historia.
En 2008, Asier Mendizabal, un entusiasta de la escena local, completa un vinilo con tomas inéditas en directo de Vómito, en una labor de buceo inmejorable y, además, con una presentación muy cuidada. Un trabajo concienzudo de auténtico fan. Tras la edición de «Siempre fue terror», en mayo de 2008, a los dispersados Vómito les ronda la idea de un posible regreso. Tras unos primeros contactos, en noviembre se ponen de acuerdo para el inicio de una nueva etapa y el 6 de diciembre celebran su primer ensayo en Astigarraga. Ahora son: Álvaro Enparanza, Mikel González, Fermín López y Claus Groten, a quienes puedes ver mañana en la sala Tunk de Irun junto asus amigos de Afonia, quienes presentan su nuevo disco. La próxima cita con Vómito será el 21 de marzo en Plateruena, Durango.
¿Cómo se encuentra cantando al frente de Vómito y tocando el bajo?
Ahora me empiezo a sentir muy cómodo. Arrastraba un pequeño complejo, porque cuando empezamos era poco más que un crío, aún me estaba cambiando la voz, y a la que me descuidaba soltaba unos gallos terribles. Pero desde finales del 93 empecé a cantar con regularidad en los ensayos y fui pillándole el punto poco a poco. Cantar y tocar el bajo a la vez no me supone mayor problema; al contrario, es mucho más divertido. Voy conociendo mis propios recursos.
Vómito fue tomando un tinte oscuro con el paso del tiempo. ¿Amores por Lovecraft y sonidos siniestros? ¿Fue una querencia suya? ¿«A un paso de la locura» es el disco de inflexión en sonido y textos?
Efectivamente, a la vez que íbamos progresando como músicos, también íbamos formando nuestra personalidad. En la primera época nos parecíamos más a otros muchos grupos punk, rabiosos y anti-sistema, todos con temáticas y estilos bastante parecidos. «A un paso de la locura» supuso la culminación de ese proceso de transformación, donde nos abrimos estilísticamente tanto desde el punto de vista musical como literario. La literatura y el cine fantástico-terrorífico, que tanto a Víctor como a mi nos fascinaban desde niños, nos proporcionó material para hablar de nuestras inquietudes, de nuestra visión de las cosas, utilizando una poética de lo macabro, lo siniestro y lo sangriento. En cuanto al tema de las letras, hasta ese disco el trabajo se repartía entre Víctor y yo. Para «A un paso de la locura», yo aporté todas las letras salvo «Ley de vida» y «No puedo parar». Lo mismo que para «La circulación en el laberinto». Así que, de alguna manera, me he sacado una espina y voy a poder cantar las canciones que, en su mayoría, he compuesto.
Han grabado viejas canciones en los estudios de Mikel, ¿cómo las ven y las sienten con la sonoridad actual».
Es un lujo contar en la banda con Mikel, que, además de un tremendo guitarra, es un magnifico técnico de sonido, productor y arreglista. Y, en efecto, tiene un pequeño estudio de grabación al que sabe sacar un rendimiento increíble. Así que cuando llevábamos cuatro o cinco ensayos nos juntamos para regrabar varios de nuestros temas, que pueden escucharse en nuestro myspace (vomito2009). La experiencia ha sido acojonante. Si Vómito llegó a algo, a pesar de la poca experiencia musical de nuestros inicios, es porque teníamos un puñado de buenas canciones. Ahora nos apetece ver lo que podemos hacer con ellas y con lo que sabemos ahora.
¿Queda algo de punk en la vida, en la sociedad actual, en los sueños...?
Por supuesto. El punk es una actitud de rebeldía, de inconformismo con lo que te rodea, pero también contigo mismo, de cuestionarte las cosas mientras buscas tu camino. En mi caso, he tenido la suerte de poderme buscar la vida en el terreno artístico, dando salida a mi necesidad de expresión. Y como ejemplo de actitud punk aquí, va la sinopsis de «Dientes de leche»: «De noche tres niños sentados alrededor de una mesa, se arrancan sus últimos dientes de leche, su último resto de inocencia, mientras recuerdan las mentiras de los adultos». Ni que decir tiene que la cosa acaba con sangre, bueno, je, je, y también empieza. Y, para colmo, uno de los tres niños protagonistas es Víctor, mi hijo mayor. Así que el que diga que ya no tenemos tanta mala leche que tenga cuidado, porque no nos conoce.
No fue un concierto extenso, pero la semana pasada tocaron en Arrasate. ¿Cómo fue la experiencia?
Nos fue muy bien. Todo el público era punk y Oi! La mayoría, chavales entre los 20 y los 25 años y que nunca nos habían visto antes. Flipamos al comprobar que se sabían todas las canciones. Tuvimos un público entregado.
kultura
«En la primera época, nos parecíamos más a otros muchos grupos punk, rabiosos y anti-sistema, todos con temáticas y estilos bastante parecidos»
«La literatura y el cine fantástico-terrorífico, que tanto a Víctor como a mí nos fascinaban desde niños. Nos posibilitó hablar de nuestras inquietudes, de nuestra visión de las cosas utilizando una poética de lo macabro»
«Si Vómito llegó a algo, a pesar de la poca experiencia musical de nuestros inicios, es porque teníamos un puñado de buenas canciones. Ahora nos apetece comprobar lo que podemos hacer con ellas y con lo que sabemos ahora»
«En aquel momento, para nosotros, 'A un paso de la locura' supuso la culminación de ese proceso de transformación, donde nos abrimos estilísticamente tanto desde el punto de vista musical como literario»
En setiembre de 1984, tras un concierto celebrado en Altsasu, a Jualma, bajo de Eskorbuto, le roban su instrumento. Jualma decide que sin bajo no se queda. Víctor y Claus llevan su bajo al coche, instante en el que les salen siete tíos, entre ellos Josu Eskorbuto, guitarra y voz. Victor corre a pedir ayuda y a Claus le arrebatan a mamporros el bajo, aunque no sin oponer una fiera resistencia. Los agresores marchan con el botín y se quedan Josu y un colega. Josu le dice que le dejan la chupa porque la ha defendido con «un par de cojones». Dicho esto, ambos salen por patas ante la pandilla de Víctor que ya se acerca, más de cien. Todos, a la búsqueda. Son la 4 y no hay tren hasta las siete de la mañana. Claus da con uno de los rapados. Éste le saca medio metro. Pero Claus pega un salto y le arrea un cabezazo del que debieron de haber muerto los dos. Un colega de Claus abre una navaja para rajar al skin, conmocionado en el suelo. Claus evita el destripe, pero el sujeto queda de rehén. Minutos después encuentran a otros dos, a quienes trincan. Los dos «presos» hacen señas a un land-rover de la Guardia Civil que viene por la carretera, pero éste frena, ante la sorpresa del tumulto, y se da la vuelta. Finalmente, aparece Josu: que quiere negociar. Devuelve el bajo y todo se calma. La historia es cierta, pero también hubiese podido ser uno de los cortos para cine que Claus Groten lleva filmados y dirigidos. Un artista integral que se mueve con plena soltura con la cámara, los pinceles, la música, los guiones... ¿Regresar por dinero? «En absoluto, cada uno tiene su vida», apunta Groten.